Unos 6 mil pobladores indígenas y campesinos constituyen el Sistema de Seguridad Ciudadana; se enfrentan al crimen organizado
Con una fuerza de seis mil hombres en armas, la autodefensa armada en Guerrero amplió su presencia a nueve municipios en los que se constituyó formalmente como un Sistema de Seguridad Ciudadana (SSC), de acuerdo con un informe interno de esa organización popular.
Los municipios son Ayutla, Tecoanapa, San Marcos, Florencio Villarreal, Cuautepec, Copala, Marquelia, Azoyú y, más recientemente, en Tierra Colorada, informó Bruno Plácido Valerio, dirigente de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).
Sin embargo, de acuerdo con el documento interno, en realidad la UPOEG cuenta con células no en nueve sino en 40 municipios de La Montaña, Costa Chica y región Centro de la entidad. Es decir, tiene presencia en casi la mitad del territorio de Guerrero.
Para establecer un parámetro, la fuerza actual de los grupos de autodefensa del SSC cuenta con el doble de efectivos que la policía en la entidad, llamada ahora Fuerza Estatal.
La razón de esta expansión, es la creciente inseguridad que obliga a las comunidades a huir de organizaciones criminales, y el abandono del estado y gobierno federal que no garantiza la seguridad.
En aumento
Los planes del SSC incluyen formular acuerdos o alianzas con otras organizaciones de la Costa Grande para establecer mecanismos de autodefensa en municipios como Coyuca, Atoyac y Tecpan de Galeana, que sufren el acoso de la delincuencia común y organizada.
De hecho, el 24 de julio pasado la Alianza de Derechos Humanos Guerrero Unido, que coordinan Leopoldo Soberanis y Reynaldo Soria en el municipio de Tecpan, ya presentaron su “grupo de autoprotección” integrado por no menos de 30 hombres de las comunidades de San Luis La Loma, San Luis San Pedro y comunidades de la sierra.
Plácido Valerio es un dirigente de extracción indígena -originario del pueblo tu’un savi- que, en coordinación con el sacerdote católico Mario Campos Hernández, así como un grupo de líderes sociales de la región de San Luis Acatlán, fundó hace 18 años la Coordinadora Regional de Autoridades Indígenas (CRAI), matriz de la Policía Comunitaria, que en menos de un año bajó la criminalidad en un 90% en la región de la Costa-Montaña.
En la CRAI, que posteriormente se transformaría en Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC), Plácido Valerio fungió como policía comunitario raso, comandante, consejero y, posteriormente, escaló hasta convertirse en uno de los ideólogos de esa organización indígena que entre 1995 y 1996 había reducido casi a cero los índices de delincuencia en esa región.
Esta nueva organización surgió en 2011 como una instancia de defensa de los intereses particularmente de los pueblos más pobres de los 21 municipios de La Montaña, acosados por los altos cobros de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
El proyecto, según recuerda Ernesto Gallardo Grande, uno de los fundadores, radicaba en promover una visión integral de desarrollo para las comunidades rurales, pero debieron mantenerse a la defensiva ante los embates de la delincuencia organizada, que comenzó a cobrar derecho de piso, cuotas de las ganancias a los ganaderos y los transportistas y, finalmente, comenzó a abusar de las jóvenes de Ayutla de los Libres.
Saboteando criminales
Ernesto Gallardo explicó que, mientras los criminales se asentaban en la zona, las policías comunitarias se constituyeron como una fuerza de sabotaje, contención y desarticulación social, la UPOEG se mantuvo a la expectativa hasta que, en enero de este año, el crimen organizado secuestró a integrantes de esa organización, por ello organizaron la autodefensa armada.
Si la comunidad no se hubiera organizado, sostuvo Plácido Valerio, “en estos momentos la situación en la Costa Chica sería insostenible y, quizá, habría ocurrido una explosión de ira popular, como la que le antecedió en junio de 2012 en Huamuxtitlán”, en la región de La Montaña Alta.
El dirigente indígena aclaró que, a pesar de todo lo que se ha dicho de la autodefensa armada, “en realidad se trata de un movimiento pacifista que trata de devolver la tranquilidad a toda la región agraviada; las armas las usamos porque la gente a la que nos enfrentamos no nos va a contestar con flores, nos va a tirar balazos”.
La violencia, explicó Gallardo Grande, detona (el 6 de enero) el movimiento de autodefensa en los municipios de Ayutla y Tecoanapa, a los que se suman San Marcos, Florencio Villarreal y Cuautepec con acciones de fuerza como son operativos de rescate de víctimas, patrullaje, aprehensiones, filtros, puestos de control y hasta un esfuerzo de inteligencia comunitaria que nos lleva al descubrimiento de fosas clandestinas y la identificación de la estructura del crimen organizado.
Resultados de la SSC
A partir de la asamblea general del 10 de marzo pasado, que se llevó a cabo en la comunidad de Buenavista, municipio de Tecoanapa, el movimiento se transformó en el Sistema de Seguridad Ciudadana (SSC).
De acuerdo con los dirigentes, a petición de colonias y comunidades de la cabecera municipal de Juan R. Escudero, colindante con Acapulco se constituyeron 15 grupos de nuevos policías comunitarios o ciudadanos adheridos al SSC, evento que se llevó a cabo el pasado 21 de abril.
Lo mismo ocurrió en la comunidad de Xaltianguis, en el municipio de Acapulco, que el pasado 12 de junio integró su propio Consejo de Seguridad y Justicia (CSJ), abocado a la autoprotección de unos diez mil habitantes.
Según establece su balance interno, esta organización de defensa ciudadana ha detenido a más de 60 personas, de las cuales 31 fueron entregadas a la Procuraduría de Justicia del Estado por nexos probables con la delincuencia organizada.
El hecho más reciente fue la detención, el lunes pasado, de 30 personas en el municipio de Marquelia a los que la ciudadanía vincula con el crimen organizado. De ellas, para fines de semana 26 habían sido liberadas.
Igualmente han rescatado a por lo menos cinco secuestrados, en algunos casos en coordinación con el Ejército Mexicano, Policía Federal y Policía del Estado, así como han sido detenidos al menos media docena de secuestradores.
En este periodo han sostenido dos enfrentamientos con la delincuencia organizada: el primero en El Refugio, municipio de Ayutla, con saldo de un delincuente muerto, tres detenidos y media docena de armas de grueso calibre decomisadas y, el segundo, en el poblado de Xaltianguis donde tras un enfrentamiento lograron la captura de dos hombres armados, un fusil AK-47 y armas cortas, así como chalecos tácticos, uniformes y equipo de radiocomunicación, además de un vehículo, todo fue entregado a la Procuraduría.
Gallardo Grande aseguró que no son una fuerza paramilitar y a la fecha, el SSC cuenta con más de 200 grupos de policía ciudadana, seis coordinadores regionales, 126 comandantes municipales y 18 coordinadores de ruta. Pero, añadió Plácido Valerio, es una fuerza en crecimiento.
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