Inexorablemente, las encuestadoras en México se enfilan a su quiebra inevitable. Seguramente cambiarán de nombres y hombres/mujeres para no salir del negocio, pero ya habrán perdido el aliento que les dio vida.
Se lo buscaron, ni modo.
Proliferando al amparo de Ulises Beltrán (el encuestador de cabecera de Carlos Salinas de Gortari, un fanático de las encuestas para tapar su fraudulento arribo a Los Pinos), muchas empresas fueron ubicándose en "nichos" de negocios, y orientaban las estrategias políticas de sus respectivos contratantes, con mayor o menor tino.
Algunas adquirieron cierta notoriedad y credibilidad porque sus resultados, patrocinados por medios de comunicación supuestamente imparciales, iban a contracorriente de los "oficiales" y comprobaban la certeza de sus vaticinios con la realidad posterior.
Eso fue lo que aprovechó el gobierno de Vicente Fox y la maraña empresarial tejida a su alrededor para contratar y concertar a prácticamente todas las encuestadoras del país, para crear un súbito, inesperado y mágico "empate técnico" de un gris, torpe e irrelevante "candidato oficial" frente a un carismático opositor que había resistido años de presiones y conjuras políticas para impedirle su triunfo inminente.
GEA-ISA fue la "punta de lanza" en la presentación del "empate técnico", a la que poco a poco se fueron sumando otras cuyos números no coincidían en un principio, pero que en poco tiempo se volvieron coro del empate, sin explicar el absurdo de tan inesperado giro. "Es asunto de los encuestados", alegaron algunas, lavándose las manos. "Aumentaron los indecisos", argumentaron otras, como si la gente verdaderamente creyera que "la continuidad" de las tropelías e impunidad de Vicente Fox, representada en Felipe Calderón, sería para el bien del país.
Consumado el engaño, GEA-ISA exhibió su impudicia cuando sus dos principales socios lograron un botín en pago de su riesgo: uno fue nombrado director general de Pemex; el otro se hizo cargo del organismo de inteligencia gubernamental, para el que no estaba preparado ni capacitado (como lo ha probado su actuación mediocre). Pero ambos extinguieron la credibilidad de su empresa.
En el momento mismo en que se definía el resultado del vaticinio mágico, una de las encuestadoras (Consulta Mitofski) obtenía resultados a boca de urna que evidenciaban una tendencia electoral contra la versión oficial: el "milagroso" Calderón perdía irreversiblemente ante el repudiado Peje. Eso originó el telefonema temprano de Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa (contratante de Mitofski), a Andrés Manuel López Obrador, felicitándolo por su triunfo. Para él no había lugar a dudas y se apresuraba a alinearse con el próximo Presidente de la República.
Pero otros resultados coincidentes con Mitofski activaron la alarma en Los Pinos, de donde salió la orden fulminante de impedir, a cualquier costo, que se difundiera alguna "encuesta de salida" que arruinara el mecanismo de contabilización previsto y armado para garantizar el triunfo oficial. Los resultados iniciales de las encuestadoras no coincidían con las cifras ya preparadas. Todas tenían que callarse y reformular sus números, para hacerlos coincidir con los oficiales, o se derrumbaría el trabajo preparado y se abriría la posibilidad de unas rejas en el futuro de Vicente Fox. No podía permitirse ninguna incompatibilidad en los resultados. Al costo que fuera.
Aceptar la mordaza oficial y cuadrar cifras aumentó la desconfianza en las otrora confiables encuestadoras. Habían sido corrompidas, de una forma u otra, para plegarse a los designios gubernamentales.
Al paso de los días, con las torpes actuaciones de los responsables electorales, las revelaciones de los contubernios con "mapaches" del PRI, y la decisión judicial de dar por válidas unas elecciones en que se probaron las ilegalidades cometidas, "pero no la forma en que repercutieron en el resultado final", acrecentó el descrédito para gobierno, instituciones y medios participantes en el fraude cometido.
Fue una verdadera conjura desde el poder para burlar la voluntad ciudadana.
La puntilla a las encuestadoras se las dio el propio Calderón con sus nombramientos a favor de los socios de GEA-ISA, en pago por sus valiosos servicios al convertir la mediocridad en refulgente excelsitud. Para desgracia de todos, los números mágicos no correspondieron a la realidad.
En su caída ética, GEA-ISA arrastró --y sigue arrastrando-- a otras de sus colegas que intentan "justificar" sus vaticinios pasados con "encuestas de popularidad" sesgadas que nadie cree.
En el momento de redactar estas líneas, el periódico Reforma (heraldo de la conjura foxista, junto con El Universal y La Crónica salinista) lanza nueva encuesta de popularidad en que "dos de cada tres" capitalinos reprueban la actuación de Marcelo Ebrard --jefe del Gobierno del Distrito Federal y nuevo ente diabólico para la ultraderecha político-empresarial-- en asuntos de seguridad pública.
Tal reprobación se difunde precisamente cuando Ebrard es el único de 33 mandatarios (incluido el "popular" Felipe Calderón y el inflado Peña Nieto del Edomex) en dar resultados inmediatos en la persecución y detención de secuestradores, sin importarle que sean de sus policías. Es reprobado en las encuestas porque no propicia la impunidad, como los demás "populares" que gozan de "altos índices de aprobación".
Por el contraste de sus resultados con la realidad, definitivamente ya no son confiables las encuestas que se publican para agradar al patrón.
http://blogotitlan.com/noticias/2008/09/08/ya_no_son_confiables_las_encue.html
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
La historia de la familia Ramírez es casi como de película. El matrimonio Ramírez compuesto por Enrique Ramírez Miguel y María Villalón...
-
El encargado de despacho de la PGJEM, Alfredo Castillo, explicó que el cuerpo de la niña tardó en emitir un olor fétido debido a que su cue...
-
El voto de castigo. Cartón: Rocha MÉXICO, D.F. (Proceso).- México es un claro ejemplo de la indisociable relación entre una demo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario