La inserción laboral para los jóvenes es un paso complicado. El esfuerzo de las personas no es determinante para su éxito económico, ya que 70 de cada 100 personas que nacieron en condiciones de pobreza, vivirán pobres incluso 30 años después. Podrán aspirar a escalar a un siguiente rango, pero con ingresos casi iguales a los del primer grupo, reveló el Centro de Estudios Espinoza Yglesias.
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Ciudad de México, 20 de febrero (SinEmbargo).- En México, el esfuerzo de las personas no es determinante para su éxito económico, ya que 70 de cada 100 personas que nacieron en condiciones de pobreza, vivirán pobres incluso 30 años después. Podrán aspirar a escalar a un siguiente rango, pero con ingresos casi iguales a los del primer grupo.
Durante la inauguración de la exposición Imagina tu futuro en el Colegio de Bachilleres Plantel 3, Enrique Cárdenas Sanchez, director del Centro de Estudios Espinoza Yglesias (CEEY), dijo que la movilidad social en México es la gran tragedia, sobre todo en la población joven de menores ingresos.
Explicó que actualmente existe una gran dependencia con el lugar de origen y que termina por determinar los logros, más que los méritos de cada persona.
“No hay justicia ni igualdad de oportunidades a lo largo de la vida, porque éstas empiezan desde el vientre de la madre, todo desde el inicio se va administrando”, dijo.
En este sentido, consideró que la política pública es importante porque permite en cierta medida el acceso a ciertos derechos, sin embargo no ha sido suficiente para potencializar la capacidad de las personas.
Por ejemplo, agregó, la inserción laboral para los jóvenes es un paso complicado, “quien tiene un empleo informal como primer empleo, tiene mayores posibilidades de seguir en la informalidad siempre y pasa lo mismo con quienes gozan de empleo formal. Eso habla de una imperfección en el mercado laboral del país.
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El doctor Cárdenas compartió ante jóvenes el escenario: el 20 por ciento de la población más pobre de México, que nace en esas condiciones, continuará viviendo así 30 años después. Algunos podrán brincar al siguiente decil, cuanto mucho, pero en términos de ingresos es casi el mismo.
“A pesar del esfuerzo, es una tragedia para el país, es talento desperdiciado porque ese sí cae donde sea”, sostuvo el doctor Cárdenas.
Por su parte, Sylvia Ortega Salazar, directora general del Colegio de Bachilleres, señaló que en el país, la concentración del ingreso y la educación fallaron.
Citó una encuesta realizada al interior de los planteles, en la que los resultados demostraron que entre los jóvenes, efectivamente no hay optimismo respecto al futuro, pero aún así, el 95 por ciento quiere ir a la universidad.
“Se identifican los obstáculos relacionados con la falta de oportunidades, pero los estudiantes quieren continuar. Hay conciencia de que no quieren que “origen sea destino”, agregó.
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