Submarino de El Universal Político | Leo Agusto y Los Ángeles del Gordo
Con falsa y mezquina indignación (ahora lo sabemos), el periodista y vendedor de remedios mágicos para la calvicie, Eduardo Jaime Ruiz Healy, utilizó los micrófonos de su programa radial en Fórmula para sumarse al desgarre de vestiduras por el caso donde el ex ministro José Góngora Pimentel mandó a la cárcel de Santa Martha Acatitla a su ex pareja y le arrebató la custodia de sus dos pequeños hijos con autismo.
Ahora sabemos que en el expediente 726/86 de la secretaria A del Juzgado Noveno de lo Familiar del DF consta que la madrugada del 9 de enero de 1986 Eduardo Ruiz Healy propinó una golpiza a su entonces esposa, Silvia X (se omiten los apellidos por solicitud de la fuente y por respeto a la víctima) y la mandó al North Memorial Medical Center en Robbinsdale, Minnesota. Cuando los médicos la dieron de alta del área de urgencias, Silvia X solicitó la ayuda al refugio para mujeres maltratadas Alexandra House, Inc para protegerse a sí misma y a su pequeña hija de su golpeador esposo.
En aquel 1986, Eduardo Ruiz Healy le pidió a Silvia X el divorcio porque así era más fácil que le otorgaran la greencard para trabajar en EU. La inestabilidad económica evidenció la falta de carácter del temperamental y hoy reconocido periodista que se abrió camino en los medios de comunicación aprovechando el prestigio que su hermano Juan Ruiz Healy labró al frente del programa de Televisa 60 Minutos, a finales de los años 70 y principios de los 80, y que en realidad era un refrito del orginal 60 Minutes de la cadena estadounidense de televisión CBS.
En el año 2000, ya en los cuernos de la luna, Eduardo Ruiz Healy buscó revancha contra su ex esposa y solicitó al juez Noveno de lo Familiar la custodia de la pequeña hija de ambos y consiguió separar a su hija de su madre. La pregunta al periodista sería si lo logró con una buena estrategia legal o si utilizó sus influencias para incidir en la decisión del juez para consumar su venganza. Como podemos ver, en este nuestro México, la cosecha de Góngoras nunca se acaba.
Seguimos el debate en Twitter: @LeoAgusto
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