la definición del hombre masa y las circunstancias vitales, a las que debe enfrentar el
hombre para crearse a sí mismo, nos dan la pauta para una reflexión en torno al peso de
la libertad en el hombre y la importancia de la perspectiva individual frente a
la realidad objetiva.
Según las ideas de Ortega, podríamos comenzar a definir al
hombre masa como un ser ignorante; ignora incluso que ignora, y
por esto mismo nunca sabe. Esto podría parecer una justificaciónnn
al hombre que por ignorante se extiende como una maquina
egoísta, aferrada al individualismo y negando constantemente la
realidad que le circunda; ¿pero quién de nosotros se
atrevería a reconocer públicamente su sobrada
ignorancia, si no la asumiera como parte de la
propia definición de su personalidad? La
ignorancia, ciertamente está justificada en la visión
perspectivista de Ortega, en cuanto es resultado
de la limitación de la experiencia individual,
sin embargo, esa justificación no exime al hombre
de lo que debiera ser la búsqueda implacable de su
propia esencia.
Cada uno de nosotros ha nacido y crecido
en un entorno diferente, podría decirse,
parafraseando a Aristóteles, que moralmente
somos una tabla rasa1, la cual se irá modelando
a lo largo del tiempo y dependiente de las circunstancias;
la idea general de Ortega es que estas circunstancias serán la
causa de la personalidad del individuo; el hombre que ha nacido
y crecido rodeado de todas las comodidades, tiene firmemente
arraigada la impresión de que la “vida es fácil”, por lo tanto, ante
el vacío de tragedia, encuentra una sensación de dominio
que invariablemente lo instala en la mediocridad.
Más grave aún, es el hecho de que por causa de la propia
comodidad el individuo se desarrolle inconsciente de las circunstancias ajenas; este es
precisamente el problema de las sociedades actuales, en las que las clases medias, a pesar
del acceso educativo que poseen, niegan la realidad aplastante de sus hermanos más
pobres (cabe señalar que la clase alta si está plenamente consciente de este fenómeno y,
dado que precisamente esta minoría es la causante de todos los males que aquejan a la
humanidad, aborrecerla sin envidiarla es señal irrefutable de una persona justa).
Yo soy yo y mi circunstania, y si no la salvo a ella no me salvo
yo
Meditaciones del Quijote, 1914
Las revueltas sociales podrían estar motivadas por un descenso de estatus de lasclases medias, que al cambiar de perspectiva -una que les obliga a experimentar la vidacomo parte de los niveles más bajos de la pirámide social- se revelarían ante el estado queles ha despojado de la tranquilidad que representa ser normal. Esto explica porque esposible mantener a toda una nación sometida a los perversos intereses de las minoríasburguesas; siempre y cuando la mediocridad se impregne en un porcentaje razonable de lasociedad, siempre y cuando el mensaje de los poderosos sostenga la mentira de lainferioridad, siempre y cuando la autodenigración siga siendo el sello del psique del pueblo,siempre y cuando, cada cien años, los movimientos armados sean meras ilusiones deindependencia y democracia, escondiendo sus verdaderas intenciones de Poder.Si bien somos conscientes de que cualquier levantamiento de los actuales“pueblos”2 que conforman a nuestras patrias latinoamericanas estaría invariablementeencaminado al fracaso -considerando el alarmante nivel de ignorancia que padecemoscomo colectivo-, es interesante apreciar que en el seno de estas ideas ortegianas yace unasolución inmediata que cuando menos puede servir de bálsamo para aquellos a quienes latriste realidad nos agobia como el peor de los infortunios. Un bálsamo que, además, setransfigura en necesidad, porque el mantenerse inmóviles ante el problema solo puede sermotivo de vergüenza para quienes, asumiendo la realidad, sentencien la más absurda delas máximas; “vive y deja vivir”, cuando en realidad lo correcto sería gritar “¡vive y no dejesmorir!”.
Esta solución la define brillantemente el filósofo español: “El hombre de cabeza clara esel que se liberta de esas ideas fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo enella es problemático, y se siente perdido. Vivir es sentirse perdido; el que lo acepta ya ha empezado aencontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lomismo que el naufrago, buscará algo a que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz,porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida”. Ortega y Gasset.
Esta solución la define brillantemente el filósofo español: “El hombre de cabeza clara esel que se liberta de esas ideas fantasmagóricas y mira de frente a la vida, y se hace cargo de que todo enella es problemático, y se siente perdido. Vivir es sentirse perdido; el que lo acepta ya ha empezado aencontrarse, ya ha comenzado a descubrir su auténtica realidad, ya está en lo firme. Instintivamente, lomismo que el naufrago, buscará algo a que agarrarse, y esa mirada trágica, perentoria, absolutamente veraz,porque se trata de salvarse, le hará ordenar el caos de su vida”. Ortega y Gasset.
l tipo de civilización que han pretendido la mayoría de los humanistas, una
sociedad estable, tecnológicamente avanzada, en donde cada uno de los individuos que la
habitan accedan fácilmente a las comodidades y la seguridad intrínseca de una sociedad
civilizada, según la tesis de Ortega y Gasset, se formará absolutamente de hombres masa.
Por eso, en la idea del hombre masa se encuentra inherente la necesidad del caos para ser
verdaderamente libres. El que reflexione, se dará cuenta de que esto nos divide en dos
clases de hombres; aquellos que se asumen como los demás, que se funden en la masa,
cualquiera que sea (tribus urbanas, sociedades secretas, hinchas del soccer, fresas, darketos, punketos,
skatos, rastafaris, emos, rockeros, regaetoneros, neonazis, panteras negras, hipies, ateos, creyentes) y que
fundidos se pierden a sí mismos, se autodefinen como irreprochables e imponen con
violencia sus ideas. Aquellos que, paradójicamente, creen que solo ellos existen y que, sin
el otro que se viste igual, en realidad no son nada. En la otra clase, los hombres se
caracterizan porque son libres.
Pero pobre de aquel que no se de cuenta del estado deplorable de la humanidad, por
entregarse a la ilusión de la calma que rodea su existencia, porque entonces no habrá
descubierto nada y nada podrá hacer para encontrarse. Nosotros hemos comenzado por
difundir las ideas que podrían liberarnos y al hacerlo sin duda nos estamos liberando.
Liberando de la carga de no hacer nada y de la vergüenza que oprime nuestro pecho al
observar la desgracia que sufre el hombre por mano del hombre.
NOTAS.
1.- La biología moderna ha revelado
la importancia de la carga genética al
estudiar la conducta innata del
hombre, pero el comportamiento de
orden moral, sin duda, es resultado
de la educación y la experiencia.
2.- El concepto de pueblo debe ser
analizado con mayor precisión para
no caer en discursos ultranacionalistas.
José Saramago
defendía la idea de que el pueblo es
una ilusión o cuando menos está mal
definido. Le daba más importancia a
las generaciones como artífices de
los cambios sociales.
Por Jesús Vergara y Omar Duran
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