sábado, 5 de marzo de 2011

Washington sostiene a Pascual como embajador en México

Asegura Sarukhán que el episodio Wikileaks generó tensión, pero la relación aún es fuerte
Está haciendo una labor tremenda, aduce
Dpa y NotimexFoto
 
Periódico La Jornada
Sábado 5 de marzo de 2011, p. 7
Washington, 4 de marzo. Estados Unidos no tiene planes de cambiar a su embajador en México, Carlos Pascual, informó ayer el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley.
Pascual está haciendo un tremendo trabajo en nombre de Estados Unidos para las relaciones bilaterales con México y no hay planes de ajustar su estatus. Así respondió Crowley, en conferencia de prensa, a las interrogantes de periodistas acerca de la suerte del embajador, después de las declaraciones que el presidente Felipe Calderón formuló la víspera a The Washington Post.
Calderón aludió a los severos daños provocados por la filtración de Wikileaks de cables enviados por Pascual a Washington, en los que el diplomático vertió juicios sobre la estrategia para enfrentar al narcotráfico que no gustaron en México. A pregunta expresa del diario estadunidense sobre la confianza en el embajador, el mandatario mexicano contestó que ésta es difícil de construir y fácil de perder.
El vocero del Departamento de Estado expuso ayer que el gobierno de Barack Obama entiende las tensiones generadas por la divulgación de los cables secretos.
La mayor parte de la prensa estadunidense valoró que la reunión entre ambos presidentes permitió distender las relaciones luego del impacto provocado por la información de Wikileaks.
Sin embargo, el diario New York Times resaltó que aunque en el discurso público no se mencionó el escándalo provocado en México por la publicación de los cables de Wikileaks –en La Jornada–, Calderón expresó a Obama su molestia por ese asunto.
El diario acredita a un alto funcionario del Departamento de Estado una versión off the record según la cual el tono armónico de la conferencia de prensa no se ajustó a lo que ocurrió durante el encuentro a puerta cerrada.
El funcionario confió, bajo condición de anonimato, que Calderón expresó a Obama su malestar por la información contenida en los cables de Wikileaks y le dijo que a futuro le sería difícil confiar en el embajador Pascual, pero el presidente de Estados Unidos respaldó a su diplomático y no dejó espacio para que se forzara su caída.
Le dijimos que Pascual es nuestro embajador, y eso fue todo, sostuvo el funcionario.
El periódico The Washington Post publicó ayer que Calderón salió de la reunión con Obama luciendo tranquilo.
Por separado, el embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán, reconoció que el episodio con Wikileaks generó tensión entre ambas naciones, pero descartó que afecte o descarrile la relación bilateral.
De ninguna manera. El estado de la relación es fuerte, sólido, tiene sentido estratégico, tracción, y puede superar las diferencias y el ruido provocados por ese asunto.
Durante la reunión con periodistas mexicanos, Sarukhán sostuvo que la fortaleza de la relación México-Estados Unidos quedó demostrada en la rueda de prensa conjunta que ofrecieron Calderón y Obama un día antes.
Ambos enfatizaron su trabajo conjunto, su colaboración, el respeto mutuo y su propósito de que, en los dos años que quedan de las dos administraciones, garantizar que el éxito y el resultado esté a la vista de los ciudadanos de los dos países.
Deploran legisladores actitud dependiente y entreguista de Calderón hacia Estados Unidos; puede pedir la remoción del diplomático, dicen
Andrea Becerril y Ángeles Cruz
Senadores y diputados de PRI, PRD y PT manifestaron que el presidente Felipe Calderón debió actuar con más firmeza frente a su homólogo Barack Obama y no asumir el compromiso de revisar alternativas para la seguridad de agentes estadunidenses que operan en México, porque eso es abdicar a la soberanía nacional.
Deploraron que ante la prensa estadunidense Calderón haya mostrado enojo por los juicios negativos del embajador Carlos Pascual acerca de la estrategia federal para enfrentar al crimen organizado y, en todo caso, dijeron, debió pedir la remoción del diplomático directamente a Obama.
 Los senadores Francisco Arroyo Vieyra, del PRI, y Ricardo Monreal, del PT, consideraron que el enfado de Calderón por las revelaciones de Wikileaks –según dijo en entrevista con The Washington Post– no es más que una justificación a su política dependiente y entreguista hacia Estados Unidos.
El viaje a Washington y el tono de la reunión con Obama son testimonio irrefutable de subordinación, afirmó el diputado petista Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores. Resaltó que el gobierno calderonista aceptó el proyecto injerencista de Estados Unidos, que incluye al embajador Pascual, el cual llegó a México justo por su experiencia como observador de estados fallidos. Así que Calderón estuvo de acuerdo con que hubiera una doble autoridad en el país, afirmó.
A su vez, Monreal señaló que Calderón sometió al país a los intereses de una potencia extranjera y ahora se queja sólo porque afortunadamente todo ha salido a la luz pública.
Consideró que el Presidente no se atreverá a pedir formalmente a Washington el cambio de embajador. Él tiene la potestad, de cancillería a cancillería, de pedir que manden a otro diplomático, porque Pascual ya no es bien visto, expuso el senador Arroyo Vieyra.
Por separado, el secretario de Relaciones Internacionales del PRD, Saúl Escobar, sostuvo que Calderón intentó utilizar como pretexto su molestia con Pascual para ocultar su debilidad en las negociaciones con el gobierno de Obama.
Agregó que preocupa la actitud del titular del Ejecutivo, pues anuncia más concesiones al gobierno de Estados Unidos y mayor intervención de sus agentes en territorio nacional.
Senadores y diputados criticaron que el titular del Ejecutivo haya ofrecido a Obama consultar con el Congreso cómo ofrecer más seguridad a los agentes estadunidenses que se encuentran en el país, ya que no pueden andar armados, en lugar de exigir de manera firme que se detenga el tráfico de armas a México.
El senador Pablo Gómez, del PRD, resaltó que no hay alternativa alguna para que agentes y oficiales estadunidenses que operan en México realicen sus tareas armados.
La Constitución lo prohíbe y además no les conviene, porque “nunca estarán mejor armados que los narcos y lo único que se va a generar es más violencia”.
Agregó que si el gobierno federal no ha sido capaz de dar seguridad a los mexicanos, tampoco podrá hacerlo con los agentes de Estados Unidos. Otra opción es que les pongan guardaespaldas”, comentó Arroyo.
Calderón debió responder a Obama que no es viable su petición, y menos cuando sabe que no cuenta con mayoría en el Congreso para reformar la Carta Magna, terció Monreal.
Muñoz Ledo lamentó que el gobierno calderonista carezca de autoridad moral, sobre todo después de que Estados Unidos, apenas el 23 de febrero, impuso un embargo de armas a Libia con el argumento de que existe riesgo de una violación masiva de derechos humanos. Ya se demostró que sí puede hacerlo; sin embargo, no le exigen nada a Obama, por lo que el encuentro del pasado jueves es testimonio irrefutable de subordinación. Recalcó: Hemos llegado al punto en que con cada problema que surge, Obama llama a Calderón para que le informe.
El diputado perredista Jaime Correa sostuvo que la reunión Calderón-Obama tuvo como finalidad que el primero rindiera cuentas sobre el asesinato del agente estadunidense Jaime Zapata, ocurrido en San Luis Potosí, y por eso temas fundamentales de la relación bilateral ni siquiera se mencionaron. Nada se dijo de la defensa de los migrantes.

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