domingo, 15 de septiembre de 2013

Fernanda Familiar, simplemente miserable

A peinarse y a limpiar ¡en chinga!

 
cnteEl desalojo del Zócalo hoy, si buena memoria tengo, se ha realizado en todos los sexenios, sin embargo, el mayor daño es a la economía de los empresarios locales y a la sociedad. El daño que ha causado al esquema de gobierno es digno de tomarse en cuenta porque ha quedado su ineficiencia y falta de visión de Estado como resultado. Tardar tantos días para detener las movilizaciones y bloqueos; la llegada de más camiones llenos de gente a la Ciudad de México fue incontenible y nadie decía nada. Sólo los ciudadanos envueltos en el caos, fuimos los quejosos, sin que nadie escuchará nuestras voces. Nuestra agenda de trabajo, de familia, de amistades cambió para todos desde el 19 de Agosto hasta estos días.
El Gobierno Federal tiene el monopolio del uso de la fuerza en la ley (hubo silencio) y además ha mostrado incapacidad para articular una propuesta o negociación de esas dimensiones (hubo silencio) y que decir del daño a la sociedad al generarse zozobra, miedo, hartazgo, quejas y un ambiente desesperante, de por sí ya, en el tránsito de más de 19 millones de habitantes. Líneas del Metro cerradas, carreteras bloqueadas, aeropuerto (zona federal) tapado… era, es y seguirá siendo un franco caos. Se siente rabia y malestar traducido en desgobierno. Se tardaron en calcular y tampoco calcularon bien. Hay pérdida de perspectiva, hay un país herido que duele en las entrañas, un ambiente de mucha indignación por tomar nuestras calles, nuestro zócalo, nuestro centro histórico que es bellísimo para cualquier mexicano o extranjero.
El sentimiento es de frustración sin la oportunidad de mostrarla, de abandono y enojo por una circunstancia que pareciera como si fuera un fenómeno natural, cómo un temblor, dónde no hay nada que hacer para evitarlo, sólo esperar que te caiga encima un techo, una varilla y nadie dice nada, pero el grave problema de estos sentimientos ¡es que son circunstancias totalmente evitables! Y el Gobierno debe jugar un papel fundamental en la protección de la mayoría; un respaldo de defensa a la sociedad que por aquello de cuidar su imagen personal para no perder su “huesito político” a costa de un gran desgaste de la sociedad.
Hacía mucho no pasaba esto en un país medianamente democrático. Ya se habría pedido la renuncia de todos los ineptos. Basta recordar el famoso ¡basta! de Martí… Ahora ni Martí aparece, ni Sicilia, ni la Señora Galindo (y hay más secuestros, por cierto) ¿los convirtieron en la porra oficial? La sociedad hemos perdido hasta esos pocos que de la misma sociedad eran voces que generaban presión a los políticos y ¿las plumas responsables? ¿dónde están? Aquellos que señalaban y exigían. ¿Dónde está el círculo rojo crítico que era el equilibrio para el poder político? (hay silencio).
Entiendo la postura de muchos maestros que no viven las condiciones adecuadas. Es obligación del Estado y ha sido prepararlos; no lo ha hecho. Las formas de manifestación mostradas tampoco son el conducto de desahogo de un problema de antaño generado por el mismo sistema… ese ya no es el punto, ya los rebasó, ya se desbordó, ya no hay contención. Hay silencio del Estado. Me pregunto: ¿será que “internamente” reviven la tragedia del 68 y quieren evitar a toda costa que vuelva a suceder algo similar? Por qué con eso de que los tiempos han cambiado y hoy todos, cómo sociedad, somos ojos y oídos de lo que sucede, no creo que “les” convenga, ¿o sí? No, perderían ese “huesito” y prefieren vulnerar a la mayoría, que somos muchos, que ya no guardamos silencio, que controlar a unos cuantos tarde.
Cuanta gente lastimada en tiempo, en libertad, en imágenes grotescas, de un México herido, que parece sólo vemos algunos.
Sólo por unas horas se quita “lo feo” para que se de paso a un Primer Grito “de Independencia” tan hermoso y vacío, cómo el Primer Informe de Gobierno de este sexenio.
Así que a peinarse y a limpiar ¡en chinga! por qué aquí ¡no pasa nada! Somos muchos locos, zafados, quejosos e indignados quienes vemos a nuestro México en manos de unos cuantos.

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