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na angustia difusa se extiende en todo el país. 24 meses antes de las elecciones presidenciales la gente se pregunta: ¿cuál será el desenlace de esta múltiple crisis?, ¿cómo terminará Peña? Se hace patente la incapacidad del régimen para responder a la inconformidad que se organiza en todas las regiones del país.
La contradicción está entre la sociedad que cobra conciencia de su poder y un régimen que repite las fórmulas eficaces hace 30 años, pero hoy ridículamente caducas. Aquí surge una tensión peligrosa para la trayectoria final de este gobierno. Hay una parálisis de la imaginación y la voluntad política y a la vez aumento en los signos de la corrupción y la impunidad.
La situación se agrava porque el deterioro económico es irreversible y no puede pacificarse el país. De nada sirve que desde 2014 no se reporten las cifras de muertos, heridos y desaparecidos. El país se entera día tras día de nuevos hechos sangrientos. La irritación aumenta en lugar de disminuir porque los medios siguen difundiendo las mismas mentiras con los mismos mecanismos.
Por ejemplo, la ley 3 de 3, una iniciativa apoyada por 635 mil ciudadanos. Un intento para iniciar un control sobre el enriquecimiento de los políticos y sus conflictos de interés. Ha sido burlada con la malicia acostumbrada por el PRI, pero ese
éxitoaumenta su impopularidad.
Otro hecho aún más espectacular: las protestas, marchas y bloqueos en todo el país. Maestros y médicos protestan contra leyes que los afectan y que fueron impuestas contra los intereses de la gente. La incapacidad de utilizar la política para resolver los conflictos llevó a la matanza de Nochixtlán, nueve personas murieron y muchas quedaron heridas, en apariencia el agresor fue la Policía Federal. Una semana después de la tragedia no termina la investigación, no hay responsables, se juega como siempre a que la indignación se diluirá con el paso del tiempo. Pero el gobierno ha tenido que ceder e iniciar pláticas y la reforma educativa va a quedar trunca. El mismo día de las conversaciones con la CNTE se revela cómo la familia Murillo Karam ha multiplicado sus contratos de obra pública en miles de millones. Estos abusos han sido frecuentes durante décadas y la diferencia está en que las revelaciones y el hartazgo son cada vez mayores. Es imposible que este sentimiento de rabia colectiva no tenga efectos políticos.
Twitter: @ortizpinchetti
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