Sorianagate |
La familia Martín Bringas, encabezada por Ricardo, el heredero de Francisco y Armando Martín Borque, son aparentemente los nuevos propietarios de la cadena de tiendas Comercial Mexicana, recién añadida a sus supermercados Soriana… pero en los círculos empresariales se afirma que sólo son prestanombres.
Esta es una piedra a punto de ser lanzada directamente a la cabeza de quien, apenas la semana anterior, continuó con su personal creencia de que “la corrupción es cultural”, como dijera en una entrevista transmitida hace un par de años.
En efecto, retomó un pasaje de la Biblia —uno de los tres libros que en 2012 dijo haber leído— y apuntó: “Porque este tema que tanto lacera, la corrupción, lo está en todos los órdenes de la sociedad y en todos los ámbitos. No hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra, todos somos parte de un modelo que hoy estamos desterrando y desando cambiar, para beneficio de una sociedad que es más exigente y que se impone nuevos paradigmas”.
Palabras, sólo palabras, que serían blasfemia en su boca de comprobarse que los Martín Bringas son sus prestanombres.
Los titanes del despojo
Las relaciones de los Martín Bringas son de data antigua. Son favorecidos inmediatos de las compras adjudicadas —sin licitación de por medio— que los corporativistas mexiquenses utilizan para premiar con nuestros impuestos a sus protegidos. Han recibido miles de millones de pesos en las compras de despensas que fingen repartir en casos de desastres naturales. Podría decirse que en los cuarteles generales de Soriana hay veladoras encendidas permanentemente para que haya un huracán, se desborde un río, se presente un deslave y ellos puedan vender despensas —caras y magras— para los damnificados.
Pero no sólo eso. Los torreonenses Martín Bringas también recibieron adjudicaciones gigantescas para vender al gobierno miles de millones de pesos en televisiones chafas que se usaron para el “apagón” analógico, adquiridas en sus tiendas por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cual recién denunciara The Wall Street Journal.
Y en las elecciones presidenciales de 2012, su cadena Soriana fue empleada —a través del reparto de tarjetas que amparaban diversas cantidades para comprar en esas tiendas—. Muchos cientos de millones de pesos que el IFE, INE o como se llamara entonces esa comparsa no sancionó.
Su embestida empresarial ha sido vertiginosa e impactante. Para cualquier observador extraño, resultaría impensable que los abarroteros sean, a escasos cuatro años del llamado sexenio, miembros de consejos de administración tan importantes como Aeroméxico, Telmex, Vitro y Banamex, reservados sólo para los titanes del despojo.
Son socios de los más grandes. Se codean en las cúpulas del dinero con salinistas distinguidos y aborrecidos por la población, como Alonso Ancira, de la industria siderúrgica, Adrián y Fernando Sada, Alfredo Harp… y José Antonio Mansur Beltrán, operador financiero de Ricardo Martín Bringas.
Este último es el presidente ejecutivo del equipo Vaqueros Laguna, propiedad de Ricardo Martín Bringas. Es ya su mano derecha, después de que en marzo del 2011 tuvo que dejar el cargo de secretario de Finanzas del estado de Veracruz, al inicio del sexenio del impresentable Javier Duarte de Ochoa, acusado por cargos de corrupción, por lo que recién renunció a la delegación federal de la Secretaría de Economía en Veracruz. ¡Qué coincidencia!
José Antonio Mansur Beltrán —quien heredó en vida a Duarte de Ochoa— es, coincidentemente, la cuña en los negocios de Soriana y su inexplicable expansión, que la acaba de llevar a adquirir la mayoría de acciones de Comercial Mexicana, la cadena rival de los laguneros, absorbida por pavorosas cantidades de dinero, que nadie puede explicarse de dónde salieron.
¿Será Mansur el protector de Duarte de Ochoa para que salga indemne de la farsa que ahora mismo montan el CEN del PRI y la PGR para dizque defenestrarlo?
Chi lo sá…
Con la misteriosa muerte de su hermano Juan José, hace apenas unos meses, Ricardo Martín Bringas quedó en solitario al frente de las cadenas comerciales. Se dice que, gracias a su obediencia, es el socio perfecto. El testaferro que todo el mundo necesita. Su codicia no tiene límites. Tiene más suerte, eso sí, que un conejo lampareado.
Para muestra, un botón: en las listas de Forbes, Ricardo Martín Bringas apareció con el número 32 entre los hombres más ricos del mundo.
Gobernadores obligados con Soriana
Si algunos funcionarios mexiquenses han dudado de la veracidad de esta especie, se debe a que desde tiempos de Arturo Montiel la cadena comercial favorecida con las compras del gobierno era El Sardinero. Siempre fue señalada como el centro departamental de operaciones de su asistencialismo.
Pero, a raíz de que Soriana se prestó para el uso electoral de sus tarjetas, en 2012, calculado en varios cientos de millones de pesos, Soriana entró por la puerta grande. Demostró que tenía tamaños para todo tipo de complicidades y desaguisados.
Por sus mostradores han desfilado varios preclaros gobernadores para colmar las compras de sus estados, entre ellos, Rubén Moreira, de Coahuila; Ángel Aguirre Rivero, el incomprensiblemente libre ex gobernador de Guerrero, quien cree estar hoy en el arrancadero de los presidenciables. Sólo una muestra, porque todos los gobernadores emanados del PRI tenían obligación de comprar y consentir —terrenos, exenciones, etc.— a Martín Bringas y a Soriana.
Jugosa venta de medicamentos
En lo que va del sexenio, Soriana ha logrado compras adjudicadas que se han calculado conservadoramente en varios miles de millones de pesos, independientemente de los gruesos fondos para financiar su desenfrenada expansión.
No se trata sólo de jabones, galletas, papel higiénico, refrescos y servicios de comedor. También enormes cantidades de medicamentos, adquiridos por las dependencias de Salud federal y estatales. Se trata de una de las operaciones de supuesta filantropía que utilizan para encubrir operaciones que tienden a absorber todo.
Soriana está en la línea de competencia por el mercado de venta de drogas y medicamentos con Farmacias El Fénix, propiedad de la familia González Torres, legatarios de la fortuna del Niño Verde, alfil favorito de Los Pinos para frenar el ascenso de Manuel Velasco, el esposo de Anahí, que finge como gobernador de Chiapas.
2 comentarios:
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