El secretario de la Función Pública revela a MILENIO que tras el avionazo, de inmediato se actuó para evitar que documentos de la Segob fueran mal usados y ocurriera un descontrol en la dependencia.
Mié, 26/11/2008 - 05:20
El titular de la Función Publica con Juan Camilo Mouriño Foto: Octavio Hoyos / ArchivoMorelia.- Salvador Vega Casillas, secretario de la Función Pública, reconoce sin vacilaciones que la corrupción mató a Juan Camilo Mouriño, y revela que apenas dos horas después del mortal accidente, la dependencia a su cargo intervino la Secretaría de Gobernación para evitar sustracción o fuga de información.
En entrevista con MILENIO, el político michoacano asegura también que en México las prácticas de corrupción equivalen por lo menos a uno por ciento del producto interno bruto y constituyen un cáncer igual de grave que el narcotráfico, aunque para la mayoría de la gente constituye un hábito normal.
¿La corrupción mató a Mouriño?
Por supuesto que sí. Es un tema que nosotros estamos investigando. Estamos revisando perfectamente todo. Estamos arrancando desde el primer día del accidente. Ese día del evento, ese día en la noche, ya teníamos la investigación para asegurarnos que no fueran mal usados los documentos, los antecedentes, y de ahí partimos con las investigaciones. La SCT nos ha hecho conocer la parte de las investigaciones que tienen ellos; nos hemos sumado con nuestras propias investigaciones para saber a fondo qué fue lo que pasó.
¿Es cierto que la dependencia a su cargo virtualmente intervino la Secretaría de Gobernación para evitar fugas y sustracción de documentos?
Prácticamente a las dos horas de que ocurrió el accidente, el órgano interno de control ya estaba presente, revisando, viendo los documentos, sobre todo evitando que se fuera a perder algo o a tener algún descontrol. No tanto por mala fe, sino que eran momentos muy difíciles en los que no se piensa con claridad desde el primer momento.
Independientemente de la preocupación de la SCT, ¿cuál sería la principal hipótesis de la SFP sobre el caso Mouriño?
Yo no quiero adelantar resultados porque estamos investigando y esto puede llevar algún tiempo, pero, bueno, la SCT hizo públicas algunas de sus preocupaciones, que nosotros compartimos y estamos analizando.
En cifras, ¿cuánto le cuesta a México la corrupción? Hay estudios que hablan del uno o dos por ciento del PIB, y aunque por supuesto es difícil medirla, ¿cuál es la estimación que tienen ustedes?
Yo no quiero aventurar datos porque es muy difícil medirla. Justamente la corrupción es un acto que se hace a escondidas...
¿Pero los estudios de ustedes qué dicen?
Bueno, Transparencia Mexicana sacó un estudio que habla de un punto. Ese estudio tiene un valor fundamental porque está basado en una encuesta con ciudadanos en hogares, sobre sus trámites. Nosotros no solamente les hacemos caso, sino que los utilizamos.
En contraparte, ¿cuánto dinero saqueado de las arcas nacionales ha logrado recuperar el gobierno federal merced a sus políticas anticorrupción?
Tenemos más de dos mil millones de pesos recuperados por estos temas.
En el ranking nacional de flagelos, ¿dónde ubicaría a la corrupción? ¿A la par del narcotráfico?
Es un tema muy interesante. La corrupción en el ánimo de los ciudadanos no está entre los principales temas. Por lo menos no en los primeros cinco. Sin embargo, sí se asocia mucho con el tema de la inseguridad y con justa razón. El problema que tenemos de inseguridad en el país, en el combate contra el crimen organizado, hay dos razones principales de infiltración: una es el miedo, y la otra la corrupción. Y estamos trabajando. La Operación Limpieza está dando resultados. Sin embargo, el hecho de que la corrupción no esté en los primeros lugares de preocupación de la gente es porque hay una tolerancia. Eso no está bien. Deberíamos de estar más preocupados por esto.
O sea que la corrupción es muy grave, pero no está entre las primeras cinco preocupaciones nacionales...
¡Por supuesto! Esto te crea problemas en todos lados: en la lucha contra el narcotráfico, porque hay gente, policías que se corrompen y se pasan del otro bando; se transforman en enemigos, en lugar de ser aliados. En los programas de combate a la pobreza, porque hay quien los desvía; en los programas de infraestructura, porque hay gente que mete sobreprecios, y el dinero se va para otro lado, no para las obras. En los programas de seguridad. En la construcción, porque meten mala calidad y termina cayéndose la obra. Es decir, nos afecta en toda la vida. La gente no tiene conciencia de que la corrupción mata. Hace el mal. Una obra mal hecha por la corrupción, termina causando muertes. Hay muchos ejemplos de esto...
¿La corrupción mató a Mouriño?
Por supuesto que sí...
miércoles, 26 de noviembre de 2008
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