miércoles, 9 de febrero de 2011

Muerte, pobreza y frío José Ignacio Gallardo Baquier Analista político


A una semana de uno de los peores descensos en la temperatura de su historia, Juárez apenas se está recuperando. Un rescate que ha sido desesperadamente lento y caro en muchos sentidos. Esta ciudad que de manera estoica ha soportado crisis tras crisis, de nuevo enfrenta la adversidad, aquí se siente lo duro pero más se resiente lo tupido. Todavía no terminamos de asimilar el 2010 cuando en este nuevo año, hay que encarar otra situación, ahora de carácter climatológico.

Tardaremos algún tiempo en acabar de recuperarnos de esta delicada contingencia, ya que desde hace más de 50 años no se presentaba una situación de esta magnitud y nadie estaba preparado. Durante varios días las temperaturas bajaron, rompiendo récords históricos en esta región, padecimos un frío como nunca antes. Y aunque hubo saldo blanco, la población juarense sigue sufriendo los duros estragos de esta inolvidable primera semana de febrero.

Ciudad Juárez, El Paso y Las Cruces se paralizaron por más de 72 heladas horas; las calles lucieron vacías, escuelas y comercios estuvieron cerrados, miles de casas sin agua, y otras miles que tenían el servicio del vital liquido presentaban tuberías congeladas, en otros sectores se quedaron sin energía eléctrica o sin presión de gas, no hubo actividad bancaria y los cajeros automáticos dejaron de funcionar, lo que provocó escasez de dinero, además muchas familias no tenían cobijas suficientes, ni tampoco pudieron conseguir gas L.P. En Juárez, se presentó por momentos desabasto de agua purificada, de alimentos, y para terminar de completar el cuadro, los vehículos no arrancaron los primeros días y se padeció un pésimo servicio de transporte público.

Una vez pasada la contingencia climatológica, esta zona sigue colapsada por la falta de servicios durante tanto tiempo. Luego de tres difíciles días, vino el deshielo dejando a su paso tubería de agua reventada en la mayor parte de hogares, comercios e industria y un sinfín de autos averiados. Después sobrevino otra crisis, ahora, por la falta de material de plomería para las miles fugas masivas de agua.

El daño a la economía es muy significativo, se han perdido muchos millones de dólares por los retrasos en los pedidos del sector maquilador, también fueron muchos días de pérdidas para los empresarios juarenses, quienes de por sí ya traen problemas, la actividad comercial sigue sin recuperarse y hay miles de locales vacíos o cerrados, además los juarenses están haciendo frente a los gastos en la reparación de casas y autos, y esperando los recibos de los energéticos consumidos en los pasados días, mientras que los comerciantes y empresarios, a pesar de los días sin ventas, seguirán pagando gastos, sueldos y los altos impuestos. Por otro lado, casi fue una semana sin asistir a clases y será importante el atraso en el presente ciclo escolar. Al menos ciertos sectores se vieron beneficiados y tuvieron un respiro económico, negocios como hoteles, moteles, restaurantes de comida rápida, refaccionarias y ferreterías se vieron abarrotadas la semana pasada, y los servicios de mecánicos y plomeros seguirán siendo muy solicitados por un buen tiempo.

Esta eventualidad nos deja algunas lecciones. Se hace necesario implementar una verdadera cultura de la prevención para estar mejor preparados en el futuro. Aunque las autoridades, los medios de comunicación y la ciudadanía hicieron bien su papel, aún falta mucho por hacer. Las eventualidades climatológicas no se pueden evitar, pero nuestra capacidad de reacción sí puede mejorar sustancialmente.

Es urgente apoyo suficiente y eficaz para esta sufrida población. Una región donde ya hemos estado padeciendo una aguda problemática social, económica y de inseguridad, y ahora se viene a sumar la pasada contingencia climatológica. Urge la ayuda para esta frontera donde se rompen récords de asesinatos, de familias exiliadas, de locales vacíos, de desempleados y ahora de bajas temperaturas.

Se espera se haga patente la sensibilidad y la comprensión de la Federación y con esto, la llegada a la mayor brevedad de un programa emergente de apoyos económicos para la población más desprotegida, y de estímulos fiscales para un golpeado sector empresarial, porque esta pobre frontera no puede continuar sobreviviendo entre la muerte, la pobreza y el frío.

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