domingo, 26 de julio de 2015

La infame campaña contra los maestros

La visita de Gabino Cué a la Ciudad de México marcó el reinicio de la sucia campaña contra los profesores. El gobernador (es un decir) de Oaxaca vino a lloriquear ante funcionarios federales porque, según dice, la Coordinadora magisterial no lo deja ejercer la autoridad que supone tener. Por supuesto, sus anfitriones lo apapacharon y, ya reconfortado, regresó a casa para anunciar que se incorporaba a la guerra contra los maestros
POR: Humberto Musacchio
No puede olvidarse que Gabino Cué fue llevado al Ejecutivo oaxaqueño por una alianza de varios partidos adversos al PRI, el partido de Nelson Murat y Ulises Ruiz. Ese antecedente etiqueta como traidor a Cué, pues estaba obligado a gobernar con las fuerzas organizadas de Oaxaca, con su pueblo, no contra él, porque el movimiento magisterial es parte del tejido social, no algo ajeno ni mucho menos contrario al interés de los oaxaqueños.
El pasado martes, al regresar a la Antequera, el presunto gobernador anunció que en el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, el IEEPO, se eliminará a los “mandos medios afines a la CNTE”, en tanto que Emilio Chuayffet llegó al colmo de anunciar que “ya no habrá maestros en el IEEPO y que será manejado por servidores públicos que nombre el gobierno estatal”. Dicho de otra manera, el órgano rector de la educación en el sureño estado será puesto en manos de burócratas ajenos a la enseñanza.
La noche anterior, policías federales ocuparon violentamente la sede del IEEPO, en la idea, quizá, de que algún uniformado quedara como director en funciones. Por supuesto, el golpe de mano contra los profesores contó con el aplauso de las más altas autoridades del país, entre otras la experredista Rosario Robles y el subsecretario de Gobernación y secretario de Educación en funciones, Luis Miranda.
Desde luego, en un jolgorio tan notoriamente antipopular no podía faltar el representante formal de la plutocracia y eventual candidato presidencial en 2018, El pobrecito señor X, llamado así con permiso del poeta Ricardo Castillo. Las fuerzas del orden —de este orden injusto y canallesco— aplauden la decisión del gobierno federal que ejecutó mansamente Gabino Cué. Pero, ¿por qué aplauden?

Es sumamente extraño que los beneficiarios de la ignorancia se desgarren hoy las vestiduras, que derramen algunas lágrimas de cocodrilo por “nuestros niños” y se disfracen de honestos defensores de la educación. Quienes hoy ponen el grito en el cielo son los que nunca se preocuparon por el abandono de las escuelas, los que aplaudieron la represión del movimiento encabezado por Othón Salazar en 1959, los que destruyen por la tarde lo que la escuela construye por la mañana.
El señor X y sus patrocinadores necesitan una mano de obra apta, pero acrítica; empleados eficientes, pero sumisos; ciudadanos cumplidos, pero sin derechos. Quieren que el sistema educativo prepare los cuadros que necesita la gran empresa, pero nada más. La educación popular no entra en sus planes y ya se frotan las manos con la posible privatización de todo el sistema educativo. Un negocio más para preparar a unos cuantos, los más necesarios.
Después de que durante medio siglo los gobiernos vivieron de espaldas a la educación, el PRI y sus paleros, el PAN y el PRD, por iniciativa del Ejecutivo Federal, decidieron arrancarle al gremio magisterial conquistas laborales ganadas en muchos años de resistencia. Con la bendición de la Suprema Corte, incluso, se declaró que el derecho de los niños estaba primero que el de sus maestros, como si ambos derechos se contrapusieran. En realidad, lo que se pretende es cercenar derechos constitucionales al gremio docente.
No casualmente, el gobierno federal decidió echar a andar su Reforma Educativa contra los profesores y sobre ellos, sin considerar que los únicos que pueden garantizar el éxito de una reforma, la que sea, son los propios maestros contra los que hoy se prepara lo que las autoridades consideran la embestida final.
Pero, ojo, charros del SNTE, la agresión no se dirige únicamente contra los profesores de Oaxaca. Todos los mentores del país están en riesgo de ser tratados de la misma manera. Ya lo anunció Emilio Chuayffet: van a ser despedidos hasta 150 mil profesores por año. Lo dice a sabiendas de que no son reemplazables, pero tampoco se propone sustituirlos, porque, en el fondo, se busca acabar con la educación pública, universal, obligatoria, laica y gratuita. Nada más.

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