lunes, 14 de junio de 2010

A 4 años de la afrenta al magisterio



El 14 de junio del 2006, la policía estatal intentó desalojar el plantón que profesores de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y miembros de organizaciones sociales habían instalado en el zócalo y en sus alrededores, pero fracasaron y así se originó un conflicto político social que hasta ahora persiste.
El entonces secretario general de Gobierno, Jorge Franco Vargas había apostado por el uso de la fuerza ante el rechazo de la Comisión Negociadora Ampliada de la Sección 22 del SNTE a los ofrecimientos de la administración estatal para la atención de su pliego petitorio.
Alrededor de las cuatro de la mañana, cientos de agentes de la Unidad Policial de Operaciones Especiales (UPOE) y elementos de línea de la entonces Policía Preventiva del Estado, así como de la ahora desaparecida Unidad Ministerial de Intervención Táctica (UMIT) de la Procuraduría General de Justicia y del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) del Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, salieron en convoy de sus cuarteles rumbo al centro de la ciudad.
A eso de las 4:30 horas, el entonces secretario general de la Sección 22 del SNTE, Enrique Rueda Pacheco dio el aviso de alerta máxima a las bases, a través de Radio Plantón, la voz del magisterio oaxaqueño, y llamó a prepararse "para resistir organizadamente la represión que está operando el gobierno estatal en una actitud irracional".
"Enfrentemos organizadamente esta embestida con la cabeza fría y el corazón ardiente. Preparen trapos o pañuelos, mójenlos con agua para resistir los gases lacrimógenos", exhortó.
Unos cinco minutos después, los agentes, luego de asaltar el hotel del magisterio en la calle División Oriente, ingresaron al plantón por las calles de Bustamante, Las Casas, Armenta y López, Independencia, Hidalgo y Valdivieso, entre otras, para desalojar a por lo menos 40 mil trabajadores de la educación que ahí se encontraban. Los policías dispararon centenares de bombas de gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes por diferentes arterias.
En las oficinas de la Sección 22 del SNTE, situada en la calle de Armenta y López, los agentes detuvieron a Eduardo Castellanos, Acelo Ruiz y Oziel Martínez, quienes transmitían en Radio Plantón, y confiscaron el equipo de transmisión. Mientras que en el hotel del magisterio, fueron arrestados el secretario de Escalafón del Comité Ejecutivo de la Sección 22 del SNTE, Roberto Pérez Gazga y al administrador del albergue, Miguel Bautista.
Castellanos, todavía pudo hacer una narración del ingreso de los policías al edificio seccional. "Se oyen bombas, son las cinco de la mañana; los granaderos se acercan, están entrando al edificio para reprimirnos, se escucha la explosión de las granadas", alcanzó a decir para después cortarse la transmisión.
El entonces director general de Seguridad Pública del Estado, Manuel Vera Salinas dijo que elementos a su mando confiscaron cuatro rifles, tres de ellos Ak-47 o Cuerno de Chivo, y una mochila con explosivos en el hotel del magisterio.
Sin embargo, unos 20 minutos después, ayudados por el pueblo, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, los profesores se reagruparon y se enfrentaron con palos, varillas, tubos y piedras a los agentes en las esquinas de las calles de Independencia y 20 de Noviembre; Independencia y 5 de Mayo; Macedonio Alcalá y Morelos; Morelos y 20 de Noviembre; Morelos y 5 de Mayo; Bustamante y Guerrero; Flores Magón y Trujano, entre otras. Y así, Oaxaca, se convirtió en un campo de batalla.
Mientras los policías disparaban granadas de gas lacrimógeno y pimienta, los maestros ---cubiertos del rostro con paños mojados--- respondían con piedras o con los propios proyectiles que enrollaban en trapos o cobijas mojadas. Los trabajadores de la educación, enfrentaron a los policías entonando el Himno Nacional y su cántico "Venceremos".
El choque fue tan virulento que a los pocos minutos empezaron a caer heridos de los dos bandos.
Cerca de las 7:10 horas, los profesores empezaron a "secuestrar" autobuses del servicio urbano para usarlos como proyectiles sobre las líneas de la policía establecidas en las esquinas. Uno de esos vehículos de la línea Urbanos de Oaxaca, número económico A-691, placas de circulación 354-189S del estado, fue llevado hasta el Zócalo donde fue incendiado y chocado frente al Hotel Marqués del Valle.
Otro autobús, también fue echado encimado a los agentes en la calle de Independencia, donde según versiones de la propia policía, resultaron atropellados tres de ellos. Lo mismo sucedió en las calles de Melchor Ocampo, Xicoténcatl, Guerrero, 5 de Mayo, entre otras.
Aproximadamente a las 7:45 horas, los 40 mil maestros se reagruparon casi en su totalidad y empezaron acorralar a los policías que conforme pasaron los minutos fueron replegados en la Alameda de León y en el Zócalo, debido a la carencia de más proyectiles de armas de fuego, esencialmente granadas de gas lacrimógeno. Policías en un helicóptero de la UPOE, sobrevolaron el Centro Histórico y dispararon granadas en múltiples ocasiones, pero aún así no pudieron derrotar a los maestros.
"Señor policía, que lástima me das, teniendo tú las armas, no puedas protestar", gritaban los manifestantes.
A eso de las 8:50 horas, los combatientes ya eran miles y procedieron a afrontar la última batalla. Los policías, tuvieron que replegarse obligadamente y abandonaron el Zócalo por la calle de Bustamante, después de ofrecer su última defensa. Decenas de agentes de la UMIT, al verse acorralados, dispararon sus pistolas 38 y nueve milímetros en contra de los manifestantes sin que se reportara algún herido.
Por su huida desordenada, al menos ocho agentes de la UPOE y de la Policía Preventiva del Estado, se vieron rezagados y fueron aprehendidos por los maestros. Todos, fueron golpeados, encadenados ---algunos desnudados--- y quedaron retenidos en la Escuela Primaria Basilio Rojas, ubicada a dos cuadras del Zócalo.
"A'i muere, a'i muere, también somos pueblos", se excusó uno de los elementos capturados, pero de nada le sirvió porque fue tundido a golpes por los enardecidos maestros.
En el repliegue, Margarito López Aragón, subdirector operativo de la Policía Ministerial del estado, también fue capturado y llevado al mismo plantel. Varias patrullas de esta corporación, fueron destruidas e incineradas parcialmente.
Alrededor de las 9:20 horas, después de una cruenta batalla, los agentes entregaron la plaza ante la algarabía de los miles de maestros. En vez de "¡Va a caer, va a caer, Ulises va a caer!", gritaron "¡Ya cayo, ya cayó, Ulises, ya cayó!" y "¡Lo quiera o no lo quiera, Ulises va pa` fuera!".
por OCTAVIO VÉLEZ ASCENCIO
Foto: MARIO JIMÉNEZ LEYVA

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