miércoles, 9 de febrero de 2011

Menores, principales víctimas de la violencia. - De Los Reporteros El Diario Ciudad Juárez, Chihuahua


Desde el inicio de la guerra del gobierno federal contra las organizaciones dedicadas al tráfico de estupefacientes –y de la guerra que los cárteles de la droga sostienen entre sí– no son pocos los que han llamado la atención hacia el hecho de que los jóvenes –muchos de ellos menores de edad– son las principales víctimas de esta barbarie que supera en el país los 30 mil homicidios y que en esta ciudad y sus alrededores casi alcanza los 8 mil.

Tan solo el fin de semana que recién concluyó, siete jóvenes cuyas edades fluctuaban entre los 13 y 17 años fueron asesinados en hechos que aparentemente están relacionados con el crimen organizado, no necesariamente las víctimas, pero si los victimarios, por el armamento que se utilizó para darles muerte, principalmente armas automáticas de alto calibre, de acuerdo con las autoridades encargadas de investigar esos crímenes.

Con esos casos ya suman 18 las muertes violentas de menores a pesar de que apenas han transcurrido 38 días del presente año, es decir, en promedio ha sido asesinado un menor cada tercer día en lo que va de 2011. Oscuro se pinta el panorama para los jóvenes de esta ciudad.

A UN AÑO DE DISTANCIA. Este próximo viernes se cumple un año exactamente de que el presidente Felipe Calderón Hinojosa viniera a Ciudad Juárez, obligado a pedir perdón por el error garrafal de haber calificado, desde Japón, como un enfrentamiento entre pandillas el asesinato de 15 personas, en su mayoría jóvenes estudiantes, en el fraccionamiento Villas de Salvárcar.

Entonces ordenó el arranque del programa “Todos somos Juárez. Recuperemos la ciudad”, el cual contemplaba alrededor de 160 acciones que a lo largo de estos casi 365 días se han venido desdibujando hasta atomizarse.

La última vez que el mandatario visitó Juárez fue a principios de octubre pasado y desde entonces ningún funcionario, ni siquiera el juarense Abelardo Escobar, designado desde el arranque del programa como coordinador del mismo, ha informado si hay avances.

Hoy viene al estado el secretario del Trabajo, Javier Lozano, y el jueves hará lo propio el presidente Calderón, cuya agenda hasta ayer sólo contemplaba una visita al campo militar de Santa Gertrudis. Bien harían ambos en venir a Juárez hablar de frente a los habitantes de esta ciudad sobre el compromiso adquirido hace un año y lo logrado hasta ahora.

VIOLENCIA EN EL PASO. Aunque las cifras en nada se comparan con las que se registran de este lado de la frontera, El Paso casi duplica en poco más de un mes el número de homicidios dolosos que registrara durante todo el año pasado (5).

Esa situación preocupa a las autoridades de la vecina ciudad que, sin dudarlo, han atribuido ese incremento en la violencia homicida “a la gente que se está viniendo de Juárez”. El propio alcalde John Cook lo expresó así a un funcionario de esta empresa periodística.

Qué salida tan sencilla, estigmatizar al otro para no aceptar que la violencia en esa ciudad tiene su génesis allá mismo y que un análisis simple de los casos de asesinatos ocurridos en los 38 días del presente año deja claro que todos los involucrados son ciudadanos que ya estaban en esa ciudad o que, al menos, no son los que llegaron procedentes de Juárez.

De los ocho casos que se tiene conocimiento, los presuntos responsables están relacionados con pandillas locales y en uno de los que más llamó la atención un militar destacamentazo en Fort Bliss mató a uno de sus compañeros; asimismo, en dos hechos viales con consecuencias fatales los responsables han sido militares. Sin embargo a esto último no hace alusión el mandatario paseño. Para las autoridades de aquel lado, ese tema es intocable porque le atribuyen a las fuerzas armadas asentadas en el fuerte antes citado la principal derrama económica en la ciudad, sin tomar en cuenta que los consumidores mexicanos, no sólo de Juárez sino de otras parte de México, representan una derrama igual, y que sumadas ambas resultan en alrededor del 60 por ciento de los recursos monetarios que se generan en El Paso. No obstante lo anterior, los soldados son vistos siempre como héroes y a los mexicanos se nos da un trato, desde el momento en que llegan a las garitas de los puentes internacionales, como si todos fuéramos sicarios o malvivientes.

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