viernes, 25 de enero de 2013

El consejero García Ramírez: Soy priista #IFEapesta



El consejero del IFE, Sergio García Ramírez. Foto: Octavio Gómez
El consejero del IFE, Sergio García Ramírez.
Foto: Octavio Gómez
En diciembre de 2011, la Cámara de Diputados eligió como consejeros del IFE a María Marván, Lorenzo Córdova y Sergio García Ramírez, este último militante del PRI durante cinco décadas y exsecretario general y quien ayer definió la votación que exoneró a su partido de ser castigado por el caso Monex… Unos días después de tomar posesión de su cargo, Proceso publicó una entrevista con él, en la que habla de su priismo de cinco décadas y que a continuación se reproduce.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- – En 2011, año en que cumple medio siglo de militancia en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por el que estuvo a punto de ser candidato presidencial en 1988 –en lugar de Carlos Salinas–, Sergio García Ramírez fue electo consejero del Instituto Federal Electoral (IFE).
“Soy lo que soy, soy quien soy y soy lo que he sido, no lo niego”, enfatiza el doctor en derecho quien entre 2000 y 2001 fue secretario general del PRI, aunque aclara:
“En este momento soy consejero electoral y estoy perfectamente consciente de que aquí uno no tiene que militar en favor de ningún partido sino aplicar la ley con objetividad, con firmeza, con independencia.”
Último procurador general de la República que duró todo un sexenio –el de Miguel de la Madrid–, identificado a menudo como quien incubó el auge del narcotráfico, lo que él rechaza, García Ramírez insiste en que será imparcial como consejero del IFE: “He tenido una trayectoria dentro de un partido político en función de mis convicciones políticas y sin embargo puedo ser perfectamente independiente y objetivo”.
En entrevista con el reportero la mañana del 22 de diciembre de 2011, García Ramírez revela que cuando los miembros de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados le ofrecieron ser consejero les hizo una pregunta: “¿Ya reflexionaron sobre mi trayectoria vital? No está oculta, no es misteriosa, es pública y notoria”.
Detalla: “Todos los que participaron en la invitación, que fueron todos los partidos políticos que finalmente determinaron el rumbo de la elección, dijeron: ‘Sí, ya lo meditamos y estamos de acuerdo en que sea usted. Confiamos en que usted va a ser objetivo, imparcial e independiente’. ‘¿Están seguros? ¿Conceden esa confianza?’. Dijeron: ‘Sí’. Y yo dije: ‘Muy bien, lo tomo y honraré ese compromiso’”.
–¿Aunque siga usted siendo militante del PRI?
–Aunque siga teniendo las convicciones que tengo.
–Como militante del PRI.
–Sigo teniendo las afinidades políticas que tengo. No quisiera yo generar en torno a mi persona una sombra de sospecha. Si quienes me eligieron me depositaron su confianza, debe usted dar la oportunidad de acreditar que merecí la confianza.
–Es un dato.
–Sí, es un dato, ahí está mi vida a la vista. No estoy negando toda la vida que he llevado. Estoy tratando de ser cuidadoso en mis expresiones para no fomentar debates innecesarios.
A punto de cumplir 74 años, García Ramírez tiene una trayectoria impresionante en la administración pública desde que, en 1961, comenzó a trabajar en la penitenciaría del Distrito Federal –el legendario Palacio de Lecumberri–, hasta cargos de talla continental, como juez y presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos entre 2004 y 2007.
Experto en las materias penal, procesal y constitucional, miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, García Ramírez dice ignorar si su nombramiento obedeció a que domina también el tema del crimen organizado, que gravita en los procesos electorales.
De hecho, además de su paso por la PGR, entre los numerosos libros que ha escrito uno se titula precisamente El crimen organizado y uno de los más recientes es sobre la reforma penal constitucional, aunque lo electoral no le es ajeno: En 1970, cuando fue subdirector general de Gobierno de la Secretaría de Gobernación y luego subsecretario, en el sexenio de Luis Echeverría, era el responsable del área electoral.
García Ramírez advierte del propósito de la delincuencia de infiltrar el Estado: “Esa es una posibilidad real. No se puede negar porque esa es la pretensión natural de la delincuencia organizada. Y entonces el cuidado natural del Estado mexicano tiene que ser evitar que semejante cosa ocurra”.
El crimen organizado “como toda gran fuerza oscura, como le suelen llamar, puede tener esa pretensión”, pero debe evitarse. “Este es ya un gran tema político. No tiene que ver sólo con el tema electoral, sino con el manejo general del Estado mexicano”.
–Si Felipe Calderón reconoce que el crimen organizado definió la elección de Michoacán, ¿puede colegirse que tratará de hacerlo en la elección federal?
–Mire, esto de que definió la elección en Michoacán es un punto de vista. Lo dejo en los labios de quien lo dijo, pendiente de mayor explicación para que yo pueda entender la expresión de quien lo dijo. Yo no lo suscribo, no lo tomo necesariamente como una verdad a propósito de lo que ocurrió en Michoacán.
“Me gustaría saber por qué se dijo, me gustaría conocer la explicación, en qué forma intervino, puntual y detalladamente. ¿Será porque mi experiencia de analista y de juez me obliga a pedir generalmente pruebas de lo que se dice? No lo tomo tal cual se dice.”
–Qué más pruebas quieren, dijo Calderón, que el desplegado público en el diario AM de La Piedad…
–Esa es una pretensión, claro, pero no quiere decir que (el crimen organizado) haya intervenido y motivado y movido a la ciudadanía; pero, en fin, no entro en debate con nadie, no me interesa. Simplemente digo: ¿Lo dijo? Muy bien, lo dijo, yo también lo leí. ¿Lo comparto? No necesariamente lo comparto. Pero lo que sí es que debemos evitar que esto pueda convertirse en una realidad en otros lugares del país.
Con el antecedente de que en 2006 Vicente Fox puso en riesgo el proceso electoral, como señaló el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, García Ramírez llama a la prudencia: “Tenemos que ser todos en este momento, y me incluyo, muy prudentes en nuestras expresiones”.
–¿Fue una imprudencia esa acusación de Calderón?
–No. Tampoco he dicho eso. Debemos ser todos muy prudentes. No estoy en la función judicial, no quiero calificar las expresiones de un alto funcionario. Lo dejo en sus labios, las reflexiono, las medito.
El proceso electoral en marcha es muy complejo y, en lugar de echarle leña al fuego, prefiere apagarlo. “Así entiendo yo mi misión: aplicar la ley y tratar de evitar que haya fuegos. Mi invitación sería que seamos todos muy prudentes, que nos ayudemos unos a otros sin ocultar nada, sin soslayar nada, sin negar la realidad, porque la realidad sí existe –valga la perogrullada–, pero al mismo tiempo tratar entre todos de crear una nueva realidad”.
–En su etapa como procurador general de la República se señala que fue cuando se incubó en México el narcotráfico.
–No es así. No es así. La procuraduría que yo entregué la entregué en los términos en que lo hice. La situación de aquel entonces era totalmente distinta de la actual, pero en fin, la historia de esa etapa, de lo que pasó entonces, de lo que ocurrió antes y de lo que ocurrió después, está por escribirse. Ya la escribiré.
Pero hoy el panorama de México, ubica, es muy serio: “No niego la existencia de problemas, son públicos y notorios, pero justamente para eso el IFE ha trabajado con todas las instancias federales y locales a fin de asegurar las condiciones de la elección. Hasta ahí podemos llegar y haremos todo lo que esté en nuestras manos para conseguirlo”.
El jurista advierte que en un contexto como el de México hay tentaciones autoritarias y usa la metáfora de un camino en la selva: “Usted trabaja abriendo la selva, ampliando y transitando el camino, pero un descuido, una noche de sueño, un olvido, puede ser riesgoso porque la selva tiende a volver al camino, tiende a reconocer lo que fueron sus territorios”.
Por eso la protección de la democracia y los derechos humanos es algo cotidiano: “Hay que estar en guardia, invariable y constantemente. En el ser humano existen tentaciones violentas y apacibles, en la sociedad también existen tentaciones autoritarias y democráticas. Tenemos que proteger unas y saber que existen las otras para mantenerlas siempre atrás”.

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