Más sombras sobre la economía de México
Las malas noticias sobre la marcha negativa de la economía en México siguen llegando y no precisamente a cuenta gotas.
Esta semana, por ejemplo, varios informes de dependencias gubernamentales encendieron las alarmas porque confirman que el crecimiento del país entró en fase de recesión.
El 20 de agosto pasado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) reconoció, por segunda vez en este año, que su meta de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2013 no será de 3.1%, como anunció el 17 de mayo pasado, sino de solamente 1.8 por ciento. La meta original de crecimiento, que el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto estableció para este año era de 3.5%; es decir, la expectativa de avance del PIB en el país ha caído prácticamente a la mitad.
Además, el viernes, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que, en julio pasado, la tasa de desocupación en México creció de 5.02 a 5.12%, contra el mismo periodo del año previo.
De acuerdo con el Inegi, el desempleo en el país ha impactado con más fuerza a quienes tienen mayor nivel de instrucción, pues ese segmento reportó 76.4% de la población desocupada, mientras quienes no contaban con estudios completos de secundaria representaron 23.6 por ciento.
El entorno laboral se ha complicado aún más este año y es en uno de los indicadores más sensibles de la desigualdad que priva en el país. Aun con estudios universitarios, las malas condiciones de trabajo y la incapacidad del gobierno para crear nuevas plazas han orillado que los profesionistas caigan en la informalidad, y no precisamente –como apuesta la administración de Peña Nieto– para crear micro, pequeñas y medianas empresas.
En este escenario, sin capacidad para elevar la productividad y la creación de empleos especializados, México va a camino a ser un país de obreros y subempleados.
Pero éstas no fueron las únicas noticias malas de la semana.
También el viernes, el Banco de México (Banxico) anunció que el descenso de las remesas familiares a México siguieron hasta julio con el ritmo descendente que han reportado durante todo 2013. En el segundo trimestre de 2013, informó el banco central, bajaron 9.1% respecto a abril-junio de 2012.
Además, las exportaciones redujeron su ritmo de expansión, pues la cuenta corriente de la balanza de pagos registró un saldo deficitario de 6 mil 008 millones de dólares en el segundo trimestre de 2013.
Encima, la Secretaría de Economía (SE) ofreció un dato preocupante: la fuga de capitales en México en los primeros tres meses del año fue de mil 508 millones de dólares, cerca de tres veces la cantidad que se fugó en el mismo periodo del año pasado, cuando salieron 588 millones de pesos.
La explicación de la SE a esta salida de capitales es que los inversionistas de la banca múltiple retiraron del país mil 76 millones de dólares. Otras operaciones registradas como negativas ocurrieron en los sectores de telecomunicaciones alámbricas, por 195 millones de dólares; construcción de obras de urbanización, por 63 millones de dólares; fabricación de papel, 28 millones de dólares, y elaboración de alimentos sin especificar, 19 millones de dólares.
Para que México detone crecimiento y se dé un verdadero combate a la pobreza, no basta con aprobar las reformas estructurales. En esto coinciden analistas mexicanos y extranjeros. Se necesita una estrategia económica urgente, y diferente, por parte del gobierno mexicano para que la sociedad alcance mayores niveles de bienestar, y no sólo basar sus argumentos en que México no crece porque Estados Unidos tiene problemas económicos.
Lo que se requiere es elevar y democratizar la productividad, pero el gasto del gobierno sigue atorado. Son ya tres décadas las que el país lleva con un crecimiento de la productividad de sólo 0.7%, y es la nación de América Latina con menor avance en su PIB. Está claro que para “mover a México”, el Presidente y su equipo necesitan trabajar, y pronto, en algo más que un eslogan.
¡Feliz fin de semana!
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