viernes, 5 de junio de 2015

De la abstención activa al boicot electoral


Eduardo Ibarra Aguirre
Ni siquiera el Partido Comunista Mexicano, en la semiclandestinidad, se atrevió a convocar para las elecciones presidenciales de 1970 al boicot electoral. Llamó, eso sí, a sus militantes y muchísimos más simpatizantes y activistas   del movimiento social en que influía, a desplegar la abstención activa, que en pocas palabras implicaba exigencias para desmantelar la selectiva pero muy eficaz política represiva de Gustavo Díaz Ordaz, quien mantenía como prisioneros a la mayor parte de los dirigentes estudiantiles de 1968, incluida más de la mitad de la dirigencia de la Juventud Comunista y varios del PCM.
Y no lo hicieron los comunistas, sus dirigentes, a pesar de que tres años antes postularon en el Programa el objetivo de una transformación sociopolítica por medio de lo que denominaron “Revolución democrático-popular y antiimperialista”, que tendría “a la vía armada como la más probable” para acceder al poder. Tiempo en que sostenían una relación de respeto y colaboración estrecha con el grupo guerrillero de Lucio Cabañas. Y por si no fuera suficiente la descripción, había sido negado el registro a los candidatos de la alianza del Partido Popular Socialista (revolucionario) y el PCM. Además, advirtieron con insistencia: “El gobierno del presidente Díaz Ordaz camina rumbo a una dictadura militar y policiaca.” (18-V-67).
Por el contrario y guardando las enormes diferencias de tiempo y de espacio, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación acordó el 23 de mayo en su Asamblea Nacional Representativa, compuesta por 132 delegados de 11 estados (de los 31 que integran la Federación), La Laguna (una parte de Coahuila y Durango) y el Distrito Federal, el Plan de Acción que plantea:  
“1) Se ratifica el inicio del Paro Magisterial Nacional rumbo a la Huelga Nacional el 1 de junio de 2015. A partir de esta fecha, se acuerda realizar la Jornada Nacional para concretar el boicot al proceso electoral con acciones sincronizadas en los estados (capitales, distritos electorales y municipios) y en la Ciudad de México, considerando el menú (sic) de actividades propuestas en esta Asamblea Nacional Representativa (…)”
“2) Continuamos exigiendo la presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos, justicia para los caídos, abrogación de las reformas estructurales, defensa de la educación pública, libertad presos políticos, alto al Terrorismo de Estado y la renuncia de Peña Nieto.”
No hay, pues, discrepancia con lo observado en algunas ciudades de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, lo que llevó a Telesur a informar que “México cerró campaña electoral en medio de la violencia”. O como diría Felipe de la Cruz “¡Y lo que viene!”, en uno de sus arranques oratorios que ni entusiasman ni asustan. Él es el vocero de los padres de Los 43 que en verdad son 42 (Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes), y que la CNTE exprime para pujar por sus demandas, a lo que tiene pleno derecho, a movilizarse pero con el límite de respetar la decisión de las decenas de millones de electores de 31 estados y el DF, y también de los habitantes de los sitios en los que realizan actos de vandálicos, “delincuenciales” les llama José Woldenberg, aunque sea políticamente incorrecto, como lo muestra el silencio de la mayoría de los actores políticos y agentes sociales.
Sería muy deseable que los líderes de la CNTE no sobreestimen sus fuerzas y tampoco subestimen las del gobierno, por un repliegue temporal en la evaluación de los profesores y el oportuno retiro de los soldados ante las provocaciones con las que pareciera buscan generar “la chispa que incendie la pradera”.
Acuse de recibo
“Aplausos. Muy claro todo, incluido lo de Ramsés (Ancira, en Acuse de recibo) como muchas veces satisfecha… gracias”; lo anterior dice la periodista Sara Lovera sobre La derrota capitalina que vaticinó Navarrete, del 3 de junio… Y Gustavo Cortés Campa apunta sobre el texto En torno al golpe de Estado electoral PRI-PRD, del día primero: “Pocos conceptos tan manoseados en México como ‘golpe de Estado’, pero me llama la atención que en lo mismo caiga Pascoe, un político nada zafio. En la política hay alianzas desde los comienzos de la historia, de Ciudad del Cabo a Oslo, de La Patagonia a Anchorage. Sólo una supina ignorancia o desfachatez simple, llevaron a Enrique Jackson y Arturo Núñez, en 1997, a descalificar como ‘espuria’, la tetracoalición (PAN-PRD-PT-PVEM), que derrotó al PRI (261 vs. 239) en la Cámara de Diputados. De toda la vida en la democracia moderna, los gobiernos y los partidos de oposición han buscado alianzas: los primeros para conservar el poder, los segundos para conquistarlo. Denominar a una alianza (si fuere cierta, aunque Pascoe sólo hace una conjetura) como ‘Golpe de Estado’, francamente… dejo el calificativo a tu elección”… Economía; ruta b es el nombre del libro en el que Jorge Franco López recopila sus artículos de 2014 (Samsara, 2015, 130 páginas).

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