La cultura ante la violencia
Catedrático
El pasado cuatro de septiembre, la Asociación de Ex alumnos y Ex docentes de la Escuela Normal del Estado de Chihuahua, “Profesor Luis Urías Belderraín” “, delegación Juárez, debido a la gran preocupación que en muy amplios sectores de la sociedad juarense está provocando esta ola de violencia e inseguridad, convocó a un foro cuyo título fue precisamente “La cultura ante la violencia”.
Tuve el honor de ser uno de los cinco panelistas invitados y, que en el evento expresaron sus puntos de vista sobre este fenómeno.
Con muy leves diferencias en los enfoques, cada uno de los participantes fue abordando el tema con una abundancia de elementos explicativos acerca de las causas provocadoras del problema; y los efectos y las consecuencias que a mediano y largo plazo está dejando esta violencia que tantas vidas ha cobrado.
Para ninguno de los panelistas fueron ajenas la corrupción y la impunidad, entre otras, como causas del fenómeno que nos azota.
El hecho de que esté tan extendido en el país, la venta y el consumo de estupefacientes, solamente lo explica la gran corrupción que reina en todas las esferas del poder público. Esto es lo único que explica la existencia en México, desde hace décadas, de los diversos cárteles de las drogas y cuya respuesta no puede ser otra que no sea la guerra entre ellos, disputándose el mercado.
La impunidad también es fuente que fomenta el desarrollo del mercado de las drogas y las disputas por la supremacía para dominar ese mercado. Ningún panelista dejó de mencionar tampoco el factor tan importante que en este problema, representa la cercanía del país más altamente consumidor de drogas como son los Estados Unidos.
La demanda de drogas en aquel país es muy elevada y lo que es peor, parte de esos demandantes son individuos enfermos que ya no pueden de ninguna manera vivir sin estar consumiendo drogas. Esto explica la tolerancia de los gobiernos de aquel país, hacia la casi libre circulación de los estupefacientes.
El foro habría quedado corto si no ha analizado también los problemas estructurales. El país se fue adentrando en esta descomposición social, a partir de la eliminación del modelo de estado que surgió de la Revolución Mexicana. El Estado “ benefactor” que tanto combatieron y combaten los partidarios del neoliberalismso, por la ponderación sin límite de la supremacía del mercado, fue entregado en manos de la pobreza o miseria a todos aquellos sectores de la sociedad, que de una o de otra forma los apoyos o subsidios oficiales les permitían sobrevivir. Con el estado neoliberal, fueron orillando a las masas “a comer cuando tuvieran “.
El desmantelamiento de todo el sector de la economía que estaba en poder del Estado, al privatizarlo, sentaron las bases para la generación incesante de millones de pobres, a cambio de convertir en millonarios a unos cuantos mexicanos y extranjeros, con lo que era patrimonio de todos los mexicanos.
La región fronteriza del país, desde la década de los sesenta fue abierta de par en par a la industria maquiladora, con lo que se generó una gran demanda de mano de obra, provocando esa demanda la incorporación masiva de la mujer al empleo en esa industria, con bajos salarios y agotadoras jornadas de trabajo.
Se permitió con ello, una explotación desmedida de la mano de obra femenina, pero de paso, al no prever a través de instituciones apropiadas, un cuidado aunque fuese medianamente eficaz para los niños, estos quedaron en el abandono total por muchas horas, al trabajar la madre fuera del seno familiar.
La figura paterna también se devaluó.
Ante la conflictiva situación que tenemos ahora, ningún panelista estuvo en desacuerdo con la conclusión de que dicha problemática no podrá resolverse solamente con “balas”, como pretende lograrlo el actual gobierno.
Debe revisarse a fondo la política educativa actual y abrir totalmente la cobertura educativa en todos los niveles, desde el jardín de niños hasta la universidad.
El país ya ha recibido un espantoso baño de sangre y eso no debe continuar.
Es urgente abrir las fuentes del empleo, para lo cual el gobierno tiene que aportar recursos y apoyos para ese fin. La planta productiva de la región que fue obligada por la inseguridad, a cesar en sus funciones, requiere de apoyos para volver a funcionar y ser fuente de empleo nuevamente.
Seguir combatiendo la violencia con más violencia, nos puede seguir acercando al precipicio.
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