lunes, 29 de julio de 2013

Las redes sociales desnudaron al poder: Marcos


El subcomandante Marcos, vocero y líder político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Foto: Germán Canseco
El subcomandante Marcos, vocero y líder político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Foto: Germán Canseco
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., (proceso.com.mx).-  El subcomandante Marcos, vocero del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), reapareció con su álter ego, “El Señor Durito”, a pocos días de que inicien los festejos por el décimo aniversario de la creación de las Juntas de Buen Gobierno.
En un comunicado, Marcos reflexiona en torno a cómo las redes sociales han impactado en los grupos de poder.
A principios de este año, Marcos publicó un serial de comunicados tituladosEllos y nosotros, ligados a apuntes en torno al ejercicio del poder y la democracia moderna.
En esta ocasión, Marcos dedica su carta principalmente a las redes sociales y su papel en la actualidad. A continuación, el comunicado íntegro:

Antes de explicarles cómo va a ser esto de la escuelita (algo así como un “manual de ruta” o “manual de malos modales” o “manual de supervivencia”), vamos a asomarnos para ver en qué están allá arriba.  No porque seamos dispersos (que lo somos, ni dudarlo), sino porque nosotros tratamos de mirar sus calendarios y geografías, es decir, tratamos de entender.
Así que, sea usted amable y paciente, y acompáñenos en esta mirada desde acá hasta su allá.  Veamos… mmh…
Tanta coyuntura-histórica tratando, en vano, de arrebatar atenciones con titulares noticiosos.  La impostura mediática derrotada ahora por los hashtags –o como se diga- (“virales” se dice, por masivos, no por nocivos… ¿o sí?).
Ah, la desesperación de comunicólogos, politólogos, columnistas, jefes de noticias: los temas de “actualidad” ya no los marcan, señalan, imponen sus análisis –no pocas veces bien lubricados por billetes de todos los colores-, sino que cada quien según su modo, su calendario, su geografía.
Dejemos por un momento de lado esa patética relación entre las personalidades del espectáculo y de la política en todos los niveles –la realeza, ministros, presidentes, gobernadores, legisladores-, cuya “trascendencia” sólo ocupa al periodismo frívolo (es decir, todo el de paga).  Las reflexiones de politólogos y periodistas sobre este asunto sólo atraen a los cada vez más escasos “profesionales del comentario” en sus columnas.
En la sentencia “tuitera” de Durito: “De la relación entre la farándula y la política, vale decir: photoshop los crea y ell@s se juntan”
Porque ahora resulta que la gente (esa masa rebelde que no mira hacia donde se le ordena que mire, ni escucha lo que se le ordena que escuche), ha adquirido la manía de traer lo cotidiano a primer plano: cómo peinarse, lo que me pasó en tal lugar, lo que me gusta-disgusta, lo que vi-oí-me dijeron-dicen, los crímenes que no aparecen en los medios de comunicación de paga, los ridículos reiterados de gobernantes (antes ocultos por montañas de dinero en los closets de la comunicación de paga), ahora expuestos sin control.
¿Que el supuesto paladín de la libertad y la democracia, el gobierno norteamericano, espía impunemente, o hace barbaridad y media en todo el planeta?  ¡Zas!, la red se convierte entonces en la mano irreverente que derrumba la escenografía tras la que se oculta la gran obsesión del Poder: controlar todo y a tod@s, sabiéndolo todo.
Y, de pronto, cuando el Poder se da cuenta de que de nada valió pagar tanto para que los reflectores principales (los mediáticos) se apagaran o se concentraran en el espectáculo bobalicón de moda, el respetable, la gente, la plebe, la banda, enciende sus lucecitas, pero no para acompañar rítmicamente la balada de arriba, sino para evidenciar que el rey-príncipe-ministro-presidente-gobernante-legislador está desnudo.
Sabiéndose expuesto, el Poder sólo alcanza a balbucear incoherencias y, por supuesto, a criminalizar a sus descubridores. ¿Que tal o cual gobernante o funcionari@ lleva con patético porte su síndrome de “usted-no-sabe-con-quién-se-mete”?  ¡Zás!, ahí tiene su zape cibernético y que todos lo vean-escuchen-difundan.  Y, claro, la consecuente respuesta jurídico-policíaca de los políticos: arresto de tuiteros; iniciativa de ley para controlar las redes sociales; el espacio aéreo mundial usurpado por el gobierno norteamericano, la patética servidumbre de los gobiernos europeos (“es sólo un indio, deténganlo”).
Ponga usted el nombre que guste de quienes arriba son o pretenden ser: Peña Nieto, Obama, Berlusconi, Rajoy, Putin, el etcétera que padece usted en su rincón.  Grandes, medianos y pequeños (todos malos) comediantes danzando al ritmo frenético de internet (¿sobra decir que ni siquiera llevan el paso?).  Resumiendo: internet = (igual a) la globalización inmediata y masiva del ridículo y la incapacidad de la clase política.
Pero ¡cuidado!, porque allá arriba ya se dieron cuenta de que lo instantáneo (la evidencia masiva de su incompetencia) es también fugaz.  Y que el remedio para un escándalo es un escándalo mayor.  El mejor antídoto contra un “hashtag” viral es otro ídem.  Mientras esas denuncias no pasen al “hay que hacer algo”, de ahí al “hay que hacer esto”, y de ahí al calendario y la geografía (“hay que hacerlo en tal lugar, tal día”), pues no hay problema.  El Poder no tiene inconveniente en que sus ridículos sean temas de sobremesa, pero si, por ejemplo, los nuevos “terroristas internacionales”, es decir, las redes sociales, pasan del escarnio a la movilización… pues entonces sí empiezan a sonar los “teléfonos rojos” (ok, ya sé que ya no se usan, pero creo que me entienden) en los centros del Poder Mundial, es decir, en los centros financieros.  Porque una cosa es indignarse individualmente frente a la injusticia, y otra cosa es hacerse colectivo de Indignados.  En suma, los problemas se ponen serios cuando las “manitas abajo” en la red, se transforman en puños desafiantes en la calle… y en el campo.
Pero allá arriba, l@s analistas insisten en la mentada y re mentada “coyuntura” (el “contexto histórico”, mi buen).  Y se trata del espectáculo de siempre.  Por ejemplo, las elecciones…  Fraudes pre-electorales, electorales y postelectorales.  La conclusión entonces es casi unánime: “no sirven”… hasta que llega una nueva temporada electoral y un iluminado a modo ofrece lo de siempre: la libertad anhelada al alcance de una boleta electoral.  Así, la salvación está en pintar una cruz en determinado lugar de un papelito, con fervor depositarlo en una caja, y a esperar que ese ser intangible que es “la mayoría” aparezca como irónico disfraz de quien realmente decide: un puñado de grandes señores y señoras del dinero.
“La Sociedad del Poder”, le llamamos nosotros, nosotras las zapatistas, tal vez sólo para señalar que no es en el aparato tradicional, exaltado por la ciencia política ídem y los políticos ibídem, donde reside el Poder y su criminal ejercicio.
Ah, la clase política y corifeos que la acompañan.  Como si estuvieran a años luz de la realidad, los políticos de arriba no se han enterado de que lo que pretenden gobernar ya no existe.  Su (mala) actuación es sólo la escenografía tras la que se ocultan los escombros de un mundo… de su mundo…
 DURITO Versión π (3.14159265 etc.)
 Un político es como un zombie con un letrero de “vegetariano radical”, y cualquiera que sea su lema de campaña en el fondo es: “sigo siendo el mismo pero ahora me voy a portar bien”, me dice Durito, que sostiene que Hannibal Lecter no es más que un zombie con buenos modales y habilidades gastronómicas (por cierto, vienen a la escuelita dos especialistas en gastronomía, seguramente intrigados por los ingredientes del platillo “Marco´s Special”, no apto para vegetarian@s y tan exitoso que olvídate de Ratatouille, ¿Querrán robar la receta secreta?).
Sí, ha regresado Durito.  El autodenominado “único superhéroe que no usa mallas, ni calzones encima de las mallas… ni debajo de las mallas”.
Durito tiene días insistiendo en que es su turno.  A mi argumento de que muchos no lo recuerdan y que muchos más ni saben de su existencia, Durito me ha dado su tarjeta de presentación y me pide que la publique.  Él insistió, así que aquí la pongo, por si algún despistado (o despistada, que la equidad de género no se olvide) decide recortarla y tenerla a la mano:
Don Durito de La Lacandona A.C. de C.V. de (i)R. (i)L.
Caballero Andante.
Hojita de Huapác # 69.
Montañas del Sureste Mexicano.
Sé que fue un error, pero le pregunté qué diablos quería decir eso de “A.C. de C.V. de (i)R. (i)L” y me respondió: “Andante Caballero de Cabalgadura Versátil de Irresponsabilidad Ilimitada”.
Le dije que ya nadie usa las tarjetas de presentación, que ahora hay “blogs”, “perfiles” y cibernéticos equivalentes.  En respuesta a mis reparos, Durito me quitó la tarjeta, garabateó sobre ella y me la devolvió.  Ahora dice:
Don Durito Punto Com.
Andante Caballero y Grafitero Cibernético.
Arroba más w (pero al triple) punto #yosoy69yomiyomi.
(Se rayan muros feisbuqueros y de los otros.  Presupuesto sin costo)
Versión 7.7 bis.
Descarga gratuita sólo para linux.
Diga sí al software libre

Por supuesto que no le pregunté qué significaba todo eso.
Bueno, el asunto es que Durito me ha dicho que ahora es cuando, que qué mejor momento para hacer su reaparición que cuando un pequeño, pequeñísimo número de personas, de geografías y calendarios tan dispersos, están esperando el inicio de clases en la escuelita zapatista.
Para quienes no lo conocen o no lo recuerdan (o para quienes, como el que esto escribe, han hecho el esfuerzo de olvidarlo), Durito es un escarabajo.  Cierto, no es un escarabajo cualquiera.  Se dice caballero andante (y le da por recitar párrafos enteros de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”), tiene un “clip” mal desdoblado como lanza, un pedazo de cáscara de cacaté como yelmo, una tapita de frasco de medicina como escudo, y como espada, bueno, ahí sí son palabras mayores, porque su espada es nada menos que “Excalibur” (aunque su apariencia sea la de una ramita).  Para completar tiene como montura no un rocín, sino una tortuguita del tamaño de un dedo pulgar, a la que llama “Pegaso” (“porque parece que vuela cuando agarra velocidad”, aclara Durito).
Durito o Don Durito de La Lacandona, dice que su misión es, transcribo textualmente lo que me dicta, desafiar al poderoso, socorrer al desvalido, arrancar suspiros de las féminas, ser modelo de posters, y… y lo que vaya saliendo en el camino porque tampoco es cosa de encasillarse, ¿no?  Por ejemplo, también hago ingeniería –soy albañil media cucharita de té-, fontanería, pintura, consejero amoroso, botiquero, webmaster, mago, catador de helados de nuez, escribano, especialista en tratamientos de belleza que incluyen lavado, engrasado, hojalatería y pintura, etcétera.  No olvides poner énfasis en el “etcétera”.
Así que, aprovechando que –al igual que millones de personas-, la coyuntura histórica no nos toma en cuenta, y mientras llega el día fatídico en que inicien los cursos de la escuelita zapatista, Durito impartirá ahora un curso propedéutico, dice, de “alta política”.
Y para hacerlo, Durito se pone en modo “Massively Multiplayer Online –MMO-” (para que todo el mundo se entere, dice -al menos en Word of Warcraft y en Call of Duty-) y comienza con…  ¡¿Un Twit?!
“Los partidos políticos institucionales son el “bioshacker” de la lucha por la libertad”
(Durito sonríe satisfecho de su capacidad de síntesis, pero siente la necesidad de extenderse así que… a sufrir…)
Para entender el funcionamiento contemporáneo de la política de arriba, hay que acudir a su nuevo ateneo: los medios de comunicación de paga.  Ojo: noten ustedes que ya no usé el tradicional “medios masivos de comunicación” porque hay medios alternativos (o libres o como se diga) que son masivos y otros que son terreno de lucha (como internet).
 Tomemos, por ejemplo, la televisión.  Encienda su aparato y aprecie usted cómo la realidad imita a la publicidad.  Ahí están esos anuncios con aparatos maravillosos que le permiten no sólo bajar de peso, también le dan una figura de yomiyomi, de corre-porque-te-alcanzo.
Adquiriendo uno de esos aparatos, usted puede atascarse de garnachas, harinas, carbohidratos, hidrocarburos, azúcar, benzoato de sodio en generosas proporciones, y además tirarse en la cama o el sofá o la hamaca o el suelo (todavía hay clases sociales, no se crea) y darle al videojuego, a la novela o a la teleserie.  En unos cuantos días, usted tendrá una figura como el joven o la señorita que en este momento está demostrando que el aparato es fácil de usar, además de ser útil para colgar la ropa a secar.
Bien, así es la política de arriba en el momento en que piden su voto.  No es necesario que usted se organice, que luche todos los días y en todas partes, por construirse un destino.  Para eso, no faltaba más, está este producto.  En su nueva versión le hemos incluido un botón de reseteo, y ahora incluye un frasco de gel con aroma a florecitas.  Él se encargará de todo.  Usted siéntese cómodamente y verá cómo abundan las ofertas de trabajo digno, los créditos con bajos intereses, las escuelas laicas, científicas y gratuitas, la cultura al alcance de todos, las viviendas con todos los servicios que sí sirven y de bajo costo, alimentos completos, hospitales bien equipados y personal médico capacitado, las cárceles llenas de verdaderos delincuentes (es decir, de banqueros, funcionarios y policías), la tierra de quien la trabaja, las riquezas naturales propiedad de la Nación.  En fin, el mundo que siempre soñó disfrutar, pero sin tener que hacer nada más que cruzar esta boleta electoral.  No, ni siquiera se tiene que molestar en vigilar si no se hace trampa o si no se cuentan bien los votos, ¡nosotros lo hacemos por usted!
Ah, el “bioshaker” de la libertad: baje de peso sin moverse (que el aparato se mueva por usted); sea libre sin luchar (que el líder luche por usted).
Ahora bien, no apague usted su televisor.  Veamos qué hay detrás de esos anuncios.  Sí, esos jóvenes musculosos y esas frondosas señoritas no usan esos aparatos.  Si usted les pregunta fuera del escenario le dirán que son inútiles, que nunca comprarían uno, que un buen cuerpo sólo se consigue con una alimentación adecuada y haciendo ejercicio.  ¿Me sigue?
Bueno, pues igual en la política: los que verdaderamente mandan en el mundo no creen en la democracia electoral, saben bien que ahí no se decide nada de lo fundamental.  Que el mando verdadero, el Poder, está en otro lado, en SU lado.

  Pero resulta que, cuando usted está por cambiarle de canal, o poner el dvd “de producción alternativa” para ver “The Walking Dead”, aparece otro señor, señora, señorita, que le dice que no le cambie, que si vota por él-ella, ahora sí se va a conseguir eso que tanto necesita y merece, que para lograrlo, mire usted, sólo tiene que marcar esta boleta electoral aquí en este logotipo que, ¡es cierto!, parece de comida chatarra…

Bien, ahora un examen de opción múltiple para aprobar este curso propedéutico:
Visto lo anterior, usted…
a).- Le hace caso al señor-señora-señorita y se dice que hay que probar, que tal vez ahora sí, que hay que hacer otro partido político… con los mismos de siempre.
b).- Le cambia de canal o le da play al devedé y empieza a comentar con su pareja o su perro o su gato, o con los 3, sobre por qué los zombies siempre pierden a pesar de que son mayoría abrumadora: Bueno, no siempre, más bien casi nunca / Al final los zombies ganan / Y está esa película de Romero, donde sale el de El Mentalista, donde al final se ve que los zombies van a buscar un lugar para ellos / Ah, se llama “Zombie Land”, “Tierra de Muertos” / Sí, se van tal vez horrorizados por la sanguinaria crueldad de los vivos / Mmh, ¿o sea que tú dices que los zombies van a hacer, como quien dice, su municipio autónomo rebelde zapatista? / O que van a la escuelita zapatista / De por sí eso va a estar lleno de gente rara / Sí, como nosotros / Y nosotras, menso / Zape / Bueno, besito.
c).- No tiene o apaga el televisor y busca en la red si alguien ya consiguió autobús para San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, del 8 al 18 de agosto, para llegar a la fiesta, ir a la escuelita, y estar en la cátedra de los pueblos originarios.  Mientras se enciende la compu, usted se prueba esas botas horribles que alguien le dijo que le servirían cuando viniera a Chiapas.
d).- No leyó-entendió la pregunta.

Autoevaluación (no haga trampa):
 Si usted eligió la opción a, ni venga, nomás va a hacer corajes.  Si optó por la respuesta b, no se preocupe, nosotr@s también parecemos zombies… bueno, pero una peinada no le haría mal.  Si su opción fue la c, es bueno que sepa que esas botas no le van a servir de mucho.  Si eligió la d, entonces vuelva al inicio del texto (no, éste no, sino el que se empezó a escribir hace más de 500 años).
 Tan-tan.  Fin del curso propedéutico de Durito

 -*-
¿Y los zapatistas, las zapatistas, cuál opción escogerían?  ¿Usarían aparatos de ejercicio o una dieta balanceada, o ambas?  O ninguna -ya ve que a los zapatistas luego les da por construirse su propia opción-.
Ah, esas respuestas tal vez las encuentre en el curso “La Libertad según l@s Zapatistas”.  No se lo aseguro.  Lo que sí debe tener por cierto es que, aunque escaseen las respuestas, abundarán las preguntas.
 (Ah, Durito trajo también un cuento, “la historia de gato-perro”, pero ése lo dejo para otro día).
Vale.  Salud y, créame, lo que vale la pena no es fácil, por ejemplo, subir esa loma para, desde ahí, ver como la luz al fin se cobija en la sombra de madrugada.
(Continuará)
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
SupMarcos.
México, julio del 2013.

No hay comentarios:

Escándalos de Luis Mendoza Acevedo