domingo, 1 de agosto de 2010

Ciro, Denise y otros escándalos


Ojo por ojo
Álvaro Cueva
2010-08-01•Acentos
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Qué sola está la prensa en este país. Te insultan, te secuestran, te matan y no pasa nada.

Al contrario, a muchas personas les da gusto, tus mismos compañeros lo festejan. Esto es un asco.

Y sí, sí es diferente a lo que pasa cuando insultan, secuestran o matan a un indígena, a una profesionista o a un empresario.

A lo mejor muchos de mis colegas, por lo mismo que están muy metidos en sus 14 mil trabajos, no se han dado cuenta, pero la gente odia a los medios con la misma fuerza con la que odia a los políticos.

Hay una distancia enorme entre el pueblo y la prensa, grupos que jamás terminan de sentirse satisfechos con lo que están recibiendo, que acusan a los periodistas de vendidos, de espurios, de traidores.

Sí, toda persona pública tiene su grupo de amigos y su club de admiradores, y a veces uno, de tanto oírlos, se confunde, pero en este negocio todos estamos solos, indefensos, encuerados.

¿A qué viene al caso esto que le estoy comentando? A la cadena de escándalos mediáticos que usted y yo hemos estados presenciando en los últimos días, que incluye:

Ataques a José Cárdenas por darle seguimiento al caso Fernández de Cevallos, insultos a Ciro Gómez Leyva por hacer lo que le corresponde en relación con el Sindicato Mexicano de Electricistas, y el secuestro de varios compañeros.

Además de la decisión de dejar la pantalla en negro durante la transmisión de Punto de partida con Denise Maerker, el atentado a las instalaciones de Televisa Nuevo Laredo y la reacción del titular de MILENIO Noticias, que optó por cederle la conducción a otra persona, la noche del jueves pasado.

A esto hay que sumarle, por supuesto, lo que sucedió ayer (incluyendo la parte escenográfica), más una larga lista de discusiones sobre los medios, el estado, su papel, la libertad de expresión, la unidad, el centralismo, los acuerdos y los códigos de ética.

La prensa, una vez más, se ha convertido en la nota en México.

¿Hicieron bien o mal los medios en actuar como actuaron?

Cada periodista, en la medida en que su casa editorial se lo permita, tiene la libertad de reaccionar como se le dé la gana ante una nota o una agresión y uno, como espectador, sabe si lo compra o no.

Y esto incluye lo mismo a las megaestrellas de los noticiarios de la noche que a los charlatanes de la prensa del corazón.

El problema aquí es que venimos de muchos escándalos, de demasiados silencios y de decenas de ataques a periodistas que jamás generaron lo que se generó en la última semana.

¿Qué tuvo éste de especial que no tuvieron los fenómenos anteriores? ¡Qué!

Haya sido lo que haya sido a mí, más que el debate sobre los medios, el estado y las reacciones del gremio, lo que me tiene francamente preocupado es la reacción del público.

La gente común y corriente ni se inmutó, por ejemplo, ante la noticia de los periodistas secuestrados.

Para ellos, esos señores eran unos nombres más para la lista de víctimas del crimen organizado, unos números más para la colección.

En el caso de Punto de partida y MILENIO Noticias, me tocó oír y leer las cosas más aberrantes que usted se pueda imaginar, desde que todo era actuado hasta exclamaciones de júbilo. ¡De júbilo!

¿A alguien le puede dar gusto una manifestación de dolor? ¿Alguien se puede sentir feliz con un secuestro, con una amenaza, con un atentado?

Esto pega más que los insultos, esto duele más que los golpes, esto marca más que cuando varios tipos te encañonan para encerrarte por hacer tu trabajo.

Estamos solos, bien solos, y sobre esto tenemos que reflexionar porque el periodismo no se hace para uno mismo, se hace para los demás.

Si el crimen organizado quiere medios para comunicarse, tarde o temprano los va a tener. Si no son las mantas, será la internet, si no son los narcocorridos, serán las estaciones clandestinas. Ésa es otra historia. Su historia.

En lo que se tiene que trabajar ahora es en la reconciliación de la prensa con el pueblo de México, en estrechar vínculos para que cuando se vuelvan a dar estos problemas, las reacciones sean diferentes.

Para que cuando se realice el ejercicio periodístico, el auditorio reciba la información como la tiene que recibir porque, después de haber visto todo lo que vi, tengo mis dudas.

Siento que la prensa está por un lado y la gente, por otro. ¿Usted no?

¡Atrévase a opinar!

alvarocueva@milenio.com

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