lunes, 18 de julio de 2016

Incertidumbre, inseguridad e ira en la víspera de la convención republicana

Comienzan las protestas contra Donald Trump en Cleveland

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Manifestantes repudiaron ayer las propuestas del precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, entre ellas la de construir un muro en la frontera con MéxicoFoto Afp
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 18 de julio de 2016, p. 31
Cleveland.
Cunden la incertidumbre, la inseguridad y la ira en Cleveland, en la víspera de una inusual convención política nacional. No se sabe qué ocurrirá dentro y fuera de la arena, al llegar aproximadamente 50 mil políticos y militantes republicanos, extremistas ultraderechistas, manifestantes progresistas y periodistas.
Desde ayer comenzaron las protestas en el centro de esta ciudad. Unos 100 activistas antiTrump coreaban: De México a Palestina, estos muros fronterizos tienen que caer, y No a Trump, no a un Estados Unidos fascista.
Las convenciones cuatrianuales de los dos partidos políticos nacionales son espectáculos producidos y coreografiados para evitar cualquier sorpresa o error, actos en los que en décadas recientes no ha habido duda ni suspenso sobre sus resultados.
Para la Convención Nacional Republicana, que comenzará hoy y culminará el jueves por la noche con el acto triunfal de la coronación del insurgente Donald Trump como candidato presidencial después de haber tomado por asalto esa institución política en contra de la voluntad de la cúpula, aún no está definido el programa final de oradores y otros participantes.
Aún hay especulaciones respecto de si habrá una rebelión de fuerzas opositoras a Trump para intentar evitar de último momento su nominación. No se sabe si han logrado recaudar los fondos para pagar la fiesta, después de que varios patrocinadores tradicionales –multimillonarios y empresas– decidieron no aportar para evitar ser vinculados con Trump.
Una carta de los organizadores pide al multimillonario derechista Sheldon Adelson una contribución de 6 millones de dólares para ayudar con los gastos. El déficit se incrementó cuando varias empresas y millonarios decidieron no cumplir con los donativos que habían prometido para no querer ser asociados con Trump. Entre éstos están Coca Cola, Pepsi, Fedex, Apple, Visa y David Koch, reveló Político. Otros medios han comunicado que varias compañías más anunciaron que no serían promotoras del evento, como en años anteriores.
Lo que se sabe es que buena parte de la cúpula del partido –entre ella los dos ex presidentes de Estados Unidos, los dos ex aspirantes presidenciales, varios precandidatos presidenciales de este año y decenas de legisladores y gobernadores– no se presentará. Ni el gobernador republicano y precandidato presidencial de Ohio, estado donde se efectúa el encuentro.
El objetivo principal de la convención será presentar otra imagen de Trump y buscar superar las divisiones que provocó en el partido, pero eso está lejos de ser fácil. El sábado Jeb Bush, precandidato presidencial, hermano e hijo de los dos ex mandatarios Bush, escribió un artículo en el Washington Postdenunciando a Trump: No crea que refleja los principios ni el legado incluyente del Partido Republicano. Sinceramente, espero que no represente su futuro.
Los oradores estelares ya confirmados incluyen a la familia de Trump –su esposa Melania y los cuatro hijos mayores de sus primeros dos matrimonios–, que buscará presentar el lado personal del aún precandidato. El resto de la lista es rara, justo por la ausencia de figuras destacadas del partido. En su lugar estarán Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York; fiscales y un sheriffnegro demócrata, conocido por criticar al movimiento de derechos civiles Black Lives Matter.
También estarán la primera mujer comandante del transbordador espacial, un actor de telenovelas y ex modelo de ropa interior, una golfista profesional y el presidente de la organización de lucha extrema. No se sabe si lograrán unir al partido, pero la carta principal que se jugará para ese efecto es el enfoque contra la candidata demócrata Hillary Clinton, que será un blanco prominente cada noche de la convención.
En las afueras de la sede de la convención, la intensa seguridad genera una sensación de inseguridad, sobre todo en una coyuntura que tiene de trasfondo los eventos en Niza y Dallas, y otras pesadillas de seguridad pública. La mitad del centro de Cleveland será zona de seguridad.
El gobierno federal otorgó 50 millones de dólares a la ciudad para medidas de seguridad, 20 de los cuales fueron gastados en equipo antimotines. Sin embargo, la fuerza policiaca de la ciudad carece de personal suficiente y unos 2 mil 500 oficiales serán enviados de otras urbes para apoyar, junto con un despliegue de fuerzas estatales y federales, incluyendo el Servicio Secreto y la FBI. Más aún: el Departamento de Policía de Cleveland está bajo supervisión del de Justicia por los frecuentes excesos de fuerza contra ciudadanos.
Aunque las medidas de seguridad incluyen la prohibición de todo tipo de artículos –de pelotas a latas–, se permitirá a los ciudadanos portar armas de fuego fuera del perímetro de seguridad del centro de convenciones en la llamada zona de eventos, donde habrá áreas designadas para manifestaciones y marchas.
Esta convención coronará candidatos, posiciones explícitamente discriminatorias y netamente racistas con un candidato que será elogiado y festejado por grupos supremacistas blancos y con vínculos con el Ku Klux Klan. Será en una ciudad de mayoría no blanca. Según estadísticas del Censo de Estados Unidos, 53.3 por ciento de la población de la área metropolitana es afroestadunidense. Otro 10 por ciento es latino, sobre todo de origen puertorriqueño.
Es una ciudad que ha padecido tensiones raciales en toda su historia y está en crisis por el éxodo de la industria en décadas recientes. Además captó la atención nacional cuando la policía mató a Tamir Rice, de 12 años, mientras jugaba con una pistola de juguete en un parque en 2014, acto que alimentó las protestas contra la brutalidad policiaca e impunidad oficial a escala nacional con la consigna las vidas negras valen.
No se sabe aún el tamaño de las expresiones de apoyo y rechazo, pero en días recientes ha crecido el temor a estallidos de violencia. El ambiente político y social tóxico en que se realizará el acto es potencialmente el más peligroso que se ha visto en tiempos recientes, afirman observadores.

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