En protesta por Ayotzinapa y por la crisis del IPN, alrededor de 2,500 jóvenes marcharon el viernes 31, de Zacatenco a la Secretaría de Gobernación, y llamaron a un nuevo paro nacional, el miércoles 5 de noviembre.
Foto: Twitter/La Jornada
Otras vez las consignas, otra vez el conteo trágico del 1 al 43 con el colofón de ¡Justicia!
Otra vez los coros, como aquel que decía:
- “A las escuelas normalistas, las quieren desaparecer. Nosotros, con nuestra lucha y nuestra sangre, las vamos a defender”
Otra vez las mantas y los carteles:
- “Arrójenme a los lobos y regresaré lidereando a la manada”
- “Gobierno cobarde, al Poli nos evades”.
- “#Ayotzinapa no es un caso aislado. No fue el narco, fue el Estado”. .
- “¿Y tú qué esperas, que sea tu hijo, tu nieto, tu sobrino, tu hermano, tu primo, tu amigo el asesinado o desaparecido para que salgas a protestar por un mejor país?”
La marcha comenzó poco antes de las 5 de la tarde y cuando poco antes de las 8 pm llega a las oficinas de Gobernación, se celebra un mitin donde hablan voces airadas y dolidas.
Jóvenes representantes de la Asamblea Interuniversitaria dan lectura a los comunicados difundidos por las radioemisoras de la UNAM y la UAM y llaman a paro nacional para el 5 de noviembre.
Y otra vez el silencio de la Secretaría de Gobernación, un silencio tan denso como el que produjo aquel féretro en Bucareli que contenía el cadáver de una madre que protestaba por última vez porque el gobierno nunca buscó a su hijo que era policía federal y un día desapareció.
Otra vez…
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