"Estaban bebiendo licor y después de convivir se descompuso esa reunión y se tornó en violencia”, dijo Luis Ángel Bravo.
El asesinato dos religiosos católicos ocurrido el pasado lunes en Poza Rica no tiene que ver con la delincuencia organizada, afirmó este martes el fiscal general de Veracruz, Luís Ángel Bravo.
“No fueron objetivo de la delincuencia organizada, se descarta ese móvil, las víctimas y victimarios se conocían, estaban bebiendo licor y después de convivir se descompuso esa reunión y se tornó en violencia”, dijo Bravo.
Los delincuentes sustrajeron 5 mil pesos de limosnas de los fieles y la camioneta tipo pick up RAM de uno de los sacerdotes y un vehículo Lancer que era propiedad de un empleado del ayuntamiento, informó Bravo.
De acuerdo con la Diócesis de Papantla, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, envió una carta en la que se afirma que el Papa Francisco manifestó “su firme condena a todo atentado a la vida y la dignidad de las personas “, mientras que la Conferencia del Episcopado Mexicano envió un comunicado en el que expresó: “de la autoridad esperamos el esclarecimiento de los hechos y la aplicación de la justicia contra los responsables”.
“Hay constante comunicación con el arzobispo, hemos platicado con él, está enterado de esta situación”, dijo Bravo
Por otra parte, el fiscal rechazó que los dos occisos hayan sido sacerdotes y aseguró que sólo Alejo Nabor Jiménez Juárez era cura, mientras que la otra víctima de nombre José Alfredo Suárez de la Cruz fungía como sacristán.
“El cuerpo del cura presentó nueve impactos de bala de arma corta y el del sacristán un disparo de arma corta también de fuego, estamos con los objetivos, con nombres y caras de algunas personas y, estamos en vísperas de acudir a jueces para que se tenga que proceder”, añadió.
(Con información de Hylcia Trujano)
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