miércoles, 6 de mayo de 2009

Astillero
Comicios secuestrados

Agenda médica

Paredón mediático

AMLO, a toro pasado

Julio Hernández López

Una de las consecuencias del manejo faccioso que del expediente de la influenza ha hecho el felipato es que partidos y candidatos hayan iniciado sus campañas de proselitismo de manera furtiva, condenados de antemano a sujetarse a la agenda médico-electoral dictada por Los Pinos, bajo pena de ser fusilados en el paredón mediático si no se apegan al libreto de la unidad” nacional forzada (los priístas ya probaron la eficacia de la receta desarrollada por el médico hispano Antonio Solá, especialista en guerra propagandística sucia, cuando fueron sostenidamente acusados de ser socios del narcotráfico por oponerse a los términos sumarios y dictatoriales en que venía redactada la ley de extinción de dominio, que finalmente fue aprobada con las modificaciones necesarias pero dejando en el camino el golpe seco de imagen a los priístas que ahora ven reducirse las expectativas de triunfo amplio en los comicios para los que faltan dos meses mediáticamente arrebatados por la banda de Los Pinos y sus PANdemias).

Calderón pretende instaurar el autoritarismo como punto de referencia, que lleve a los ciudadanos a replegarse en torno a lo “seguro” a la hora de las urnas, agregando al menjurje de temporada la zanahoria promocional de los “apoyos” a damnificados económicos de la gripe plus. Al triunfalismo de pantalla con que F.C. pretende convencer a los mexicanos del logro sideral que habría significado la salvación de la humanidad mediante el hundimiento de la economía nacional con paros y confinamientos de pánico, ahora se agrega el tono patriotero de confrontación con los países que han decidido suspender vuelos a México o aislar a viajeros procedentes de este país en prevención de contagios. Los roces han sido especialmente notables en los casos de China y Argentina. Según el diario Clarín, en la Casa Rosada (se habla de la residencia presidencial argentina, sin referencia a preferencias sexuales de otros ámbitos similares de poder) hubo gran enojo por las declaraciones de Calderón por las prevenciones aeronáuticas que así fueron prorrogadas por los Kirchner en momentos de arrebato. No se sabe si alguno de los países acusados por Calderón de actuar arbitrariamente le ha recordado al mexicano uno de los artículos de su inconstitucional decreto del pasado 25 de abril, con el que se asignó la facultad de ordenar “el aislamiento de personas que puedan padecer la enfermedad y de los portadores de gérmenes de la misma, por el tiempo que resulte estrictamente necesario, así como la limitación de sus actividades, cuando así se amerite por razones epidemiológicas”.

Otros dos contagiados de esas trampas sanitarias fueron Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. El jefe de Gobierno capitalino aprovechó las circunstancias para ganar reflectores y avanzar en su larga marcha hacia el reconocimiento de la legitimidad de facto de Calderón, sin fotografía conjunta de por medio, que en realidad ya no es necesaria, pues una imagen de conjunto vale más que mil palabras, con todo y tapabocas usado no para insistir en la importancia de usar ese filtro declarado por la Ssa como poco eficaz, sino para tener coartada sanitaria expresa: todo fue por la influenza, dirá cuando le reclamen algo porcino.
López Obrador cometió por su parte el grave error de mantenerse callado, junto con el equipo de trabajo que como gobierno legítimo habría estado obligado a emitir declaraciones, fijar postura, hacer recomendaciones y dar claridad a sus seguidores, aun sabido como es que no tiene ninguna posibilidad ejecutiva, administrativa ni disponibilidad monetaria. Ni la secretaría de salud de esa forma política de resistencia, ni el tabasqueño que la preside, fueron oportunos ante la crisis desatada. Fue, políticamente, como si ellos también se hubieran instalado un tapabocas, tal vez temerosos de expresar con puntualidad lo que las circunstancias mostraban en términos de simulaciones y oportunismos gubernamentales, cuidadosos de no dar material disidente que fuese usado letalmente en su contra por los medios amafiados. Apenas ayer, a toro casi pasado, 12 días después del inicio de la maniobra de aprovechamiento político de una realidad sanitaria crítica, López Obrador hizo declaraciones para impugnar el manejo calderonista. Luego fue anunciado el reinicio de las giras de apoyo electoral a los candidatos que participarán en unos comicios desde ahora secuestrados por las maniobras de un felipismo manejado por manos expertas en desestabilizaciones y en el control de masas mediante el miedo inducido. En un momento nacional tan grave y que tendrá consecuencias importantes en la redefinición del país, no hubo la voz del líder opositor que supiese apoyar las medidas sanitarias necesarias pero advirtiera los riesgos de la manipulación y la exageración.

El reposicionamiento de Calderón como médico social exitoso y líder internacional salvador de la humanidad, que además se enfrenta a malvados países discriminadores, le permitirá intentar la toma de un rol por encima de las desgracias económicas y sociales que cada día van aceptando con más naturalidad los mismos que antes hablaban de catarritos. El secretario Carstens se queja de que a México le llueve sobre mojado, y ya se hacen planes para gastar bajo consideraciones de emergencia los fondos internacionales prestados al calderonismo. La actividad económica está en recesión, los préstamos adquiridos son una rendición de soberanía ante el extranjero y la crisis sanitaria agregó daños a la estructura de por sí gravemente carcomida. Pero a Felipe el Valiente le han fabricado un nicho que esperan le mantenga al margen del crujir y el sufrir en curso. Ventajas de estar vacunado oportunamente ante los virus anunciados.

Y, mientras continúa el desmoronamiento del reino de Marcial Maciel, ahora que el Vaticano ha designado a tres obispos para que hagan una revisión integral del funcionamiento de los Legionarios de Cristo, ¡hasta mañana, en esta columna que ya extraña ver cine en el cine!

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