jueves, 2 de septiembre de 2010

Legisladores dedicaron el día del Informe a la honrosa y solemne tarea de no hacer nada

Quejas aisladas al impedirse a partidos fijar posición sobre el estado que guarda el país

Legisladores dedicaron el día del Informe a la honrosa y solemne tarea de no hacer nada

Algunos añoraron pasadas escenas de desorden e interpelaciones al Ejecutivo en esta fecha

La aplanadora acalló reclamos de Jaime Cárdenas (Convergencia) y Porfirio Muñoz Ledo (PT)

Foto
Manlio Fabio Beltrones, Francisco Ramírez Acuña y Francisco Blake Mora, durante la entrega del cuarto InformeFoto José Antonio López
Rosa Elvira Vargas
Periódico La Jornada
Jueves 2 de septiembre de 2010, p. 9

Puestos a acreditar con hechos la relación con el cuerpo social elector, los legisladores dedicaron la fecha de mayor solemnidad y protocolo según su calendario –primero de septiembre de cada año– al honroso acto de no hacer nada o, en todo caso, la usaron para mostrar entre palabras y silencios, cuánto les importa continuar la disputa por las posiciones y el control del poder en el Congreso de la Unión. Y si a alguien –así sea un país entero– eso no le gusta, el mensaje es muy claro: háganle como quieran.

Algunos, sin embargo, mostraron un cierto pudor y denunciaron que en esta arena, donde la ambición se ha mostrado sin disimulos, el Legislativo fracturó ayer, en los hechos, la relación entre poderes en México.

Ello, indicaron, porque al impedirse que cada fracción parlamentaria fijara ayer mismo su posición frente al estado que guarda el país, el Poder Legislativo cedió todo el espacio al Poder Ejecutivo para que éste, ampliamente, sin contrapesos, ofrezca y difunda solamente su versión, la cual no tendrá sombra de disenso o las ya a estas alturas añoradas escenas de desórdenes e interpelaciones al Presidente de la República.

Así, los legisladores abrieron, con una sesión de congreso general, el primer periodo ordinario del segundo año de ésta, que es la 61 Legislatura, en medio de una ceremoniosa y protocolaria nada.

Himno y luego receso para reponerse

Cantaron, cómo no, el Himno Nacional en el salón de plenos del Palacio Legislativo de San Lázaro; se concedieron un rápido receso para recibir, eso sí con mucha solemnidad, al mensajero de la casa presidencial de Los Pinos, el titular del Bucareli, José Francisco Blake Mora, quien bajo el brazo llevaba el legajo del cuarto Informe de gobierno, y pasado el trance ya mejor convocaron a sesión para el próximo domingo.

En este contexto, su mayor condescendencia consistió en escuchar a representantes de dos grupos parlamentarios (Partido del Trabajo y Convergencia) –cuyo peso numérico les hace sólo espectadores de esta rebatiña de posiciones– lanzarles cualquier cantidad de reproches ante la decisión de perpetrar la aberración jurídica de impedir la presentación de las posturas de cada partido, como dispone el artículo 7, párrafo segundo, de la Ley Orgánica del Congreso.

Y como era previsible operó la aplanadora ante los argumentos y el lenguaje preciso de Jaime Cárdenas y de Porfirio Muñoz Ledo: Parece que un mandarinato gobierna la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, denunciaron.

El ex consejero electoral (Jaime Cárdenas) habló puntual mente de la actuación equivocada del Congreso, de la manera en que, con actos como el de ayer, se violentan el equilibrio y la igualdad entre poderes, así como de la ruptura del protocolo y el respeto que se deben el Legislativo y el Ejecutivo.

Pero no, de plano no hubo forma.

Tampoco entre las curules se escuchó otra cosa que comentarios burlones cuando, en un discurso que no ayudó nada a su causa, el coordinador del partido Convergencia, Pedro Jiménez León, hizo un mea culpa al decir que si bien él había suscrito la víspera el acuerdo legislativo por el cual se permitía desarrollar esta sesión de la nada en la fecha de instalación del Congreso de la Unión, “me puedo desdecir… pero lo que nunca podré hacer es violar la ley, y en ese caso por eso vengo a dar la cara”.

Y la dio.

Enseguida, y quizá para tocar las fibras sentimentales de los legisladores del PAN, el veracruzano emuló el foxista hoy, hoy, hoy, en su búsqueda por dar marcha atrás al compromiso de dejar a este primero de septiembre como el día dedicado oficialmente a la nada parlamentaria.

Algunos diputados no ocultaron su disgusto al ser convocados para eso, para nada. Uno de ellos, priísta de Nuevo León, dijo: En esta fecha pasamos del Día del Presidente al Día de los Diputados, hasta llegar hoy al Día del Documento, porque sólo para eso venimos, para recibir los tomos del Informe.

Ya desde el año pasado San Lázaro dejó de ser el imán que atraía a decenas de comunicadores, el escaparate para el regocijo de los lectores de noticias y ya no se diga para presenciar la parafernalia dispuesta desde días antes por el Estado Mayor Presidencial, luego de complicadas negociaciones con el gobierno interno de la Cámara de Diputados y hacer que el día del Informe dejara satisfechos a unos y otros.

Ayer, si bien se cerraron algunas calles en torno al Palacio Legislativo y por ahí se instalaron fuerzas federales y vehículos y efectivos militares, también se acercaron algunos grupos de protesta, pero dentro del recinto quedó el puro protocolo dispuesto para la nada.

En lo que resta de la semana, PRI y PRD seguirán en su empeño por hacerse de la presidencia de la mesa directiva de manera tersa, lo que significa en rigor convencer al PAN.

Este partido, por lo demás, insiste en desojar la margarita y no atina aún a definir –públicamente– a quién dará su respaldo, si a unos tricolores que aseguran ya nada los detiene hacia la reconquista de Los Pinos en 2012 (pero sin los cuales no podrán los blanquiazules sacar las reformas legales ni el presupuesto federal para el próximo año) o a sus recientes aliados electorales, los perredistas o, por decirlo con precisión, Los Chuchos.

Da la casualidad, sin embargo, que los diputados tuvieron un año para negociar a quién correspondería cada posición de gobierno en San Lázaro, y en vez de hacerlo, hoy damos este espectáculo, desmadramos las instituciones y no hacemos nada, lamentaba abochornado un diputado chiapaneco del PRI.

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