La captura de Miguel Ángel Treviño, ‘El Z-40’, líder de Los Zetas.
Foto: Especial
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MÉXICO, D.F. (apro).- Hay algo extraño en la “narrativa” –como suelen decir los asesores de percepción pública de este gobierno– en la detención de Miguel Angel Treviño Morales, “El Z-40″.
Sin duda, es uno de los golpes más certeros contra el crimen organizado. Atrapan a quien es considerado el “cerebro” más sanguinario de un cártel que ha demostrado su capacidad destructiva y expansiva. Los Zetas se convirtieron en un modelo de empresa criminal que hasta los italianos han analizado como algo inédito por su capacidad violenta y su expansión trasnacional.
La detención ocurre a las 3:45 de la madrugada del lunes 15 de julio, pero pasaron más de 10 horas para que el gobierno mexicano confirmara este “gran golpe”, quizá más importante que la detención de Elba Esther Gordillo, en términos de imagen pública internacional.
Fue una “filtración” al periódico texano The Dallas Morning News, la tarde del mismo lunes 15, lo que aceleró la operación mediática para informar sobre este hecho.
Las redes sociales fueron un hervidero. En menos de dos horas, el hashtag Z-40 desplazó en Twitter a los otros. En la misma red social y en Facebook comenzaron a circular supuestas fotografías del detenido. Prácticamente se borró en la opinión pública la presentación del Programa de Inversiones en Infraestructura.
Las redes sociales fueron un hervidero. En menos de dos horas, el hashtag Z-40 desplazó en Twitter a los otros. En la misma red social y en Facebook comenzaron a circular supuestas fotografías del detenido. Prácticamente se borró en la opinión pública la presentación del Programa de Inversiones en Infraestructura.
En la conferencia de prensa del vocero de seguridad del gobierno federal, Eduardo Sánchez, se procuró no mostrar ninguna imagen que remitiera a los “golpes espectaculares” de Genaro García Luna en la época calderonista. No apareció el “capo” ni tampoco fotografías que comprometieran a los integrantes de la Armada de México. La versión de los hechos era aún poco clara y sin detalles precisos.
Hasta las 23 horas del mismo 15 de julio, justo en el horario de los noticiarios estelares de Televisa y TV Azteca, el gobierno federal difundió las primeras imágenes de Treviño ingresando a las instalaciones de la SEIDO. No va esposado, no luce como un criminal preparado para posar ante las cámaras, ni tampoco sonríe enigmáticamente como La Barbie.
La desconfianza de las audiencias mexicanas es enorme. No es para menos. Las contradicciones en la “cacería” de los grandes capos del crimen organizado han convertido las detenciones en un juego de intrigas, rumores y falta de credibilidad.
Sobre todo porque a cada capo detenido, abatido y “fugado” le sucede un baño de sangre en aquellas plazas “calientes”. No es para menos el temor que se expresa en la información proveniente de Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Durango y Veracruz, la zona de control de Treviño Morales, sucesor de Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca, sometido en octubre de 2012.
El optimismo desbordado, paradójicamente, no fue en los medios mexicanos sino en los estadunidenses.
El primero en celebrar la detención como si fuera un logro de su propia administración fue el presidente estadunidense Barak Obama. En entrevista con la cadena Univisión, Obama resaltó que la captura de Treviño Morales “también significa que tenemos que continuar haciendo nuestra parte para reducir la demanda (de drogas) y el flujo de armas y dinero hacia el sur, y ese es el tipo de cooperación que Peña Nieto está esperando”.
Previamente, el gobierno de Estados Unidos envió una “felicitación” a México por la detención del Z-40, pero evitó hablar sobre su posible extradición, aun cuando Treviño está requerido por el Departamento de Justicia desde 2008.
Los medios estadunidenses también han alabado la detención como si se tratara de un logro binacional. The New York Times consideró que “Treviño es el capo de la droga de mayor rango y más buscado arrestado por el gobierno de Peña Nieto”.
Dallas Morning News lo consideró “la mayor victoria contra el crimen organizado en la presidencia de Enrique Peña Nieto”.
El consenso a favor de la administración peñista se ha elevado entre los medios estadunidenses. Para el gobierno de Obama es oro molido un evento de estas dimensiones: justifica la cooperación binacional en materia de seguridad; distrae del debate sobre el espionaje desatado por Snowden, y refuerza la reforma migratoria propuesta por la administración demócrata.
La DEA presume este hecho como fruto de la cooperación, aunque información del propio corresponsal de Proceso, Jesús Esquivel, indicaría que la agencia antinarcóticos fue la primera sorprendida con este golpe.
¿Cuáles son las expectativas del gobierno mexicano frente a esta captura? ¿Cómo van a evitar el “coletazo” de violencia en las entidades más afectadas por el poder de Treviño Morales? ¿Hasta dónde van a llegar en el desmantelamiento de Los Zetas? ¿Cómo evitar la presión en la opinión pública para detener a El Chapo Guzmán después de este evento?
Son aún preguntas abiertas. El golpe seco contra la estructura criminal de Los Zetas es innegable. El golpe contra sus ramificaciones políticas, financieras y hasta mediáticas aún está por verse.
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