domingo, 12 de julio de 2015

La democracia mexicana no pasa la prueba .- José Agustín Ortiz Pinchetti



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ay quien cree que tenemos una democracia y que, con sus defectos, está funcionando. Es difícil compartir este optimismo si analizamos el proceso electoral de 2015. Aunque la Presidencia esté profundamente desprestigiada, ha podido imponer sus líneas de gobierno y sus reformas. Los grandes partidos de oposición han mostrado su debilidad. El altísimo costo financiero de la política hace que los líderes necesiten comprometerse con la plutocracia, porque sin su dinero, no tendría la menor oportunidad. Por supuesto que las atrocidades se conocen más que antes, pero la libertad de expresión está restringida porque el gobierno controla la mayoría de los periódicos, los programas de radio y con la televisión ha hecho una alianza política.
La Presidencia ha logrado la mayoría en las dos cámaras, a pesar de no haber alcanzado sino el 29 por ciento de los votos. Cuenta con satélites como el Partido Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social, dirigidos por gente corrupta afín al PRI. Un caso que merece interés especial es el del Verde. Propiedad de una familia cometió graves y reiteradas violaciones a la Constitución y la ley. A pesar de que la sociedad civil y varios partidos solicitaron la cancelación de su registro, se le dejó impune. Las multas que se le habían impuesto fueron reducidas a un monto ridículo por el Tribunal Electoral. Las violaciones cometidas por varios partidos, incluyendo la compra masiva de votos, no fueron investigadas o castigadas.
Resultó evidente que las autoridades electorales que habían logrado cierto grado de autonomía entre 1994 y 2003 están de nuevo controladas por la Presidencia: el INE, cuyo Consejo General está dominado por un grupo de priístas, no ejerció ninguna acción efectiva para prevenir o sancionar las violaciones. La Sala Superior del Tribunal Electoral, acusada de subordinación al gobierno, ha sido incapaz de contener los excesos de los partidos. La Fepade (fiscalía encargad de perseguir los delitos electorales) recibió 453 denuncias y sólo inició 24 averiguaciones previas; ninguna ha prosperado hasta ahora.
Los medios de comunicación han intervenido para hacer inequitativa la competencia. El monitoreo de los programas noticiosos muestra cómo esos espacios fueron descaradamente favorables al Verde, al PRI y a los partidos satélites. El éxito de unas cuantas candidaturas independientes ha inducido que en los estados gobernados por el PRI y que tendrán elecciones en 2016, se haya modificado la ley electoral para impedir nuevas amenazas a la hegemonía. En conjunto, los comicios de 2015 demuestran qué aspectos esenciales del viejo sistema han sobrevivido y que no podemos incluir a México en la lista de los países democráticos.
Twitter: @ortizpinchetti

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