lunes, 29 de julio de 2013

Wikileaks, el periodismo de filtraciones


Escrito por  el 28 julio 2013 a las 6:55 pm en DestacadasInternet y redes sociales

Segunda parte del ensayo ”El boom de las redes sociales: privacidad y nuevos desafíos”. Consulta la primera parte aquí.
Wikileaks logoEn paralelo con las nuevas compañías que explotan el lenguaje de la web 2.0 se han creado otras iniciativas de activistas cibernéticos que han despertado el interés mundial por el potencial de internet como una fuente de acceso a la información de documentos desclasificados, sin el consentimiento de los gobiernos, de las compañías o de las instituciones financieras.
El caso más famoso es el de Wikileaks, organización fundada por Julian Assange y un grupo de ciberactivistas, enemigos de los secretos del poder y amigos de de la acción anónima. Wikileaks logró en menos de dos años una fascinación e interés mundiales, gracias a la sincronización de filtraciones masivas sobre documentos internos y clasificados como “confidenciales” por agencias del gobierno de Estados Unidos, como el Pentágono y el Departamento de Estado.
En abril de 2010, Wikileaks dio su primer golpe informativo mundial. Divulgó un video grabado en 2007 donde soldados estadounidenses asesinan al reportero de la agencia Reuters, Namir Noor Elden, y a 10 personas más en Irak. El 25 de julio del mismo año Wikileaks divulgó 92 mil documentos “secretos” sobre la guerra de Afganistán, redactados por autoridades del Departamento de Defensa entre 2004 y 2009. Ahí se confirmaban los testimonios y acusaciones sobre la utilización de la tortura como método de “información” para “liberar” a la nación de Asia Central del gobierno integrista formado por el Talibán.
El 22 de octubre de 2010, Wikileaks realiza otro golpe informativo y cibernético espectacular. Divulgó 391 mil 831 documentos desclasificados del Pentágono sobre la guerra de Irak. La cadena televisiva británica BBC calificó esta acción como “la mayor filtración de documentos clasificados en la historia”. De un solo golpe, Wikileaks filtró más documentos que todos los que se han dado a conocer por el IFAI y la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública en México durante sus 8 años de vigencia.
Su mayor y más polémica filtración inició el 28 de noviembre de 2010. Wikileaks comenzó a divulgar apenas el 4 por ciento de un total de 251 mil 187 cables diplomáticos “reservados” y “confidenciales” que enviaron los embajadores de Estados Unidos al Departamento de Estado entre 2006 y 2010 con valoraciones e información poco agradables sobre la manera en que el núcleo del poder en Washington ve el mundo, a los gobernantes de otros países, a sus supuestos aliados, y los datos reservados para la toma de decisiones en conflictos geopolíticos como el Medio Oriente, la guerra contra el narcotráfico en México, la situación en Colombia o las tensas relaciones con las potencias europeas.
Wikileaks generó un tsunami informativo, cuyos efectos aún no se han digerido ni diluido del todo. Sus filtraciones actualizaron dos de las grandes obsesiones en el área de la información, de la informática y de las redes sociales inspiradas en el modelo web 2.0: la develación de los secretos del poder y los límites de la secrecía y la protección de los informantes.
Una de las críticas más insistentes que se le han hecho a Wikileaks es que puso en riesgo a varias de las fuentes que normalmente consultan los embajadores de Estados Unidos para enviar sus cables diplomáticos. La otra crítica se relaciona con la “intoxicación” de información que, lejos de permitir una lectura y entendimiento ponderado produce más ruido que análisis.
Las filtraciones de Wikileaks no acreditan la “verdad” o veracidad de los acontecimientos y las percepciones que se ventilan en los cables del Departamento de Estados, pero sí ofrecen una radiografía nada amable de cómo ve el mundo Washington y lo vulnerables que son los “secretos militares” y la doctrina de “seguridad nacional” de Estados Unidos, en un mundo donde los enlaces cibernéticos permiten tener acceso a información reservada.
Wikileaks revivió la discusión sobre los límites y alcances del acceso a la información. ¿Es válido este método que claramente violentó los lineamientos legales y los procesos de solicitud y desclasificación de archivos, pero generó una ola de información que de otra manera difícilmente se hubiera conocido antes de los 12 años de su desclasificación?
Javier Moreno, director de El País, uno de los cinco grandes periódicos internacionales que acordaron con el equipo de Julian Assange la divulgación simultánea del contenido de varios de los cables del Departamento de Estado, hizo el siguiente análisis:
El interés global concitado por los papeles de Wikileaks se explica principalmente por una razón muy simple, pero al mismo tiempo muy poderosa: porque revela de forma exhaustiva, como seguramente no había sucedido jamás, hasta qué grado las clases políticas en las democracias avanzadas de Occidente han estado engañando a los ciudadanos (El País, 19 de diciembre de 2010).
Wikileaks significó, en buena medida, no sólo una demostración del engaño. También representa un parteaguas para la manera de hacer periodismo en la era de las redes sociales, del acceso a la información y en la capacidad para divulgarla globalmente.
Lejos de suplantar al periodismo de investigación, Wikileaks lo potencia. Sin embargo, hace falta que las propias redacciones de los medios se den a la tarea de contrastar, investigar, contextualizar y relacionar los contenidos de los cables divulgados con cada uno de los temas. Nunca como ahora se reclama una labor de ensamblaje y valoración sobre los hechos, las pistas y los juicios emitidos en esta gran ola de “filtraciones”.
El semiólogo italiano Umberto Eco comparó a Wikileaks con la distopía del Big Brother orwelliano: así como los ciudadanos se han sentido invadidos por el poder intrusivo e invasor, ahora ese mismo poder queda desnudo ante la mirada no autorizada a sus secretos.
“Ahora que se ha demostrado que ni siquiera las criptas de los secretos del poder pueden escapar al control de un hacker, la relación de control deja de ser unidireccional y se convierte en circular. El poder controla a cada ciudadano, pero cada ciudadano, al menos el hacker –elegido como “vengador” del ciudadano- puede conocer todos los secretos del poder”, advirtió Eco.
¿Cuál ha sido el impacto en México del fenómeno Wikileaks? Podemos identificar tres vertientes:
a)    El periódico La Jornada fue el único que tuvo acceso a una parte sustancial de las notas originales del Cablegate. Ninguna información tenía el carácter de desestabilizadora, al grado de hacer que cayera el gobierno de Felipe Calderón, pero sí se confirmó una apreciación negativa de Estados Unidos frente a lo ocurrido en este gobierno. Desde las dudas sobre la legalidad de su triunfo electoral en 2006, hasta los errores cometidos en la lucha contra el narcotráfico y la infiltración y corrupción de los cárteles de la droga en los cuerpos militares y policiacos encargados de combatirla.
En buena medida, los “cables diplomáticos” confirmaron mucha información que se ha ventilado en medios como Proceso, La Jornada Reforma sobre los errores estratégicos en el combate contra el crimen organizado. El gobierno de Calderón se debilitó en su credibilidad.
b)    El efecto “contagio” o “imitación” es mínimo. Recientemente se formó una agrupación denominada Televileaks, emulando a Wikileaks, para documentar los abusos cometidos por la principal empresa de comunicación en México: Televisa. Ha generado un impacto menor, en la medida que no se han “filtrado” documentos reveladores sobre esta empresa, sus accionistas y los principales políticos mexicanos.
En todo caso, las “filtraciones” más importantes están ocurriendo a una velocidad acelerada en el ámbito de los periódicos y en función del ambiente electoral del 2012. Es el caso de la deuda del gobierno de Coahuila, documentado por el periódico Reforma.
c)    El mundo institucional ha reflexionado poco y ha realizado menos medidas de las que se esperaban frente al efecto de Wikileaks y el nuevo protagonismo de las redes sociales. Existen, como ya documentamos, dos mundos separados entre los organismos responsables del acceso a la información, las unidades de enlace, los medios informativos y el mayor uso de las redes sociales.
Es claro que el periodismo de “filtraciones” tiene el encanto de la espectacularidad y el escándalo inmediato. Sin embargo, falta la contraparte: la rendición de cuentas, la investigación más profunda y las consecuencias jurídicas y políticas derivadas de estas fugas de información que surgen en las criptas de los secretos del poder.
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