Los analistas políticos Denise Dresser, Sergio Aguayo y Lorenzo Meyer hablaron sobre las implicaciones de una elección tan cerrada y la posibilidad de que se haga o no un recuento de votos.
(Foto: Aristegui Noticias)
El cerrado resultado de la elección presidencial en Venezuela podría llevar a un clima de polarización como el que vivió México tras la elección presidencial de 2006, si las autoridades electorales de ese país decidieran no hacer un recuento de los votos, consideró la analista política Denise Dresser.
Durante la Mesa Política de Noticias MVS primera emisión, Dresser recordó que tras la “aguerrida” elección de 2006, la decisión de sólo permitir un recuento parcial en lugar de abrir todas las actas fue equivocada y dejó un ambiente cargado de dudas sobre la legitimidad de Felipe Calderón. Y eso lo llevó a tomar decisiones significativas como emprender un combate contra el narcotráfico o distanciarse de la izquierda política en el país.
Para Lorenzo Meyer, Venezuela “es uno de los varios ejemplos de polarización que puede quedar en la inmovilidad de una sociedad” y resaltó que, tras la desaparición física de Hugo Chávez, se ha tratado de un enfrentamiento de dos fuerzas organizadas y no de sus líderes.
Consideró que sería interesante si Venezuela aceptara un recuento voto por voto, ya que en los casos de México y Estados Unidos éste no se ha logrado. Añadió que unrecuento “debe neutralizar al oponente”.
Al respecto, Sergio Aguayo expresó que “sería lo mejor, pero no va a suceder” y señaló la parcialidad de la autoridad electoral venezolana.
También destacó que lo que ocurre en Venezuela “es un llamado de atención para México y América Latina sobre la fragilidad de la democracia electoral”, pues en su opinión “surgen indicios de que los sistemas electorales no están funcionando como debieran para garantizar la gobernabilidad democrática”.
La mirada internacional
Al hablar sobre la relevancia de los observadores internacionales en el proceso electoral de Venezuela, Dresser expresó sus dudas sobre la importancia real de su papel al recordar el caso de México en 2006. En lugar de eso, señaló el rol que Estados Unidos jugará en la región y de cómo trataría de influenciar el resultado del proceso.
Al respecto, Aguayo expresó que los observadores internacionales han perdido influencia y no tienen la flexibilidad para dar una respuesta rápida que permita moldear opiniones. Agregó que ese lugar lo han tomado ahora las redes sociales.
El futuro del chavismo
Meyer destacó que ahora los proyectos políticos en Venezuela se enfrentan “en estado puro”, ya sin el liderazgo de Chávez, y con una mayor conciencia, tanto de parte de los sectores populares como de la clase más conservadora y se preguntó si estas fuerzas serían ahora capaces de enfrentarse independientemente.
Dresser consideró que hasta ahora no ha habido visos de que el chavismo pueda sobrevivir sin Chávez y recordó que durante su campaña electoral, Nicolás Maduro, en lugar de defender un proyecto de país, se basó en exaltar la figura de Chávez.
Para Aguayo el papel internacional de Venezuela tendrá que reajustarse aún si Maduro permanece en el poder y habló de la relación entre ese país y Estados Unidos, en donde prevalecía un acuerdo pragmático de relación comercial. Al respecto llamó la atención sobre los nexos de México con el sur y cómo el futuro de Venezuela va a repercutir en la región.
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