lunes, 15 de febrero de 2016

“El mundo de hoy, desojado por la cultura del descarte, los necesita”: Papa a indígenas

El Papa Francisco en San Cristóbal. Foto: Eduardo Miranda

SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chis. (apro).- El Papa Francisco hizo un llamado hoy a que, en estos tiempos que se vive una de las mayores crisis ambientales de la historia, se aprenda de los pueblos indígenas cómo han sabido relacionarse con la madre tierra a la que han visto como fuente de vida, de alimento y casa común para compartir.
Ante unos 100 mil feligreses congregados en el marco del encuentro con los pueblos indígenas habló de la depredación y los daños que se le ha ocasionado a la tierra por la avaricia y poder de quienes la ven como fuente de dinero en todos sus recursos naturales.
“En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nosotros está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz. Nuestro padre no solo comparte este anhelo, él mismo lo ha expresado y lo estimula al regalarnos a su hijo Jesucristo.
“En él encontramos la solidaridad del padre caminando a nuestro lado. Estamos viendo como esa ley perfecta toma carne, toma rostro, toma la historia para acompañar y sostener a su pueblo. Se hace camino, se hace verdad, se hace vida para que las tinieblas no tengan la última palabra y el alba no deje de venir sobre su gente”, señaló el Papa Francisco.
De muchas maneras y de muchas formas, siguió, se ha querido callar y silenciar este anhelo, que “de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, que de muchas maneras han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y nuestros jóvenes para insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles”.
Expuso que frente a estas formas, la creación sabe levantarse y que la madre y hermana tierra clama por el daño que les provocamos a causa del uso irresponsable y el abuso de los bienes que Dios ha puesto en nuestras manos.
“Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores. La violencia que hay en el corazón humano herido por el pecado también se manifiesta en los síntomas y enfermedad que hay y que hemos advertido en el aire, en el agua y los seres vivientes”, mencionó el Papa Francisco.
Oprimida y devastada, apuntó, la tierra sufre y gime dolores y el desafío ambiental que vivimos y sus raíces humanas nos impactan a todos por lo que ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia.
“Y en esto muchos de ustedes tienen mucho que enseñarnos. Saben relacionarse armónicamente con la tierra, a la que respetan como fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano”, les dijo el Papa a los indígenas que se dieron cita para verlo y escucharlo.
Sin embargo, añadió, muchas veces estos pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Que algunos los han considerado inferiores en sus valores, sus culturas y sus tradiciones.
En cambio, otros mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus bienes o realizado acciones que las contaminan.
“¡Que tristeza! Que bien nos haría a todos un examen de conciencia y aprender a decir ¡perdón!, ¡perdona hermana! El mundo de hoy desojado por la cultura del descarte los necesita”, dijo el pontífice.
Los jóvenes de hoy, alertó, están expuestos a una cultura que intenta suprimir todas las riquezas y características culturales en pos de un mundo homogéneo, por lo que necesitan que no pierdan la sabiduría de los ancianos.
“El mundo preso del pragmatismo necesita aprender el valor de la gratuidad. Estamos celebrando la certeza de que el creador no nos abandone y animémonos a seguir siendo testigos de su grandeza”, concluyó.
El Papa Francisco salió de este encuentro escoltado por la guardia suiza y el Estado Mayor Presidencial rumbo a la curia diocesana donde comerá con representantes de los pueblos indígenas y después visitará la catedral para orar frente a la tumba del obispo Samuel Ruiz García.

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