martes, 28 de abril de 2009

IMSS, ISSSTE, Ssa... ¿podrán?.

Es un hecho que la influenza porcina es curable. Y también que las medidas de contención han sido insuficientes para frenar la expansión del virus. Hoy se añade un tema más a la discusión: ¿es capaz el sistema mexicano de salud para enfrentar una epidemia que en breve podría afectar a decenas de miles de personas?

De toda evidencia se trata de un problema logístico y está vinculado al número de camas de hospital, al personal médico y al abasto de antivirales. Apenas del domingo al lunes se sumaron 50 muertes cobradas por la influenza porcina.


La falta de diagnóstico evidencia la debilidad principal: mientras en Estados Unidos hay una confirmación casi total de la presencia del virus en pacientes fallecidos, aquí ni siquiera llegamos a 30%. Es decir, con mucha lentitud estamos averiguando si los pacientes tienen o no influenza porcina.


Ahora que la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que la epidemia es incontenible, las autoridades federales y estatales deben respondernos si en México contamos con suficiente infraestructura hospitalaria para tener en cama a miles de pacientes, dosis necesarias de antivirales, así como con el equipo necesario para garantizar la integridad del personal médico.


Son comunes las historias de negligencia y carencia de recursos en nuestros hospitales públicos, saturación de los servicios y tardanza de hasta tres horas sólo en atender a quienes llegan al área de emergencias. Apenas ayer, enfermeras, personal de intendencia, camilleros y terapeutas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) advirtieron que dejarían de atender a los pacientes si no recibían el material que les hace falta: cubrebocas, gorros, gogles y batas.


Todos hubiéramos deseado que la prevención bastara para contener a este virus. Bajo el nuevo escenario son otras medidas suplementarias las que habrían de tomarse para reforzar eficazmente a nuestro saturado e insuficiente sistema de salud.

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