Un asunto de familia
Los gritos del informe
Miguel Ángel Velázquez
A
lgo muy grave sucedió en el PRD del Distrito Federal en los días recientes, entre la mayoría de perredistas y el jefe delegacional de Iztapalapa, Jesús Valencia, porque en el desplegado de apoyo que firmaron todas las huestes amarillas, los titulares de las demarcaciones por delante, el nombre del de el Cerro de la Estrella no aparece en ningún renglón del documento.
El asunto huele mal porque, desde donde se quiera ver, la ausencia de la firma del delegado confirma que entre ese servidor público y el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, las cosas no van nada bien; por el contrario, a últimas fechas se ha ido agudizando, y lo que hace el desplegado es advertir, cuando menos a los que no están muy enterados, que la bronca contra el del oriente del Distrito Federal es seria.
La gota que derramó el vaso cayó el pasado 15 de diciembre, durante el informe de la senadora Dolores Padierna. Alguna voces que coreaban el nombre del ex jefe de Gobierno Marcelo Ebrard fueron identificadas como
gente de Valencia, y entonces todos los rumores de que había problemas entre los dos políticos se confirmaron.
Valencia, sin pegar de gritos, desmintió la versión. A la gente más cercana le decía, hoy mismo, que a él no se le había invitado a la firma del desplegado, aunque mucha gente sabía de sobra que la ausencia del delegado en el brindis de fin de año, al que asistieron casi todos los delegados –menos la titular de de Tláhuac y Valencia–, además de diputados y senadores, también, se tomó como un desaire que se añadía a los problemas que ya se vivían.
Las fechas y las acciones dan idea de la situación. El 8 de diciembre, Jesús Valencia rindió su informe de actividades. El invitado más importante era Miguel Ángel Mancera, quien, según nos dicen, confirmó su asistencia una noche antes del evento. No obstante, por la mañana los encargados de seguridad del jefe de Gobierno consideraron que no había las condiciones requeridas para la seguridad de Mancera, según se dijo entonces.
Más tarde, como ya les comentamos, en el informe de Dolores Padierna se escucharon los gritos que salían del grupo de gente identificada como de Valencia; gente que había asistido para eso, para gritar en contra de Mancera. En todas partes se culpaba al delegado del pequeño escándalo que se presentó ese día, aunque se pasaba por alto que ese evento había sido convocado por la gente de René Bejarano, a quien difícilmente se le podía haber escapado el control de los asistentes, y quien también tiene graves diferencias con Mancera.
El 19 de diciembre, el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, convocó a un brindis por el final del año, del que ya hemos dado algunos pormenores. A ese evento tampoco asistió Valencia, quien aseguró que una reunión con gente de la delegación que gobierna se había prolongado más de lo planeado, y eso le impidió llegar al Museo de la Ciudad de México.
La historia no ha terminado. Por lo pronto, el PRD del DF recogió el agravio, cierto o no, de Valencia, y no lo consideró dentro de la lista de funcionarios que reconocen, explícitamente, el liderazgo de Miguel Ángel Mancera, lo cual deja muy mal parado al jefe delegacional, que pronto, muy pronto, tendrá que dar idea de lo que sucede con su partido y con el jefe de Gobierno. Así andan las cosas.
De pasadita
Vaya sorpresa la que se llevaron por los rumbos de Tlalpan después de enterarse de que será en esa delegación donde estará el cuartel de la gendarmería federal. Bueno, no se pudo con la llamada
cruzada contra el hambre, y la mayoría de los intentos del gobierno federal por meterse al DF han fracasado. Ahora se trata nada más ni nada menos, que de la nueva policía federal. ¿Será que ahora sí se meterá? Ya veremos.
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