jueves, 4 de junio de 2015

De nuevo el coro anti AMLO


Apuesta al olvido de la historia
La estructura atrás del sol azteca
Miguel Ángel Velázquez
A
hora resulta que el coro de siempre, al que sólo le gustan los cambios a la derecha, eleva su rabia para condenar que Andrés Manuel López Obrador anuncie que no aceptará un fraude en las elecciones del próximo domingo, como si la historia inmediata anterior fuera cuestión de fantasía.
¡Claro que López Obrador tiene derecho a señalar que él y su organización política no soportarán otro robo electoral! Se quiera o no, López Obrador sufrió, pero sobre todo el país en su conjunto, un bestial baño de sangre, el empobrecimiento de millones más y la corrupción, hija de la ilegalidad en el poder, como resultado del secuestro de la voluntad popular.
Pues sí, Morena no habrá de aceptar el fraude, pero y si no lo acepta, ¿qué? Ya en la elección de 2006, frente al inmenso fraude, López Obrador canalizó la furia de la gente hacia un plantón en Reforma y evitó actos de violencia que hubieran sido terribles para la ciudad, es decir, más allá de los molestos que querían cruzar esa vialidad, que por cierto no se enfadan los fines de semana que lo ocupan los ciclistas. Y no pasó nada.
¿O qué, ya nadie se acuerda de Monex o de Soriana? Por eso López Obrador tiene más que el derecho de hacer públicas sus dudas. Nadie con los pies en la tierra podría reclamarle nada en ese sentido, aunque el coro diga lo contrario.
No obstante, técnicamente no habría necesidad de la protesta. Sí, como dicen en el Gobierno del Distrito Federal, apenas saldrá a votar una tercera parte de los ciudadanos, el triunfo del PRD sería casi legal. Decimos casi porque nadie puede negar el tamaño de las campañas que se desplegaron en su favor ni las triquiñuelas urdidas para favorecer a los amarillos, y sobre todo el control que se tiene sobre la burocracia de la administración central y las delegaciones políticas.
Y es que si la mayoría de ese escaso porcentaje de votantes es parte del aparato de gobierno, no hay salida, el PRD sólo perderá algunas delegaciones ya pactadas. Usted dirá que para qué necesita el PRD al PAN en Benito Juárez o al PRI en Cuajimalpa, bueno, pues la respuesta es sencilla: los requiere la democracia, es decir, serán los aliados del gobierno, pero cada chango en su mecate.
En fin, el domingo habrá elecciones y lo mejor que usted pude hacer es dar una patada al corrupto futbol y preocuparse por el destino que con esa elección se dará a esta ciudad.
De pasadita
Podríamos llamarla rara avis, pero la verdad es que más bien parece ave común. Nos referimos a Leticia Robles, quien debería ser considerada referente en todos los libros de récords.
La política, que en 12 años ha brincado del PRD al PRI y del PRI a Encuentro Social, guarda una buena historia en su currículo. Después de ser jefa delegacional de la Álvaro Obregón heredó el puesto a su cuñado, Leonel Luna, y ella se fue de diputada federal; luego, como priísta, perdió la jefatura, pero logró que Leonel volviera a la delegación en 2012, y ahora busca que su hermana sea diputada local y la esposa de su primo, Julio Colín, se trepe a la jefatura delegacional, pero además intenta que su esposo, Enrique Muñoz, llegue a la jefatura de la delegación desde el Partido Humanista.
El asunto es que esos cacicazgos se han impuesto en todas partes porque el factor dominante es el dinero, y quien haya detentado el poder, seguro que hizo sus guardados para momentos en los que el dinero es el soporte de la política.
Pero ya es hora de marcar cambios para evitar que el poder se concentre en algunas familias y sus intereses maten cualquier posibilidad de cambio. ¡Aguas!

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