Jaime Avilés (@desfiladero132)
18 de febrero de 2017.-¿Cómo empezó la polémica por la matanza de Nayarit? Así: la noche del jueves 9 de febrero, el presidente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, estaba en Tepic al mismo tiempo que, desde múltiples ángulos de esa ciudad, la gente veía un cono de luz que bajaba del cielo y lanzaba decenas de proyectiles con una ametralladora.
Manuel Bartlett escribió en El Universal que esa ametralladora puede disparar 600 tiros en un minuto. Polemón calcula que 600 tiros en un minuto son 150 en 30 segundos y 75 en quince. Bartlett precisó que la ametralladora tiró durante siete segundos.
López Obrador denunció, al día siguiente, recogiendo testimonios locales, que en la matanza habían perecido jóvenes y menores de edad, quizá dos bebés. En Nueva York, Enrique Ochoa Reza, líder histórico del PRI desde que lo nombró Videgaray hace unas semanas, cogió la pelota de botepronto. Leyó el sábado 11 las declaraciones que AMLO hizo en Nayarit el viernes 10 y le exigió presentar pruebas de que en el “operativo” habían muerto dos nenes.
Un video obtenido por la periodista Carmen Aristegui mostró el aspecto de la casa que ametralló el helicóptero: por un instante sale un biberón con leche. En redes sociales se dijo que había pañales y ropa de bebé. Ochoa Reza desbordó su imaginación y amenazó con demandar a AMLO “por declarar falsamente contra las fuerzas armadas y en particular contra la Marina Armada de México”.
Miguel Ángel Osorio Chong eludió el tremendismo de su inexperto líder histérico y quiso contrarrestar la afirmación de que los jóvenes asesinados tomaron “el camino de las conductas antisociales” por falta de oportunidades para ganarse la vida legalmente.
“Estos corruptos, en vez de darles opciones de trabajo a los jóvenes, los han orillado a tomar el camino de las conductas antisociales, y los quieren enfrentar con plomo, con fuego; enfrentar violencia con violencia, el mal con el mal, quieren apagar el fuego con el fuego”, dijo López Obrador (según el Reforma del 11 de febrero).
Responsable personal de las matanzas de Nochixtlán e Ixmiquilpan entre muchas otras, Chong contestó: “Quien afirme que esas personas se dedicaban a esas actividades por falta de oportunidades, estoy seguro que trata de lucrar políticamente con un mal que ha lastimado a muchísimas familias“. Y después dijo que la matanza había sido una acción “patriótica”. En respaldo de Chong, el secretario de Marina, Vidal Soberón, ofreció un ameno relato del enfrentamiento, hablando con soltura coloquial, para ponerle sabor al caldo.
Por último se oyó el chillido de un ratoncito y Margarita Zavala escribió en Twiter:
.@lopezobrador_ ataca a la Marina sin pruebas. Que las presente. La seguridad del país no admite guiños a delincuentes. #Nayarit
Para cerrar con broche de oro, en pleno San Valentín, el gobierno de Nayarit publicó la gracia, el lugar de nacimiento y la edad de 13 hombres que murieron en la casa o en dos lugares cercanos a ésta. Ninguno era menor de edad, como había dicho AMLO en un principio, pero varios de ellos eran menores de treinta años, y entre los mayorcitos había tres que antes de ser narcos fueron soldados y después policías.
Todos, al igual que Guadalupe Acosta Naranjo, eran de Sinaloa, pero habían emigrado a Nayarit para salir de la miseria. Al margen de la matanza de Tepic, la polémica desatada por la denuncia de AMLO atravesó otras discusiones de no menor calibre.
La lucha popular contra el gasolinazo, la incontinencia verbal de Trump contra el silencio de Peña Nieto; la convocatoria, el desorden y las justificaciones ridículas de Aguilar Camín, Mauleón y otros telectuales del aparato propagandístico de la dictadura, acerca del fracaso de la marcha #VibraMéxico; el exitoso mitin de AMLO en la placita Olvera de Los Angeles, el fiasco de los viajes de Clavillazo y Cachirulo (Enrique Ochoa y Ricardo Anaya) a Estados Unidos y la presión de Salinas (a través de los militares) para que el Senado apruebe la ley de seguridad interior que permitirá a la Marina y al Ejército entrar a darnos seguridad en el interior de nuestros domicilios.
Todo tiene que ver con todo en política. La distorlongada respuesta de Clavillazo a AMLO, la desnutrida declaración de Chong, el chillido de Margarita tienen un traspatio: según las encuestas, el secretario de Gobernación ha caído diez puntos en la aceptación del público, y esos diez puntos se han ido a Morena, mientras la señora Zawallace se ha estancado.
No creo en las encuestas: creo, más bien, que los aparatos de poder están mandando señales desde Los Pinos. Si Chong fue inflado artificialmente para que corriera todo el sexenio delante de la caballada del PRI, ahora que —manchado de sangre de la cabeza a los pies— trota con la lengua de fuera, lo desinflan para sustituirlo por Videgaray.
Y si Margarita Zawallace se “estancó” es porque cuenta con apenas 40 de los 300 miembros del consejo político nacional del PAN y nada permite imaginar que será la candidata de ese partido. No obstante, Reforma filtró en tono de chunga: “La esposa de Felipe Calderón se reunió con ex gobernadores panistas y les dijo que será la candidata porque sí, porque sí y porque sí”.
Antes ese diario de ortografía grotesca había impreso un artículo de un tal Genaro Lozano, que termina con estas palabras: “Leí el libro de Margarita Zavala, estoy convencido de que debe ser presidenta, no de México sino de la Sociedad de Padres de Familia del Instituto Asunción”.
En El Universal, Manlio Fabio Beltrones, serpiente y a la vez escalera del periodista Salvador García Soto, su vocero oficioso, afirma que en las elecciones del Estado de México el PRI quedará en tercer lugar, y que, en 2018, el candidato de Salinas será el ex rector de la UNAM y actual titular de Salud, José Narro Robles, cuyo antecesor en ambos cargos –esto Polemón lo supo de muy buena tinta– José Ramón de la Fuente, aspira a suceder a Peña Nieto y por lo mismo escribe libros en coautoría con Juan Villoro y paga calumniadores en redes sociales para atacar a AMLO y mover sus fichas dentro de la dependencia que dirige Narro.
Mientras en diversas columnas se da por hecho que el PRI, por primera vez en casi un siglo, perderá la gubernatura mexiquense, bien frente a la panista Josefina Vázquez Mota, bien frente a la profesora Delfina Gómez Álvarez, de Morena, los priístas mexiquenses ven las cosas de otro modo.
Si como secretaria de Educación y por instrucciones de la OCDE, Vázquez Mota eliminó la enseñanza de materias como civismo, ética, lógica y filosofía, como candidata presidencial, en 2012, se apresuró a reconocer la “victoria” —léase, el fraude electoral— de Peña Nieto, y éste, ya desde el gobierno, la recompensó con 900 millones de pesos para una fundación fantasmagórica.
Hoy todo indica que la señora se alquilará nuevamente, será otra vez una candidata palera y, por debajo del agua, el PAN dará sus votos al abanderado del PRI, Alfredo del Mazo junior, primo de Peña Nieto, con tal de evitar a toda costa que Morena le arrebate la corona. Por lo pronto, Delfina Gómez comienza a padecer las maniobras de las autoridades locales, que en varios municipios le negaron el permiso de organizar mítines en plazas públicas, porque éstas fueron reservadas por otras personas con ¡un año de anticipación!
Anteayer, jueves 16, el dos veces candidato a gobernador de Tabasco, Raúl Ojeda Zubieta, llamó a la XEVA, la radioemisora más influyente de la entidad, y anunció que en 2018 y desde ya estará con AMLO. Terminada esa entrevista, el conductor, Chuy Sibilla, dijo que tenía en la línea al propio López Obrador y que iba a platicar con él. En ese instante, el gobierno comenzó la interferir la señal de la estación y su cuenta de Twitter fue bloqueada.
Arturo Núñez, ex aliado y traidor de AMLO, anunciaba en esos momentos, por otros canales, que este domingo, en diferentes plazas públicas, tocarán la banda El Recodito y otras orquestas de salsa y reguetoneras, a partir de las tres de la tarde. ¿Por qué? Bueno, porque a las 4 de la tarde, en la plaza de la Revolución de Villahermosa, habrá una concentración multitudinaria encabezada por el presidente de Morena, para suscribir con empresarios, políticos y militantes de otros partidos, un acuerdo de unidad nacional.
Pero antes de Villahermosa, a las once de la mañana en la capital de Chiapas, otros empresarios, otros políticos y militantes del PRD, se reunirán con AMLO para firmar el mismo acuerdo. Y antes de Tuxtla Gutiérrez, hoy sábado pero en Puebla, otros desprendimientos de la clase política y la clase empresarial también harán pública su adhesión a López Obrador, con lo que serán ya cinco los estados de nuestra supuesta república, después del Edomex y Michoacán, los que participan en esta clara acumulación de fuerzas con propósitos más que obvios.
Carlos Ímaz escribió en La Jornada hace dos semanas: se ha producido una fractura en la cúpula de la clase dirigente. Lo suscribo y abundo: TV Azteca acaba de tender un puente con AMLO, Televisa se hundió (y La Jornada también) por apoyar a Peña Nieto. Ha terminado un ciclo histórico en México: se agotó el tiempo de la dictadura salinista. A menos que el subcomandante Marcos —la última carta de Salinas de Gortari— provoque el “terremoto político” que el EZLN dice que prepara con la candidatura independiente de una mujer indígena, el de Peña Nieto será el último gobierno del PRI por los siglos de los siglos y el Segundo Porfiriato caerá al mismo tiempo o después de Trump.
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