lunes, 4 de septiembre de 2017

Morena: luces ámbar .- Bernardo Bátiz V.

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orena va viento en popa; en pocos años se colocó como la única fuerza política con posibilidades de cambiar a fondo el rumbo de la política y de la economía. Y para seguir con metáforas marinas, Morena se ha encontrado junto con la gente, con un país al garete, sin timonel experimentado, con la arboladura destruida y por rumbos peligrosos y desconocidos. Por méritos propios y también por circunstancias ajenas, en tres años el movimiento recavó las firmas suficientes para obtener (sin ayuda) el registro de partido; se opuso con mucho vigor a las reformas estructurales, en especial defendió el petróleo y con tino dio la voz de alerta sobre el desastre que venía y en el que ya estamos envueltos.
Con tan pocos años como partido con registro, ha sorprendido con altas votaciones por todas partes y en especial en entidades claves por lo numeroso de sus ciudadanos, Veracruz, estado de México, ciudad del mismo nombre. Puede decir con orgullo este novel partido: vamos bien, muy bien; las encuestas ponen a AMLO a la cabeza para 2018 y al partido como una fuerza con posibilidades de ganar las elecciones.
Todo esto obliga; nos obliga, a multiplicar el esfuerzo y también a cuidar los detalles y evadir los múltiples escollos que encontraremos en el camino; Justo Sierra decía: los escollos se sortean; yo agrego: no se atacan a cabezazos.
Hay una exigencia evidente a militantes y dirigentes a extremar cuidados y mantener buenas relaciones; las más difíciles, los que llegan a última hora con los que están desde la mañana; naturalmente surgirán suspicacias y rivalidades. Pueden acercarse de buena fe; pueden, pensarán algunos, traer malas intenciones; pueden también confundirse y pensar que Morena es sólo una opción como cualquiera que les puede dar oportunidades personales, ventajas y eventualmente carrera política con buenas expectativas. Si es esto, no han entendido que este partido es una opción distinta, su preocupación es no tropezar con la misma piedra con que ya tropezaron PAN y PRD, confundirse con el sistema que combaten.
Morena debe continuar como opción limpia y como verdadera oposición no sólo al régimen, sino también al sistema que encarna en una derecha extrema, individualista y ansiosa de ganancias, negocios, moches y transas. Somos otra cosa y así debemos mantenernos; por ello es indispensable estar atentos a los signos de los tiempos, a las luces ámbar que nos advierten ¡cuidado!
Las luces parpadean y advierten. Una de ellas ha sido el reclamo por la forma de elegir al responsable de organización de la capital del país; otra, un caso menos conocido de un diputado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que se pasa a Morena en el Congreso de Nuevo León y cuyas declaraciones indican que no ha entendido de qué se trata.
En la capital, la natural pasión que despertó la competencia abrió la puerta a recelos y reclamos. Es el resultado del enfrentamiento entre competidores destacados, todos con cualidades e historia que les permitió aspirar con parecidas posibilidades de tener éxito. El desenlace, a mi parecer, fue uno de los mejores posibles y si bien el proceso, por su propia naturaleza no se hizo público, fue porque así ha sido la regla en ocasiones anteriores. Ciertamente, no es la primera vez que se piden explicaciones y hay reclamos; esto es indicativo de que se trata e un procedimiento que debe revisarse.
El caso del diputado de Nuevo León Gabriel Tláloc Cantú debe ser atendido también; El Norte publicó hace días una nota, declaraciones atribuidas al diputado. Después de 30 años de priísta, se incorpora a la bancada del Partido del Trabajo en el Congreso local; hasta ahí no parece sino un caso más de un nuevo convencido. Sus declaraciones son las que obligan a la reflexión y a la atención del caso y de otros similares, son un aviso de cuidado y requieren atención y explicación de los dirigentes del partido.
Afirma Tláloc Cantú que el proyecto de Morena está siendo construido por la élite empresarial. ¿De qué habla? Afirma que desde abril empezó pláticas (no dice con quién); agrega que lo trataron bien; que con el PRI no es un pleito, no es un bronca, no es un desamor, es sólo que toma un camino distinto y agrega que en su antiguo partido nada hicieron por retenerlo.
Declara también con sobrada seguridad, que podría en Morena contender por una diputación federal, una senaduría o una alcaldía. Mil usos, lo que sea. Ni una palabra sobre principios, sobre convicciones o razones para cambio de militancia; alude a empresarios y olvida que en Morena hay trabajadores, estudiantes, maestros, artistas, universitarios y pueblo en general; así se inició Morena en todo el país y por supuesto también en Nuevo León.
Ambas luces amarillas deben alertar a dirigentes y militantes; no se pueden dejar así como así. Se trata de regenerar a la nación mexicana y no de expectativas personales. Morena no es un partido más; somos distintos.

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