Jueves 19 de agosto de 2010, p. 14
En las tres décadas recientes México ha ido cediendo paulatina e ininterrumpidamente su soberanía, a tal grado que hoy las grandes decisiones que atañen al futuro del país y hasta su vida cotidiana se adoptan en el extranjero, de acuerdo con los intereses de Estados Unidos y de las grandes corporaciones trasnacionales, se aseguró en la mesa de análisis Soberanía y desarrollo.
Durante el debate, convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Asociación Nacional para la Reforma de Estado, reconocidos politólogos, académicos, diplomáticos y estudiosos de ciencias sociales y políticas coincidieron en que se presenta un resquebrajamiento de la soberanía nacional, donde los defensores del modelo neoliberal van por lo que queda
mediante las llamadas reformas estructurales de tercera generación
.
Víctor Flores Olea señaló que la refundación de la República democrática implica, por necesidad, la transformación profunda del actual horizonte político, económico, social y cultural.
Dijo que los sucesivos gobiernos que ha tenido el país, ya sea de un partido u otro, se han ajustado al llamado Consenso de Washington, que ha logrado convertir a México en una zona trasnacionalizada, dependiente y excluyente, donde se legitima y legaliza el despojo económico que ha reducido a la pobreza extrema a un porcentaje muy alto de mexicanos.
Afirmó que en esta estrategia la UNAM ha sido atacada con saña
, pues la intención de los neoliberales es restringir el acceso a la educación en todos los niveles.
Eugenia Correa, economista de la UNAM, aseguró que en los 30 años recientes ha sido fácil observar cómo las diferentes reformas económicas aplicadas han venido socavando, reduciendo, encogiendo y llevando casi a la extinción a la economía pública y a las instituciones de bienestar social.
Desde finales de los años 70, agregó, se pueden identificar estas políticas, como la dolarización de la economía, aplicada de manera totalmente irresponsables desde el banco central, con los enormes costos que ello representó, así como las decisiones que han agravado las crisis económicas y financieras cíclicas.
Enrique González Pedrero se preguntó si puede haber soberanía donde los poderes fácticos dictan a cada momento las leyes que deberían ser producto del poder soberano de dar normas a todos en general y a cada uno en particular. La respuesta, sostuvo, retrata lamentablemente al Estado mexicano en la actualidad. Criticó severamente la política exterior mexicana, pues parece que sólo existe la relación con Estados Unidos.
Destacó el papel que ha jugado y que está llamada a jugar la UNAM. Advirtió que sin educación tampoco puede existir soberanía ni desarrollo. Es de lamentar, sostuvo, los recursos insuficientes y magros que el gobierno dedica a ciencia y tecnología; apenas 0.4 por ciento del producto interno bruto, que representa menos de 5 mil 500 millones de pesos, con lo cual México ocupa el último lugar de las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en esta materia.
Javier Jiménez Espriú, ex director de la Facultad de Ingeniería y ex miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, defendió el concepto de soberanía, pese a las voces del neoliberalalismo que pretenden hacer creer que el término resulta obsoleto en un mundo cada vez más globalizado
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