O
cupar el Partido Demócrata y devolverlo al pueblo. Nos han fallado miserablemente.
2. Despedir a todos los expertos, pronosticadores, encuestadores y a cualquier otro empleado de los medios que haya tenido una narrativa de la que no pueda desprenderse y se haya negado a escuchar o reconocer lo que en realidad ocurría. Eso mismos pomposos analistas nos dirán ahora que debemos
sanar la divisióny
unirnos. Seguirán proclamando esas burradas en los días por venir. Hay que apagarlos.
3. Cualquier miembro del Partido Demócrata o del Congreso que no se despertó la mañana siguiente dispuesto a luchar, resistir y obstruir de la misma forma en que los republicanos lo hicieron con el presidente Obama cada día durante ocho años debe hacerse a un lado, y dejar que quienes sabemos lo que pasa encabecemos la marcha para detener la malignidad y la locura que están por comenzar.
4. Todos deben dejar de decir que están
pasmadosy
conmocionados. Lo que dan a entender es que estaban en una burbuja y que no prestaban atención a sus compatriotas estadunidenses y a su desesperación. En AÑOS de ser despreciados por ambos partidos, la rabia y la necesidad de venganza contra el sistema sólo crecieron. Llegó una estrella de la televisión que les caía bien, cuyo plan era destruir ambos partidos y decir a todo el mundo:
¡Estás despedido!La victoria de Trump no es una sorpresa. Nunca fue una broma. Tratarlo como si lo fuera sólo lo fortaleció. Es tanto una criatura como una creación de los medios, y los medios nunca lo reconocerán.
5. Deben decir esta frase a todos los que encuentren:
¡HILLARY CLIN-TON GANÓ EL VOTO POPULAR!La MAYORÍA de los estadunidenses prefirieron a Hillary Clinton sobre Donald Trump. Punto. Es un hecho. Si esta mañana despertaron con la idea de que viven en un país que se fue al caño, deséchenla. La mayoría de nuestros compatriotas querían a Hillary, no a Trump. La única razón por la que es presidente es por una idea arcaica y demente, del siglo XVIII, que se llama Colegio Electoral. En tanto no la cambiemos, continuaremos teniendo presidentes que no elegimos y no queremos. Vivimos en un país donde la mayoría de los ciudadanos han dicho que creen en el cambio climático, creen que las mujeres deben recibir el mismo salario que los hombres, quieren una educación superior libre de deudas, no quieren que invadamos países, quieren un aumento del salario mínimo y un sistema universal de salud pagado por el Estado. Nada de eso ha cambiado. Sólo nos falta el liderazgo liberal necesario para que eso ocurra.
Tratemos de tener todas estas tareas hechas al mediodía de hoy.
* Mensaje publicado originalmente al día siguiente de la elección en Estados Unidos.
Traducción: Jorge Anaya
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