Decenas de mexicanos residentes en Argentina se sumaron a la ronda semanal de las Madres de Plaza de Mayo para reclamar por los 43 estudiantes desaparecidos el 26 de septiembre en el estado de Guerrero, al sur de México.
“Repudiamos la masacre, la gran represión a los estudiantes en México y expresamos toda nuestra solidaridad. ¡Nunca más desaparecidos!”, dijo a AFP Nora Cortiñas, dirigente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.
La veterana luchadora por los derechos humanos, cuyo hijo desapareció en la dictadura en Argentina (1976-1984), lamentó que “en pleno siglo XXI, en una democracia, se repita esta metodología infame y nazi”.
Al término de la tradicional marcha de media hora (desde 1977) en la céntrica Plaza de Mayo, fueron leídos los nombres de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos; a cada nombre los asistentes respondían: “Presente”, mientras uno de ellos desplegaba una enorme bandera mexicana.
La nueva protesta en Buenos Aires se enmarcó en unas jornadas de luchas en México, un país donde, desde que empezó el combate militar contra el narcotráfico en 2006, hay unas 22 mil personas oficialmente “no localizadas”, además de los casos no denunciados por temor y las más de 80 mil personas asesinadas.
“Las Madres de Plaza de Mayo son luchadoras emblemáticas en América Latina y son solidarias con nuestra lucha”, dijo Mónica Mexicano, de 31 años, integrante de la Asamblea de Mexicanos en Argentina, al explicar la iniciativa.
“Ayotzinapa es la gota que derramó el vaso, es el punto de quiebre”, afirmó en referencia a la localidad donde los estudiantes desaparecidos estudiaban para convertirse en maestros.
Detrás de dos madres que llevaban una bandera que recuerda a los 30 desaparecidos de la dictadura argentina, los mexicanos portaban carteles con las consignas “Vivos los llevaron, vivos los queremos”, “Aparición con vida de los 43 compañeros”.
“Tenemos un narcoestado, el narcotráfico está en las fibras del Gobierno, hay una impunidad terrible y cualquiera desaparece”, denunció Marisa Barbosa, de 27 años, una mexicana que estudia en la República Argentina.
Junto a ella caminaba la brasileña Érika, vestida y maquillada como una Catrina, símbolo de la muerte para los mexicanos.
“La Catrina es nuestro símbolo de la muerte, es un personaje pícaro que viene por ti. Con todo lo que está pasando con los estudiantes desaparecidos la Catrina es nuestro símbolo para manifestar nuestra indignación”, explicó Barbosa.
Los 43 estudiantes mexicanos están desaparecidos desde la noche del 26 de septiembre cuando fueron atacados a tiros por sicarios del cartel local Guerreros Unidos en complicidad con policías municipales de Iguala, adonde se habían trasladado para recaudar fondos.
TOMAS PACÍFICAS DE PEAJES
Mientras tanto, en el estado de Guerrero, en México, y como parte de la celebración del Día de los Muertos, estudiantes exigieron la aparición con vida de sus 43 compañeros de Ayotzinapa.
Mediante la toma pacífica y simbólica de peajes y otros espacios públicos, los manifestantes portaban pancartas con las fotos y los nombres de los 43 normalistas cuyo paradero se desconoce desde el pasado 26 de septiembre. La consigna, como ha sido desde hace más de un mes, sigue siendo: “Vivos se los llevaron, y vivos los queremos”.
CIDH evalúa cómo ayudar
La preocupación por la desaparición de 43 estudiantes en México alcanzó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que está evaluando dar su asistencia técnica a las autoridades mexicanas en las pesquisas. El caso, que conmociona a México y a la comunidad internacional, se sintió a lo largo de las sesiones a las que fue convocado el Gobierno mexicano en la sede de la CIDH en Washington. “Exigimos justicia para los 43”, dijo Pilar Tavera, de la organización Propuesta Cívica.
México había solicitado la primera sesión de la jornada para mostrar sus avances normativos, en especial su programa de derechos humanos publicado en abril de este año. No obstante, más enfocados en las fallas del Estado mexicano, los activistas denunciaron la desaparición de los estudiantes, cuyo paradero se desconoce desde que el 26 de septiembre fueron atacados a tiros por policías municipales y sicarios del cartel Guerreros Unidos en la ciudad de Iguala (sur mexicano). María Luisa Aguilar, coordinadora del grupo Tlachinollan, ofició un minuto de silencio por los estudiantes, mientras sus compañeros levantaban en pancartas, frente a los representantes del Estado, un mensaje que tenía visos de acusación: “Fue el Estado, justicia, búsqueda, verdad, nunca más”. Las organizaciones que desfilaron por cinco audiencias solicitaron a la CIDH que visite en pleno a México para evaluar la situación de los derechos humanos en ese país, donde más de 22 mil personas han desaparecido desde 2006, reseñó AFP.
No hay comentarios:
Publicar un comentario