lunes, 23 de septiembre de 2013

El fin de la telenovela de Enrique Peña Nieto


23 de septiembre del 2013
Por Enrique Peña Nieto. Foto: VanguardiaMéxico, 23 de septiembre.- La telenovela presidencial de Enrique Peña Nieto ha tocado su fin y le pone ante sus ojos al verdadero México bronco. No fueron los maestros damnificados en autoinmolación de la CNTE, ni la reacción que privó a los privados con la reforma fiscal, ni si quiera la proximidad de la reforma energética; lo que ha decretado el final del ensueño es la crisis producida por los huracanes que mantienen en estado de emergencia a gran parte del territorio nacional.
Y aunque se aferra al guión con todas sus fuerzas, pese a que apenas el viernes 20 de septiembre, Paty Chapoy dedicó varios minutos en su programa de espectáculos Ventaneando a hablar del enorme esfuerzo del Presidente y luego mostró unas conmovedoras imágenes de su equipo llenando de víveres un camión de la empresa Tv Azteca; para Enrique Peña Nieto ya nada será creíble si no es capaz de demostrar que lo prometido se cumple, que entonces sí se puede, que todos sus programas de gobierno se ponen realmente en marcha marcando diferencia ante una crisis que no estaba presupuestada por sus managers o asesores.
Qué difícil será abandonar el calor de hogar de las televisoras, la imagen ganadora de galán que no se despeina; qué complicado será dejarle la responsabilidad filantrópica a la Gaviota, ¿podrá su frágil vuelo resistir los vendavales del huracán?; difícil será que la Primera Dama luzca tan conmovida como en elTeletón para comenzar la pedidera basada en un carisma de reflector.
Mientras los cuerpos del pueblo flotan y cada vez hay más desaparecidos, la titular de Desarrollo Social, Rosario Robles, tendrá que rescatar las pérdidas como lo hizo con su agónica carrera política; tendrá que coordinarse y templar su voz ante los gobiernos estatales que ya se declararon en estado de emergencia para que les toque algo de la partida presupuestal. No hay que olvidar que el hoy preso Andrés Granier, ex gobernador de Tabasco, hizo su “cochinito” aprovechando una hecatombe similar en su demarcación.
Esta es la verdadera prueba de fuego −o más bien de agua− para Enrique Peña Nieto, quien tiene que mostrar el músculo de su equipo ahora o nunca. Salir estoico de estar hundido sería la única posibilidad en medio de la rapiña que desnuda a un México como el de siempre; en un contexto de pobreza donde perder todo es perder nada, pues el trasfondo no cambia: se trata del mismo PRI enfrentándose a su legado. Esta es la oportunidad de mostrarse nuevo, tal como lo prometió desde su campaña.
Temer la aplicación de una doctrina del shock[1] sería demasiado si el gobierno de Peña Nieto no es capaz de dirigir ni a su equipo en esta crisis de orden atmosférico; pero que no nos sorprenda que simultáneamente a las labores de rescate se comience a presionar más con las reformas, so pretexto de que ahora son más necesarias y apremiantes que nunca. Tampoco nos sorprenda el regreso dignificante del Ejército y Marina, que tras ser relegados de la estrategia de seguridad nacional del mandatario, podrían recuperar su presencia.
Aquí está la crisis que a Peña Nieto o le ayuda o le hunde en la realidad, y de la cual no podrá escapar hasta el final de sexenio. Es momento de que el Presidente haga acopio de todas sus fuerzas; ya es tiempo de mover a México y poner a trabajar a todo el equipo de gobierno: desde la Secretaría de Defensa, hasta Desarrollo Social y Gobernación. Sin embargo, algo no se está moviendo, pues el Presidente despierta ojeroso cada día, mientras el número de muertos se acumula en un periodo corto de tiempo.
La violencia de estos fenómenos naturales dejan al descubierto lo privado, lo hacen público; ni la violencia del narcotráfico se ha tornado tan reveladora, pues se manejan cerca de 100 muertos, que podrían aumentar conforme las labores de rescate continúen. Pero más allá de los muertos, los huracanes arrasaron dejando girones de la ya de por sí marginal vida de muchos mexicanos. Es como si se le arrancara el velo a la marginación que nadie quiere ver, dejándola al descubierto.
Y cuando el Presidente despertó el deslave estaba ahí, con 40 casas colapsadas en la comunidad de La Pintada en Atoyac de Álvarez, Guerrero. Aquí, Enrique Peña Nieto perdió la inocencia y también –como el mismo diría– la esperanza de encontrar sobrevivientes.
Por si fuera poco, cuando Enrique Peña Nieto más buscaba quitarle protagonismo mediático al Ejército y Marina, lo han vuelto a tener en este contexto, pues son los únicos y mejor capacitados para las labores de rescate. Mientras, la Policía Federal trasciende en los medios, al desplomarse un helicóptero Black Hawk, el cual fue encontrado en la sierra de Guerrero con dos pilotos y un mecánico muertos en el accidente, pero al parecer, al estrellarse también iban a bordo pobladores rescatados.
¡Ánimo, habrá buenas cosechas!Pero no todo está perdido, movamos a México como ni los huracanes lo han hecho. ¿Por qué tanto pesimismo? Hay que verle el lado positivo a la tragedia, tal como lo hizo el Secretario de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez, quien el 20 de septiembre dijo:
“No podemos sentar precedentes, es un momento, quizá no el propicio para decirlo, pero estos fenómenos meteorológicos, los huracanes que están entrando al país, nos dejan una estela de destrucción por un lado, pero también nos llenan las presas, nos recupera los mantos acuíferos y eso quiere decir que en el futuro tendremos agua en las presas para sembrar y esto nos va a permitir tener buenas cosechas” [2].
El club de los optimistas no está en la misma sintonía que el desesperanzado Enrique Peña Nieto.
Se dice que este huracán terminó con plantíos de amapola, entonces sí se puede acabar con las drogas, pero el Secretario de Agricultura aduce que los huracanes favorecerán cosechas, entonces seguirá la mata dando al estilo Acapulco Golden y blanca de Sinaloa.
Rapiña y despensas sin patrocinio de SorianaLa pobreza flota y sabe nadar, busca artículos, alimentos, objetos que a río revuelto son ganancia de pescadores. Los centros comerciales como Costco en Punta Diamante, Acapulco, se ven afectados por el doble fenómeno: el atmosférico y el económico; en la zona los Marinos han formado un retén para revisar que la gente sólo transporte víveres y no artículos suntuosos. En Culiacán se implementan operativos anti rapiña con la presencia del Ejército, para salvaguardar los bienes materiales de la población, en una ciudad donde éstos valen más que las vidas humanas.
Pero la rapiña es el acto animal al que recurre la población a la que no le ha llegado ni la Cruzada contra el hambre, ni los apoyos a las pequeñas y medianas empresas. Es una sociedad de rapiña, aquella a la que no le llegarán las reformas que en papel lucirán muy bien, pero que si no se traducen en beneficios, cualquier crisis será la rapiña de unos y otros; la mendigante rapiña de los pobres y la ambiciosa rapiña del poder.
Para Enrique Peña ha llegado el momento de quitarse el gel, de despeinarse, de dejar el set y entrar a la realidad. Este es el momento en que se verá si todos los programas y promesas se ponen en marcha, si las despensas de Soriana repartidas en campaña fueron más oportunas que ahora.
Yuriria RodríguezEstado Mayor

[1] La investigadora y periodista, Naomi Klein, define a la Doctrina del shock (2007), como un estado de control político, donde el miedo y la violencia permiten a los gobiernos implementar políticas reformistas de alto voltaje; generalmente, desde un  corte neocapitalista y global.
[2] http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/93d501b5296941

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