Trampa en la alerta por la influenza
Miguel Ángel Velázquez
Con el rasero que se mide sólo desde la tiranía, las autoridades de la delegación Cuauhtémoc, terreno donde manda y obliga René Bejarano, reiniciaron la clausura indiscriminada de centros de trabajo.
En esa demarcación, que se reconoce como el corazón de la ciudad, la intransigencia y el doble discurso son moneda de curso. Se cierran los lugares de trabajo, no importa el pretexto, para después abrirlos sin que medie para ellos el tipo de actividad a la que se dedique.
Así han florecido los antros que apenas llegan a los 10 por 10 metros de terreno y que no cumplen con ninguna de las reglas que les permitirían su existencia, pero que funcionan sin ningún problema.
Todo ello sin que el gobierno de la ciudad, que encabeza Marcelo Ebrard, quiera o pueda poner orden. Claro, siempre habrá quien diga que no es responsabilidad de la autoridad central lo que pasa en el ámbito jurisdiccional de la delegaciones, pero lo cierto es que no es posible que la autonomía de que gozan las autoridades de las 16 demarcaciones del DF rompa la lógica del buen gobierno en aras de los intereses de un líder.
Y aún más, en el caso de la Cuauhtémoc hay quienes aseguran que el desorden administrativo tiene la bendición, por decirlo de alguna manera, del mismísimo Marcelo Ebrard, en pago por los favores recibidos en la reciente elección interna del PRD.
Aunque la apreciación no se aleja del dolo, y no parecería bien apegada a la realidad, en cuanto a lo de los favores políticos, lo cierto es que sí, en la Cuauhtémoc se gobierna con los criterios del interés de Bejarano y los títeres que en su nombre actúan en los diferentes cargos delegacionales.
Ahora le tocó al Junior Club. Lo cerraron al amparo de la noche, sin atender a las atenuantes que se exhibían desde la gerencia del lugar, con datos falsos como la extensión del local, que desde hace casi 100 años ocupa el mismo espacio, y con una cerrazón en la que se advierte que la clausura se efectuó por consigna.
Es verdad que en el lugar existen algunas deficiencias, que faltan por ejemplo algunos señalamientos que marca la ley de protección ciudadana, pero nada que obligara a que más de un centenar de trabajadores vean amenazado su centro laboral.
Más de dos mil socios del Junior Club maldicen desde hace más de 72 horas al gobierno de la ciudad y al partido al que pertenecen, porque no ven que la injusticia sea remediada en forma expedita.
Será, como dicen algunos, que el ex delegado José Luis Muñoz gastó tanto en su afán por llegar a la candidatura a la diputación por el PRD, y tanto en imponer a Agustín Torres como candidato a la jefatura de Cuauhtémoc, quien deberá cuidarle las espaldas, que ahora, mediante las clausuras, se proponen resarcir lo invertido, tal vez sea cierto, pero lo que se puede comprobar ahora es que las clausuras en esa demarcación son, sin duda, sistemáticas, y en general no obedecen a faltas que ameritaran el poner en riesgo el trabajo de muchos empleados, en los momentos en los que la crisis profundiza y se requiere reanimar la economía.
El caso del Junior Club, que dista mucho de ser un sitio de elite, merece la atención de las autoridades, antes de que los más de dos mil socios salgan a la calle a manifestar su desacuerdo con la autoridad, sobre todo cuando los directivos del lugar ya comenzaron los cambios que requiere su mejor funcionamiento. Así las cosas ya veremos hasta donde llega la injusticia.
De pasadita
Ayer por la noche el secretario de Salud del DF, Armando Ahued, y el de Gobierno, José Ángel Ávila, recibieron la invitación, por no decir la orden, de presentarse en Los Pinos. Ya en el lugar, los funcionarios se enteraron de que se había decidido suspender clases en los planteles del DF y la zona metropolitana debido al brote de influenza que se presenta en estas partes del país.
La medida, que se calificó como preventiva, fue también sorpresiva, y hasta donde se sabe, unilateral, es decir, ni en el estado de México ni en el gobierno de la ciudad capital se consultó o se advirtió de su puesta en marcha.
El anuncio se dio poco antes de las 23 horas, lo que levanta graves sospechas porque desde muy temprano se sabía lo grave que era la situación. Así las cosas, anunciar la medida a una hora tan inconveniente para quienes tienen que levantarse temprano significa que no se les quiso avisar con tiempo suficiente, o que la cosa es tan difícil que por eso se apresuró su puesta en marcha, y eso de la prevención es una mentira. Tampoco fue posible, por la hora, que las autoridades de las dos entidades afectadas pudieran acompañar la decisión con una organización acorde a la estrategia sanitaria federal.
Anoche mismo, en la Secretaría de Salud del DF se efectuaba una reunión en la que se medía seriamente la gravedad del asunto. El jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, citó a reunión de gabinete a las siete de la mañana, y después informará de sus resultados.
De cualquier manera el olor a trampa, a tratar de causar terror entre la población, es un hecho. Baste recordar que el descubrimiento de la enfermedad se hizo en una inspección que realizaron autoridades federales a los hospitales de la ciudad. ¿De qué se trata?
ciudadperdida_2000@yahoo.com.mx • ciudadangel@hotmail.com
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