sábado, 7 de diciembre de 2013

“La corrupción se queda. El petróleo es el que se va”. Lorenzo Meyer

Satiricosas


Manú Dornbierer



En este par de frases simples y contundentes de Lorenzo Meyer, periodista, historiador y miembro del Colegio de México, dichas en el programa de Carmen Aristegui el lunes 3 de diciembre de 2013, se encuentra claramente plasmada la historia reciente del petróleo de México.
Utilizó Lorenzo un artículo de The Economist de Londres para llegar a esa rotunda conclusión que nos dejó a los mexicanos que la escuchamos con el alma desolada y la conciencia convencida de que tal es la verdad. Lo dicho muchas veces: Pende sobre nosotros la espada de Damocles: Nos quitarán hasta el subsuelo por dejados y cobardes, pero sobre todo por permitir, si no es que alimentar, la corrupción sin freno de nuestro país.
En breve -y personal traducción- el resumen del dicho artículo británico quedaría así: Un 62% de la población mexicana se opone definitivamente a la privatización del petróleo de México, pero como hay tal corrupción (que no ineptitud) en la empresa estatal Petróleos Mexicanos, no importa la oposición popular, la democracia y otras sandeces y es necesario que las compañías extranjeras vuelvan a tomar las riendas de la industria petrolera en el país del que fueron expulsadas por Lázaro Cárdenas, la voluntad y la cooperación popular, en 1938.
El “Economist” quiere, como todos los miembros del Nuevo Orden Mundial, el regreso al colonialismo, en versión moderna, mal disfrazada de supuestos requerimientos indispensables de la economía.
Ah, pero que de ninguna manera se aumenten los salarios mexicanos. Profesan los decires del diario inglés tanto los priístas como los panistas otra vez unidos para gloria de los creadores del PRIAN, Carlos Salinas y Diego Fernández, hoy y siempre. En tanto, Andrés Manuel López Obrador, el más sincero opositor, sufre un infarto, por útil coincidencia para la Derecha, el mismísimo día en que ha previsto un cerco en contra de la entrega del petróleo alrededor del siempre servil Congreso.

DESDE HACE MAS DE 30 AÑOS

Peña Nieto fue seleccionado por el sistema para recibir irremisiblemente -point of no return- la fruta evenenada que con paciencia Carlos Salinas de Gortari y el ex director de la CIA, George Herbert Bush (el viejo Bush), pactaron y promovieron desde hace más de tres décadas que hemos vivido y seguido puntualmente algunos periodistas y muchos que se hacen los locos y se callan: La decadencia inducida, el deterioro impulsado desde el Poder Ejecutivo de Pemex, la paraestatal de los “veneros del diablo” que nos mantiene.
La inmensa vaca lechera que mantuvo al país desde 1938, pero que a la par engrandeció y pagó a la gorda e infecta burocracia mexicana. Ahora, tras ser superexplotada por los panistas, la empresa PEMEX es ordeñada hasta por los narcos a través de los ductos o desde los corredores de las oficinas gubernamentales.
Nadie hizo jamás el intento de combatir la corrupción en Pemex y este es el resultado. Nos quitan el petróleo por estúpidos corruptos. Se habla de la corrupción en este país como de un mal necesario y natural. Y ya que NINGUN
GOBIERNO quiso poner un alto la corrupción de Pemex, hoy para camuflar la odiosa situación, juran y perjuran que las voraces empresas extranjeras son indispensables y se les hace muy lógico que se entregue la máxima fortuna nacional a otras corruptas empresas, cuando no criminales, listas con tal de apoderarse de TODO el petróleo del planeta hasta para hacer la guerra y destruir países como lo hicieron con las varias guerras de los Bush- Halliburton contra Irak… o ¿quizás con guerras intestinas fomentadas en los países petroleros, como la guerra gringa de Calderón en México?

EL CHIVO “RESPIRATORIO” (como se llamaba a sí mismo JDS)

Y erraron adrede cuando dizque combatieron la corrupción en la persona del ingeniero Jorge Díaz Serrano, considerado entonces fuera de su país como “el padre del petróleo mexicano”. Porque… Díaz Serrano puso en menos de 3 años a México en el 4º lugar de los productores de petróleo habiéndolo encontrado en el 16º.
Echó a andar el pozo Cantarell, uno de los más ricos del mundo. Inauguró las refinerías de Salina Cruz y Tula, con sus respectivas hidroelétricas.
Su programa petroquímico logró poner al país en la lista de los exportadores. De 3 millones de toneladas subió la producción a 10 millones.
Instaló 12 plantas más que permitirían a México una futura producción de 20 millones de toneladas. Cangrejera y Pajaritos eran los complejos petroquímicos más grandes del mundo.
Ese Pemex “del gobierno de la República”, del que hablan en el mismo tono demagógico y plañidero Felipe Calderón y Enrique Peña, tuvo antes de la desgraciada implantación del neoliberalismo salino-bushista a muchos patriotas ingenieros que quisieron impulsarla hacia el noble destino “de administrar la abundancia” de México. Pero los acomplejados no entendieron.
Destruyeron con saña a Jorge Díaz Serrano, uno de ellos, al que cuando llegó a director de PEMEX pregunté ¿le pondrás un alto a la corrupción de La Quina? y me contestó, “Vine a extraer petróleo y Don Joaquín hace una muy buena labor en el mantenimiento. No vine a enfrentar al sindicato ni al sistema político. No podría cumplir con mi encomienda”.
Lo destruyeron sí, desde 1981.
Y a partir de aquel momento todo se vino lentamente abajo… López Portillo y sus esbirros Oteyza nombrado por el españolete secretario de Energía, el hijo del Jolopo, y la entonces amante del presidente, Rosa Luz Alegría, nombrada secretaria de Turismo por obvias razones y gente menor como Carlos Rojas, entre otros mediocres abusadores del poder, lo despidieron de la dirección de Pemex en 1981.
Empezó la Operación Minar a Pemex, para que la podamos soltar a los gringos y anexas.
Con el paso del tiempo se ha entendido que Carlos Salinas y George Bush padre fueron los que determinaron su ingrato destino, pues les estorbaba para la realización de su plan que hoy está a punto de culminar: La entrega del petróleo a los petroleros internacionales, entre ellos los Bush.
El desafuero de Díaz Serrano de su puesto de consolación de senador de Sonora, su encarcelamiento de 5 años en el Reclusorio Sur, su descrédito, su acusación de robarse 35 millones de dólares en la venta de barcos, mismos que fueron a dar a Alicia López Portillo, a través del ingeniero Ignacio de León “conchavado” por el presidente JLP, todo eso no fueron más que consecuencias indecentes de una falsa cuan risible y dramática lucha para conservar la para ellos enriquecedora corrupción de Pemex.

CADENA DEL DETERIORO

Los siguientes presidentes y directores, se dieron a la corrupción con el mayor descaro.
El propio Salinas que prohibió la refinación de la gasolina para darla a Bush en la Shell de Deer Park en Texas (fuente de los ruinosos gasolinazos). Ernesto Zedillo que simplemente hundió la Isla Bermeja en el Golfo, para borrar todo litoral mexicano que estorbara la explotación total del petróleo submarino a los gringos, desapareciendo las 200 millas de mar territorial mexicano. Vicente Fox que permitió que su mujer, Marta Sahagún, impusiera como abogado de la gran paraestatal a un chico de 25 años, César
Nava, su ahijado y yerno de la panista Cecilia Romero, para que sus propios hijos Bribiesca pudieran saquear a Pemex, mientras su padrastro agotaba el pozo Cantarell por los gringos.
Y Calderón que desde que fue secretario de Energía abusó de Pemex y terminó prácticamente regalando PEMEX a los españoles por su amor entrañable a Iván Mouriño y seguramente mucho dinero, pero ningún reconocimiento en España, aunque sí todos en USA por su dicha criminal narco guerra.
Todos los mexicanos que no han sabido combatir la corrupción, salvo los traidores que están en la jugada y recibirán dinero asqueroso por su apoyo a la entrega, van a llorar. Y Cuauhtémoc Cárdenas más que cualquier otro por no haber osado defender su victoria electoral en 1988. Nos hubiera evitado un Salinas y décadas de daños neoliberales a todo el país.

Satiricosas.es.tl

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