domingo, 9 de diciembre de 2012

Un brutal montaje

Testimonios de quienes se vieron envueltos en la vorágine de violencia el sábado 1 en el centro de la ciudad y en las afueras del Palacio Legislativo, de sus abogados y hasta de un policía federal, recabados todos por Proceso, apuntan a dos hechos preocupantes: Que aprovechando las protestas contra la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, los enfrentamientos fueron producto de una trampa montada con precisión por un grupo bien entrenado, armado y protegido por los uniformados (una suerte de reedición del Batallón Olimpia), y que muchos de los detenidos durante y después de los disturbios son sólo chivos expiatorios, algunos de los cuales fueron brutalmente torturados.

El operativo del 1 de diciembre que provocó enfrentamientos en San Lázaro y el Centro Histórico de la Ciudad de México se convirtió en un caso espinoso para las autoridades federales y locales, que deben determinar quiénes fueron los autores intelectuales y materiales de la actuación del grupo de choque infiltrado entre los manifestantes que protestaban por la toma de posesión de Enrique Peña Nieto.
Videos, fotografías y testimonios de estudiantes, maestros, artistas y abogados, y hasta el relato de un integrante de las fuerzas federales, coinciden en que una treintena de personas adiestradas y equipadas –portaban botas y uniformes tipo militar, cascos, máscaras antigás, palos y bombas molotov– actuaron de manera coordinada para agredir a los cuerpos policiacos y a los manifestantes. Entre sus objetivos también estuvo el ataque a establecimientos comerciales con el fin de causar daños económicos, pero sobre todo para dar lugar a enfrentamientos y detenciones.
“Eran las cuatro de la mañana del día 1 de diciembre; integrantes de la asamblea #YoSoy132 de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales llegaron al Monumento a la Revolución; 45 minutos después inicia la marcha hacia San Lázaro”, narran los abogados de la Liga 1 de Diciembre, formada espontáneamente para defender a los 69 detenidos por la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF).
Basados en un video subido al sitio web emergenciamx.org y titulado 1DMX San Lázaro y en otro llamado 1dmx Centro Histórico, analizan lo sucedido el día de la toma de posesión de Peña Nieto. Ahí detectan al grupo de choque infiltrado entre los manifestantes.
El abogado David Peña explica el video 1DMX San Lázaro: “Entre consignas de ‘¡Va a caer, va a caer, Peña Nieto va a caer!’ el contingente camina pacíficamente hasta San Lázaro. Entre los minutos 1.16 y 1.29 se aprecia a un grupo de jóvenes con el rostro cubierto con mascaras antigases, pañoletas, pasamontañas o cascos amarillos. Iban armados con improvisados escudos y palos. Entre ellos caminan hombres vestidos con traje de camuflaje. Tratan de pasar inadvertidos, sin embargo destacan porque el resto de los manifestantes no portan el mismo equipo”.
En el minuto 4.9 se ve a dos jóvenes con casco amarillo lanzando una bomba molotov. A lo largo de la grabación se aprecia a varios de esos encapuchados atacando a los policías federales apostados atrás de las vallas que resguardaban el Palacio Legislativo.
“Estos jóvenes que aparecen en 1DMX San Lázaro como el grupo de choque, se vuelven a apreciar en el video 1dmx Centro Histórico, sobre todo en el minuto 2.1; nuevamente se alcanzan a ver los cascos amarillos.
“Los dos que en las tomas de la primera grabación aparecen vestidos con uniforme de camuflaje tipo militar, a su vez, en una fotografía se ven golpeando a un civil, a quien tratan de despojar de una bicicleta.”
Estudiantes de la UNAM también se percataron de que había infiltrados:
“Al llegar a San Lázaro fuimos colocados por contingentes alrededor de la valla que rodeaba el Congreso. Como a las 6:15 de la mañana algunos compañeros comenzaron a golpear las vallas y a aventar piedras hacia el lado interno del cerco resguardado por policías federales. Esto derivó en los primeros lanzamientos de gases lacrimógenos por parte de los federales. La frecuencia con la que arrojaban los gases aumentaba. Los lacrimógenos fueron sustituidos por gas pimienta, que lanzaban a varias decenas de metros de la valla”, narra Flora, una de las participantes en la manifestación.
La represión se agudizó: “Los federales nos disparaban con balas de goma y agua a presión, provocando heridas graves a más compañeros. De nuestro contingente nadie llevaba armas ofensivas de ningún tipo, sólo nos dimos a la tarea de repartir gasas con vinagre y rociar con refresco de cola el rostro de quienes resultaban afectados con los gases”.
De las 6:40 a las 11:45 horas esta tarea fue desempeñada por varios jóvenes, entre ellos Rafael Adrián Romero Escalante, estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, uno de los detenidos.
Integrantes del movimiento #YoSoy132 narran que entre las ocho y las 11 de la mañana efectivos del Estado Mayor Presidencial que estaban en el puente que conecta la salida de la TAPO con San Lázaro “comenzaron a disparar balas de goma y gas lacrimógeno contra un segundo contingente que desde la estación del Metro Moctezuma, caminando pacíficamente, se acercaba al Palacio Legislativo.
“Había individuos vestidos de civil fuertemente armados y encapuchados detrás de las vallas. Un número importante vestían pantalón caqui, playera negra y un guante negro, además de otros con vestimenta civil, a quienes después identificamos dentro de los contingentes. En este tiempo fueron heridos de gravedad Juan Francisco Kuykendall, profesor del INBA, y José Uriel Díaz.”
Carlos Brito, quien fungió como uno de los moderadores del debate de candidatos presidenciales organizado por el movimiento #YoSoy132, relata lo siguiente en un testimonio publicado en el portal loshijosdelamalinche.com:
“Me contaron que al avanzar hacia San Lázaro ya tenían reportes de disturbios al frente, pero también que volver sobre su paso resultaba peligroso, ya habían visto entre los policías federales, detrás de la valla, a gente con cadenas y tubos como listos para recibir órdenes. Se sabían acorralados. Habían quienes les incitaban a continuar hasta donde se encontraba la violencia, también quienes les rogaban no seguir más.”… Es decir, “una trampa”.
De acuerdo con la versión de uno de los contingentes que partió de San Lázaro hacia el Zócalo, el último grupo abandonó las inmediaciones del Palacio Legislativo a las 12:15: “Cuando nos aproximábamos a Bellas Artes el contingente fue perseguido como por 200 granaderos que en pocos minutos se multiplicaron.
“Las barricadas se crearon esperando contener las detenciones y la ofensiva desplegada por la policía capitalina y elementos vestidos de civiles. En esos momentos se notó la presencia de individuos a los que se les ha declarado como infiltrados, por su evidente acción provocativa, ofensiva y desorganizadora. Ellos no fueron reconocidos por ninguna de las organizaciones. Y no fueron detenidos a pesar de que contaban con elementos distintivos.”
Otro testimonio de lo que sucedió en el Centro de la ciudad es el de José Ángel Martínez González en su declaración ante la Agencia 50 del Ministerio Público:
“El sábado 1 de diciembre íbamos caminando Diana Karina Rodríguez Rivera, su hermana y yo sobre Reforma entre las calles Río Amazonas y Río Támesis en dirección al Eje Central, era la 1:15 de la tarde cuando vimos a algunos jóvenes que venían corriendo y detrás de ellos un grupo de granaderos. Mi reacción fue correr a calles aledañas hacia el Monumento a la Madre cuando observo a un policía deteniendo a un joven con violencia, jalándolo y golpeándolo. Le grito que no lo golpee. El policía me ve y me dice ‘Tú también, pendejo’.
“Se acerca. Siento un golpe en la cara, otros en el brazo izquierdo y en el pecho; le grito que me acaban de operar, pero vuelve a pegarme. Alzo mi playera y muestro la cicatriz de la operación realizada el 20 de octubre de este año.”
Inmediatamente después fue detenido: “Empujando, me ingresa a una patrulla que se acercó y en la que había tres jóvenes que desconozco. Ahí llega otro policía a custodiarnos y me dice ‘agáchate, pon las manos en la cabeza y no veas’. La unidad inicia su avance, no logro ver nada hasta que desciendo de la patrulla a la Agencia 5, localizada por San Cosme, en donde se localizan siete jóvenes aproximadamente; no me informan el porqué de mi detención.
“Una señora nos dice: ‘Le puedo avisar a alguien’ y toma fotos. El personal que labora en la Agencia de San Cosme no sabía qué hacer con nosotros, nos mantienen al lado de las escaleras hasta que nos dicen: ‘Vamos a la 50’. Me sacan de la agencia tomándome por el pantalón y cuello.
“En la Agencia 50, en grupo nos ingresan a un cubículo. Ya me habían pedido mis datos personales y tomado fotografías en distintos momentos sin pedirme mi autorización y no me informan el motivo de mi detención, cargos o parte acusadora”. Hasta aquí el relato de José Ángel Martínez.

Anarquistas se deslindan

De entrada el mismo 1 de diciembre el aún jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y el procurador capitalino Jesús Rodríguez Almeida señalaron como responsables de los “actos vandálicos” y de los “ataques” contra los cuerpos policiales en las inmediaciones del Congreso de la Unión y del Centro Histórico de la ciudad a grupos “anarquistas”.
En conferencia de prensa, integrantes de la Alianza Anarquista Revolucionaria, Cruz Negra Anarquista México y Bloque Negro Anarquista acusaron a las autoridades capitalinas de utilizarlos como chivos expiatorios para justificar “la brutalidad” policiaca contra la manifestación en torno a la toma de protesta de Enrique Peña Nieto.
El miércoles 5 la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) elaboró un informe sobre lo ocurrido en la zona del Centro y de San Lázaro. Documentó cuatro casos de posible tortura, tres de ellos con choques eléctricos y uno con tormentos físicos graves.
“A uno de ellos lo golpearon en el rostro (ojos) y le imponen choques eléctricos en una de las piernas. Igualmente fue golpeado en la cadera y tobillos. Otro de ellos fue amagado con el arma, lo golpearon en los genitales y le dieron choques eléctricos en una de sus piernas. Antes de ponerlo a disposición del Ministerio Público, la patrulla se detuvo, lo desnudaron, le tomaron fotos desnudo y lo golpearon en las costillas. (Nos refiere que los choques eléctricos fue como con una especie de macana).
“Indica que en el caso de un joven de 20 años, al ser detenido fue golpeado y antes de subirlo a una patrulla le aplicaron choques eléctricos a la altura del hombro y en el pecho. Otra persona fue detenida en las inmediaciones del Monumento a la Revolución. Lo ingresaron a un estacionamiento público, en donde lo golpearon, lo tiraron al piso hasta quedar noqueado. Un policía le hizo tocamientos de carácter sexual, lo escupieron y jalándolo de los cabellos lo subieron a la unidad vehicular”, señala el documento de la CDHDF.
Según la abogada Rosalba Hernández, de la Liga 1 de Diciembre, la detención de los manifestantes tiene línea política: “Lo afirmo porque no es posible que hayamos terminado de declarar a las 2:30 de la madrugada del lunes 3 a los 69 jóvenes y tres horas después, a las 5:30 ya los estaban trasladando a los reclusorios Norte y Santa Martha Acatitla.
“Nosotros ofrecimos como prueba de la inocencia de ellos videos, fotografías. En qué momento valoraron todas las pruebas que se les ofreció. No revisaron nada. Incluso realizaron el traslado a las 5:30 de la madrugada, cuando el plazo legal vencía hasta las cuatro de la tarde. No pueden meter a alguien a la cárcel sólo por cuestiones políticas, se supone que estamos en un sistema de derecho. El caso de Carlos Román Chávez era más que evidente, con sólo ver el video, que no dura más de dos minutos, tuvieron que darse cuenta de que era totalmente arbitraria su detención.”
Incluso en la presentación de los videos el miércoles 5 ante la juez 47, Patricia Mora Brito, el Ministerio Público sólo presentó cuatro como prueba, uno de ellos de Milenio, con testimonios de Ciro Gómez Leyva, uno de Foro TV y dos de la SSPDF aportados por el Ministerio Público; uno de estos resultó dañado. Las tomas abarcaron los puntos de Juárez, Eje Central, Regina y Eje 1 Norte, con tomas de las 12:30 a 13:30 de la tarde.
El abogado Rubén Díaz Díaz señala que de entrada, de los videos que aporta el MP no se puede derivar ninguna imputación directa contra ninguno de los detenidos. Y explica que otra de las violaciones en este proceso es que el tipo de delito que se les imputa, el de daño a la paz pública, tiene amplias connotaciones políticas en relación con la libertad de expresión y manifestación de las ideas, porque además permite que se pueda acusar de manera plural sin un señalamiento de la descripción de la conducta individual:
“Por ejemplo, los cuatro policías que hacen la acusación en contra de los detenidos en avenida Juárez señalan a un grupo de personas que van haciendo destrozos, pero no mencionan a alguno en particular cometiendo un delito específico. Esto se debe a que el delito de ataque a la paz pública, como está asentado, permite que se haga una acusación de este tipo, violando los derechos humanos y coartando la defensa de los acusados.”
El grupo de abogados de la liga encargado de hacer el análisis jurídico-político del caso explica que hay gran cantidad de videos en las redes sociales que muestran tomas de atrás de las vallas de contención, donde hay jóvenes con cadenas que pasan junto a un grupo de policías preventivos y no sucede nada. Más tarde se detecta al grupo que opera en el exterior y se enfrenta a los federales. Ahí los contingentes de #YoSoy132 se repliegan en sentido contrario al conato.
“¿Qué pasa? Que ellos intentaron confundirse entre los estudiantes; llegaron, provocaron a los federales con el fin de activar la fase dos del operativo y provocar la reacción de los grupos de la Policía Federal. Los uniformados responden al ataque con gases y en el momento más álgido pasan a las balas de goma. En este momento el grupo de choque ya va hacia el Centro, mientras que en San Lázaro quienes reciben las agresiones son los verdaderos manifestantes”, explican los abogados.
“Cuando están en eso”, continúan los integrantes de la Liga 1 de Diciembre, “los grupos de choque se van hacia el Zócalo y operan igual. Llegan a Juárez, calientan a los granaderos, rompen vidrios y la policía durante un buen lapso de tiempo sólo contiene. Cuando los policías y granaderos activan la fase dos, de reacción, empiezan las detenciones. De nuevo en lo más álgido los incitadores se fueron. Entre los detenidos hay algunos de los chavos que participaron en las pedradas a la policía, en patearles el escudo, pero no hay nadie identificado en Starbucks, Bancomer o Banamex ni nadie que haya aventado mosquetones o molotovs.
“Porque la actuación de esos grupos está organizada en tiempos específicos, saben en qué momento la policía va a cambiar al segundo momento de reacción. Entonces hay cinco momentos de detenciones: Glorieta de Colón, avenida Juárez, Filomeno Mata y 5 de Mayo, 20 de Noviembre y Regina, y 5 de Mayo y Eje Central. Momentos de disturbio son dos: San Lázaro y avenida Juárez. No hay disturbios de Eje Central hacia el Zócalo y la mayoría de la gente fue detenida en ese cuadrante. Es incongruente”.
Para los abogados-analistas esto evidencia que había grupos de civiles armados coordinados con policías de Seguridad Pública y Policía Federal: “Hay evidencia de la permisividad, no de la coordinación”, dicen.
–¿Por qué? –se les pregunta.
–La hipótesis que tenemos, que sólo es eso, una hipótesis que se tendría que corroborar, es que quien organiza el desmadre es Manuel Mondragón. Lo hace todo el 30 de noviembre como encargado de Seguridad Pública del DF y el 1 de diciembre como encargado de la Federal. No hay una detención de los chavos incitadores, por eso nuestra idea es que fue planeada, orquestada por él. A quien le subió el costo político fue al Gobierno del DF y de paso queda bien con Peña Nieto al aplacar a los jóvenes del #YoSoy132 que lo estuvieron jodiendo toda su campaña.
Por otra parte, si este caso marca un estándar, aseguran que nadie va a salir a protestar contra Peña Nieto porque si lo haces “te van a echar 20 o 30 años de cárcel. Entonces, que se quede Peña Nieto”.
“El papel del procurador del DF, Jesús Rodríguez Almeida, nos sorprende, porque les pudo haber imputado daño en propiedad, lesiones, resistirse al arresto, insultos a la autoridad, robo… pero les imputa un tipo de delito de naturaleza política, equiparado con terrorismo en otros países. Y esto manda un mensaje político: de acallar la manifestación social cuando menos en los próximos seis años. Esta es nuestra hipótesis a partir de los hechos, de los videos, de la actuación, de la operación de las corporaciones, de los manifestantes y el grupo de choque”.

Testimonio policiaco

De acuerdo con el testimonio de un policía federal de la Coordinación de Restablecimiento del Orden Público, que aceptó hablar con Proceso a condición de no difundir su nombre y que participó en el cerco en torno al Palacio Legislativo, el grupo de inteligencia de esa corporación había identificado el principal punto de tensión entre Congreso de la Unión y Fray Servando. Sin embargo, sostiene el policía, apareció un grupo de alrededor de 30 jóvenes que calzaban botas de tipo militar, cascos y llevaban granadas de gases, “y pudimos observar que estaban entrenados” para atacar a la policía.
Este grupo, continuó, se incorporó sobre Eduardo Molina al contingente que arremetía contra la valla metálica. Explica que pasadas las 11 de la mañana un camión pesado conducido por un manifestante se impactó contra el muro de metal y abrió un boquete. En esa acción un policía que no logró esquivar el vehículo quedó atrapado entre el camión y la valla. Lo trasladaron a un hospital, donde lo reportaron con múltiples fracturas en la pierna.
En ese momento, asegura, “nuestro jefe, uno de los tres comandantes que estaban al mando ese día, dio la orden a su escolta de disparar con las escopetas lanzagranadas para contener a los manifestantes, porque se les estaban saliendo de control. Ellos, los integrantes del cuerpo de escoltas, eran quienes portaban unas seis escopetas. Tanto las granadas de goma antibarricada como las balas que fueron disparadas las proporcionó el jefe de logística”.
Explica que dispararon cartuchos de goma de 38 milímetros. Estos proyectiles tienen en la punta una goma dura de alto impacto que, al hacer contacto, provoca severos daños en el cuerpo. “La orden fue tirar sin identificar a ningún blanco, a ninguna persona, sino al grupo, para frenarlos”. Y efectivamente, pese a que se había roto la valla, el grupo se detuvo y retrocedió. Entonces “avanzamos tras ellos, pero no hicimos ninguna detención”.
Asegura que en cuanto Peña Nieto y Felipe Calderón se retiraron del Palacio Legislativo, los regresaron a su cuartel en Iztapalapa, “donde en la reunión de evaluación llamaron la atención al oficial que dio la orden de disparar sin haberla consultado con su superior”.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, declaró el jueves 6 que la fuerza federal no usó ningún tipo de armas y que esperará el reporte de los médicos que atendieron a los heridos para determinar cómo fueron lesionados, para actuar en consecuencia.

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