MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- La historia no se repite, empeora. Tal como hace 15 días, un grupo de 11 estudiantes se encuentra en las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO). Fueron detenidos por los miles de granaderos que dispersaron con violencia a la multitud de manifestantes que permanecía en el Zócalo capitalino la noche del pasado jueves 20, después de la marcha masiva en apoyo a los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Hace dos semanas, el pasado sábado 8, un reducido grupo de encapuchados forzó la puerta del Palacio Nacional, lo que provocó la intervención de los granaderos.
Procedieron a una ola de detenciones arbitrarias en las calles aledañas a la Plaza de la Constitución, cuando los encapuchados ya se habían esfumado. Los 18 estudiantes y jóvenes detenidos –muchos de ellos ni siquiera habían acudido a la marcha– fueron llevados a la SEIDO donde las autoridades los acusaron de los delitos de “motín” y de “delincuencia organizada”.
Esta vez, en el caos que provocaron las bruscas avanzadas de los bloques de granaderos para desalojar el Zócalo, 14 estudiantes fueron subidos a las camionetas de la Policía Federal –según fuentes oficiales–. A varios los detuvieron en las calles Francisco I. Madero y 16 de Septiembre, mientras corrían con el torrente humano que huía del Zócalo.
Al llegar al edificio de la SEIDO, algunos fueron desnudados. Varios de ellos no pudieron realizar la llamada telefónica a la que por ley tienen derecho. En el transcurso del viernes y bajo amenazas, los uniformados los forzaron a declarar con un abogado de oficio e impidieron entrar a algunos defensores. Al menos a una estudiante le falsificaron su declaración.
Hasta la noche de este viernes se había confirmado la presencia de 11 detenidos en las instalaciones de la SEIDO.
Y los cargos que les imputan son muy graves: además de “motín” y “delincuencia organizada” -tal como a los del 8 de noviembre-, les añadieron los de “terrorismo” y “tentativa de homicidio”. La averiguación previa es pgr/seido/ueita/194/2014.
‘Les cambiaron el nombre
Lo anterior fue lo único que padres, familiares y amigos de cuatro de los detenidos, quienes se encontraban enfrente del edificio de la SEIDO la noche del viernes, lograron saber a lo largo del día.
Hillary González Holguín, estudiante de 22 años de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, logró llamar a su mamá Ana Cruz, a las 21:30 horas del jueves. “Mamá, mamá, estoy en problemas, me están grabando”, pudo oír su madre hasta que se cortó la llamada. Ana Cruz trabaja en Hidalgo. Viene a la Ciudad de México para ver a sus hijas cada fin de semana.
No durmió. Revisó durante toda la noche el Internet y vio las listas de los detenidos. Por la madrugada llegó a la capital junto con su esposo. Buscaron a Hillary por todos lados pero no aparecía. Acudieron al Centro de Apoyo de Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
Ahí, funcionarios trataron de localizar a la joven, sin resultado. Le dijeron que, a lo mejor, ella había regresado a su casa. Se trasladaron a su domicilio en dos ocasiones, pero la puerta seguía cerrada y su hija, ausente.
Luego regresaron a la CAPEA, donde la persona que los atendió llamó a la Procuraduría General de la República (PGR), de la cual depende la SEIDO. Pero los funcionarios de la PGR insistieron en que nadie de ese nombre se encontraba ahí.
La hija menor se enteró por las redes sociales que Hillary se encontraba en la SEIDO. “Pero aquí nos dijeron que no estaba. La tenían con otro nombre. A algunos les cambian su nombre”, reveló Ana Cruz a proceso.com.
Fue hasta las 11 de la noche del viernes que Ana Cruz pudo ver a su hija. La encontró “lastimadita de un ojo”. Ella le explicó que durante una avanzada de los granaderos se había caído, que los uniformados la habían encapsulado y pegado.
-Le duelen las costillas porque dice que la pegaron los militares, o no sé qué son… -relató.
-…los granaderos, precisó su esposo.
-Sí, los granaderos. Sin misericordia. Ahora está consternada, me dijo “Mamá, ¡Había niños y no les importó! Nos encapsularon”. Llora. Dice que no es justo.
La voz de Ana Cruz se quebró. Escondió su rostro entre las palmas de las manos y sollozó.
Artista detenido
En las escaleras del edificio de la PGR, ubicado enfrente de la SEIDO, un grupo de estudiantes de la escuela de arte La Esmeralda trajo cobijas, tortas, garrafones de agua, manzanas y un poco de café para aguantar la noche, así como la fina y fría neblina que se instalaba.
Los estudiantes colocaron mantas en la banqueta, en las que exigían la liberación de su camarada Atzín Andrade González, estudiante de artes plásticas de 29 años. En la misma banqueta, la directora de la escuela, Carla Ripey, platicaba con la madre y la hermana del detenido.
Según lo que dijo a su hermana, quien le pudo visitar en la SEIDO, Atzín asistió a la marcha con dos amigos, desde el Monumento a la Revolución. Pero en el Zócalo, cuando los granaderos empezaron a replegar los ocupantes de la plaza, perdió de vista a sus compañeros.
Acordó con ellos de verse por debajo de la monumental bandera nacional, justo en el centro de la plancha.
Narró a su hermana que de repente salió de una nube de gas un grupo de granaderos que lo sometieron. Se puede ver en un video de YouTube que Atzín no tenía el rostro cubierto ni llevaba mochila.
“Estaba parado allá, no hacía nada”, responde el estudiante retenido por granaderos al camarógrafo.
A las 11 de la mañana le permitieron hablar con su hermana por teléfono. Le indicó que estaba preso y le pidió que viniera con un abogado. Pero los funcionarios de la SEIDO no permitieron el ingreso del licenciado y Atzín tuvo que declarar ante el defensor de oficio.
Cuando su hermana lo vio, le dijo que los custodios se burlaban de él: “Por andar en marchas te vas a ir al reclu”.
Sus camaradas movilizaron a los trabajadores de La Esmeralda y pasaron una carta que ya firmaron 25 profesores, indignados por los cargos que pesan sobre el estudiante.
Falsa declaración
Tania Damián Rojas también se comunicó con su padre, Enrique, para anunciarle que la habían detenido en la calle Madero, junto con su novio Hugo Bautista Hernández. Le informó que los iban a trasladar a la SEIDO. Enrique se apresuró y acudió al edificio de la PGR ubicado en Paseo de la Reforma.
Vestido con traje y corbata a pesar del frío de la noche del viernes, Enrique, quien es abogado, relató que al presentarse a la SEIDO los uniformados le aseguraron que no tenían a nadie detenido. No fue sino hasta las 10 de la mañana del viernes que el grupo de derechos humanos de dicha instancia le confirmó que su hija se encontraba en las instalaciones.
Pasada la una de la madrugada del día siguiente, lo dejaron ingresar al edificio. Salió 20 minutos después, tras haber platicado un corto tiempo con su hija, cuyo párpado derecho seguía marcado por los golpes recibidos durante la noche del jueves.
Dijo a proceso.com que todos los detenidos, a excepción de Hugo, habían declarado con la presencia de un abogado de oficio.
Según le contó su hija, la mujer que recibió su declaración la transcribió tal como ella se le dijo. Pero el documento de la declaración que presentó a Tania para que la firmara concluía con una frase que nunca había pronunciado: “Fui subida a una camioneta por ataques a la paz pública”.
Según le contó su hija, la mujer que recibió su declaración la transcribió tal como ella se le dijo. Pero el documento de la declaración que presentó a Tania para que la firmara concluía con una frase que nunca había pronunciado: “Fui subida a una camioneta por ataques a la paz pública”.
“Fue tanta la presión psicológica por parte del agente del Ministerio Público federal que ella firmó”, denunció su padre, al añadir que la mujer amenazó a su hija con “ponerle otros delitos”.
Hace 15 días, las autoridades dejaron salir a los jóvenes detenidos bajo reserva de ley. Juntos con sus padres, éstos se esfuerzan todavía por cancelar la investigación en su contra y consideran la posibilidad de demandar a los policías responsables de las detenciones arbitrarias por “privación ilegal de la libertad”.
Por ahora, familiares y amigos de los detenidos la noche del jueves 20 buscan impedir a toda costa que los policías los trasladen a reclusorios. Convocaron a una conferencia de prensa a las 10 de la mañana de este sábado y llamaron a una marcha que saldrá del Ángel de la Independencia a las 2 de la tarde y se dirigirá rumbo a la SEIDO.
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