El gobierno delegacional de Benito Juárez carece de una política cultural, a pesar de que cuenta con escenarios diversos y un presupuesto millonario. Tal es el desdén, que a la cabeza de la oficina responsable se encuentra un licenciado en derecho que fue asesor de la Reforma Agraria y es ajeno al tema cultural.
David Alvarado
Mientras Jorge Romero Herrera, un jefe delegacional que en encuestas aparece con 5.3 de aprobación vecinal, presume una política cultural que consiste en la rehabilitación de cuatro casas de cultura y la construcción de un “kiosco de lectura”, la administración a su cargo reconoce oficialmente y por escrito que no cuenta con recursos asignados para la operación directa de actividades culturales. Lo cierto es que dinero sí hay, pues el presupuesto de la Delegación rebasó tan solo el año pasado los 1,500 millones de pesos. “Romero no tiene idea, trabaja sin un plan o política cultural, solamente hace eventos aislados que sean visibles y que no tienen continuidad; las pocas cosas que ha hecho en cultura parecen ser para autopromoción”, lanza la productora teatral Andrea Salmerón. El abandono de la DBJ es tal que los indigentes pernoctan en escenarios suyos. Grave omisión al tratarse de una demarcación cuyos habitantes tienen uno de los niveles de escolaridad más altos del país.
El jueves 13 de febrero Romero presumió, durante su criticado “informe de gobierno” en el Pepsi Center de la colonia Nápoles, tres programas anuales, además de la publicitada Feria del Libro que se realizó por primera vez en el 2013: Son los “Domingos Culturales en tu Parque”, las “visitas guiadas” y las “ceremonias cívicas”. En eso se resume su política cultural. Por supuesto que para la implementación de esos programas no hacen falta expertos, pues el director de Cultura de la DBJ, Gustavo Edmundo Cervín Ayala, es licenciado en derecho, carece de trayectoria ligada al tema cultural y entre el 2007 y el 2012 fue asesor de la Secretaría de la Reforma Agraria.
Tal vez sea que todo se queda en buenas intenciones, como en el caso del concurso musical llamado “Guerra de Bandas”, que el pasado noviembre tuvo cien bandas inscritas pero sólo 16 participaron, en las categorías amateur y semiprofesional, para ganar un único premio de 25 mil pesos. “Yo comprometería a la parte artística de la Delegación a que se diera seguimiento y se amplíen las categorías, que exista continuidad para esto”, opinó Sabo Romo, bajista de Caifanes que formó parte del jurado. En contraste, la Delegación Miguel Hidalgo presentó el proyecto Factoria 360, Industrias Creativas, con el fin de promover e impulsar a nuevos talentos de la industria musical, que se espera que este año se replique más allá de esa demarcación. Un ejemplo del interés en la cultura por parte de ese gobierno es la remodelación del Cine Cosmos con una inversión de 100 millones de pesos para albergar a la compañía de danza contemporánea Tania Pérez Salas, además de una mediateca, librerías, sala de exposición y área para bicicletas.
El Índice de Desarrollo Humano Municipal en México publicado por las Naciones Unidas menciona que la Delegación Benito Juárez es el primer lugar en México con un ingreso per cápita comparable al de países europeos como Alemania o Italia. Con población de 360.478 habitantes, que representan el 4.2% de la población del Distrito Federal, habitada en su mayoría por estratos medios y medios altos. Pero la autoridad panista no considera partida alguna para la cultura en el 2014. En el oficio DGDD/DPE/CMA/UDT/376/2014, la Dirección General de Administración y Finanzas respondió que “la actividad institucional denominada ‘promoción de actividades culturales’ no cuenta con recursos asignados para la operación directa; no obstante se realizarán diversos ajustes en el transcurso del Ejercicio 2014 con la finalidad de atender en la medida de lo posible los requerimientos para operar los programas delegacionales”.
En la demarcación existen cerca de 14 teatros en funcionamiento, según el Sistema de Información cultural del CONACULTA, de los cuales la mitad son administrados por la autoridad delegacional. Sin embargo, el más importante de ellos, el Maria Tereza Montoya, que se encuentra en Eje Central Lázaro Cárdenas 912, con un aforo para 394 personas, no cuenta con una programación propia salvo los viernes, y para todo lo demás se renta a un precio por día de 5,334 pesos, que no incluye técnico porque “no lo han recontratado”. El boleto más caro que se puede vender en la taquilla es de 140 pesos, aunque se permite ofrecerlo más caro “por fuera”. Si algún proyecto está interesado en generar una alianza con un patrocinador hay que solicitar un permiso en el área jurídica de la Delegación.
Alejandro Aldama, coordinador de difusión y promoción del Foro Contigo América, ubicado en la colonia Nápoles desde hace un cuarto de siglo, comenta en entrevista que no le queda claro el proyecto cultural de la Delegación, pues “no hay un apoyo o estímulo y dudo que conozcan que existe un foro como el nuestro”. El actor considera que es importante realizar una política cultural acorde a las necesidades de la delegación, pues el nivel socio-económico no corresponde a un nivel cultural. En el Plan Nacional de Desarollo se deja en claro que la cultura es un derecho y la Delegación debe asumir dichos puntos. “Hay que prestar atención a los foros que ya están, mantenerlos y cuidarlos. Pero sabemos que la cultura no es una prioridad de las autoridades”. A diferencia de los teatros de la DBJ, Contigo América es una institución teatral independiente y abierta a las propuestas no comerciales, con una programación activa de jueves a domingo en la que hay propuestas de teatro, danza, música, entre otras. Anualmente recibe alrededor de 40 agrupaciones con un promedio de 170 funciones. Cuenta con un aforo para 52 personas y desde que inició el proyecto el foro funciona sólo con cooperación voluntaria del público asistente. “El tener boletaje pasa por solicitar un permiso a la Delegación, después a la Secretaría de Finanzas del GDF, un papeleo terrible”, señala Aldama.
Por su parte Andrea Salmerón, escritora, directora y productora teatral, dice que Romero está lleno de buenas intenciones, “pero no tiene idea, trabaja sin un plan o política cultural, solamente hace eventos aislados que sean visibles y que no tienen continuidad; las pocas cosas que ha hecho en cultura parecen ser para autopromoción”. La DBJ, añade, “cuenta con diversos espacios públicos que pueden beneficiar a más ciudadanos. El Audiorama ubicado dentro del Parque Hundido funciona muy poco y los fines de semana cobran al público las presentaciones de un grupo de teatro guiñol de muy mala calidad. En el teatro al aire libre del parque Esparza Oteo, todavía hasta la administración pasada tenían algunos eventos dominicales de boleros; ahora no hay nada, incluso la lona está rota y los indigentes pernoctan en el escenario”.
La también vecina juarense desde hace 15 años sentencia: “Urge un programa cultural que también ayude a concientizar a toda la población flotante que trabaja en la Benito Juárez, el respeto a los espacios públicos y sus habitantes. Una adecuada política cultural debería estar enfocada en ofrecer opciones para la gente que trabaja aquí, que pueda asistir a algún evento antes de regresar a su casa, y por supuesto eventos para los habitantes más allá de la explanada delegacional, que sólo sirve de aparador para el delegado. Será importante restaurar y reactivar los teatros al aire libre que hay en casi todos los parques. Existen muchos profesionales con espectáculos listos para presentarse y que requieren muy pocos elementos técnicos”.
(En la foto: La fachada magnífica del Centro Cultural Juan Rulfo, edificio histórico que alojó el antiguo Ayuntamiento de Mixcoac, es utilizada por el gobierno de Jorge Romero para presumir "soluciones" con burdo logotipo).
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