MÉXICO, D.F. (Proceso).- Gustavo Madero se percibe dolido tras pasar de la cumbre como presidente del Partido Acción Nacional (PAN) al abismo de ser solamente un diputado raso por voluntad de Ricardo Anaya, su discípulo que lo relegó.
–¿Le duele la traición?
–No, la condición humana no la vamos a cambiar nunca.
Derrumbado su proyecto presidencial, Madero pretende ahora edificar un “frente amplio opositor” al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para 2018 –“al PAN no le alcanza solo” y hasta Andrés Manuel López Obrador es una opción–, pero no elude hablar de cómo Anaya quebrantó su palabra de hacerlo coordinador parlamentario.
La cúspide del pleito no fue en la reunión plenaria de la bancada del PAN en Tijuana, el 24 de agosto, donde Madero le reclamó a Anaya haber sido víctima de un “manotazo” para “vetarlo”, sino tres días después, el viernes 28, en la Ciudad de México.
El reportero supo que en esa reunión privada Madero llamó “desleal”, “malagradecido” y “traidor” a Anaya por haberle prometido la coordinación y luego dársela, previa filtración a Joaquín López-Dóriga, a Marko Cortés.
Madero da sorbos a su té verde, sentado en una mesa sobre la avenida Presidente Mazarik, en Polanco, el vecindario donde vive.
“Yo no le dije traidor. Yo creo que fue desafortunado el manejo de, en un momento, pensar y decir una cosa y después actuar diferente, pero eso es normal. La visión y los elementos que tuvo después lo llevaron a tomar esa decisión”, matiza Madero, quien, el 3 de julio, él mismo dijo que no quería ser coordinador.
“Estamos en esa disposición. Se cierra un ciclo y se abre otro, con nuevas caras, nuevos planteamientos y nuevas propuestas, y que este ciclo le ayude no sólo al PAN, sino al país”, dijo al conductor Óscar Mario Beteta.
–Entonces Anaya le tomó la palabra –le hace ver el reportero.
–No, al contrario, dije en la reunión plenaria que lo que anuncié en el radio lo creía, hablé también con Javier Corral para decirle eso, y Anaya en ese momento me dijo que debía ser yo, que no siguiera moviendo ese discurso, que me esperara, cosa que cambió ya siendo presidente, pero yo lo entiendo.
En la reunión plenaria de Tijuana –de la que Proceso tiene la grabación íntegra–, varios de los 108 diputados electos criticaron la manera en como Anaya filtró que Cortés sería el coordinador, en vez de a Madero, quien acató la decisión
“Lo único que he pedido es dignidad. Y les digo dignidad porque yo, motu proprio, anuncié que declinaba ser coordinador el día 3 de julio. Todavía no empezaban las campañas, todavía no se registraban los candidatos. Y qué pasó: El primero que me llamó fue Ricardo Anaya para pedirme que reconsiderara y un grupo importante me pidió que lo hiciera.”
Por ello, Madero pidió que los puestos del grupo parlamentario y la distribución de las comisiones se asignen con base en perfiles “y no, como en mi caso, por algún veto”.
Y en efecto, uno de los que vetó a Madero como coordinador fue el senador Ernesto Ruffo, quien así lo declaró a este semanario. “Esas son cuestiones de ellos, no mías”, responde Madero entre risas.
–¿Josefina Vázquez Mota también lo vetó?
–No sé, lo desconozco –se incomoda Madero–. Aquí la decisión es de Anaya, es la única. Todos los demás que digan misa. Anaya es el único que tenía que decidir y decidió así y yo lo respeto.
–¿Se arrepiente de haberlo impulsado?
–¡No, para nada! Estoy muy contento trabajando en lo que creo y haciendo muchas cosas.
El PAN no gana solo
Con todo el tiempo disponible, lo que ahora Madero impulsa es la unidad de toda la oposición porque, de lo contrario, el PRI volverá a ganar en 2018. “Y ahí sí, ya no nos lo vamos a quitar en mucho tiempo”.
Trata de ser optimista, pero el futuro es sombrío: No tiene duda de que ningún partido, por sí solo, puede ganar la Presidencia y la mayoría en el Congreso. “Ni al PAN le alcanza para ir solo y es el partido con el mayor tamaño y despliegue”.
Aunque acepta que López Obrador podría ganar la Presidencia, aclara: “Aunque ganara no puede gobernar, porque tiene que tener una mayoría transversal para construir mayorías estables en el Congreso”.
Para él, el gobernador electo de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, tampoco es alternativa:
“¿Qué es el Bronco? Es una incógnita ¿Va a ser un chingón o va a ser un loco? Quién sabe. Votaron por El Bronco porque no encontraron en el escaparate alguien que te cumpliera, que satisficiera su ambición: Querían un vengador ciudadano para chingarse a Rodrigo Medina.”
Lo cierto es que, ante el desencanto ciudadano, los ciudadanos pueden optar por opciones riesgosas: “Te puede salir un disparo como un Hugo Chávez en Venezuela. Y se dirá: qué reaccionario. No, me preocupa que la mayoría de la gente, cuando no ve una expectativa de mejor futuro, busque alternativas más milagrosas”.
–¿Se refiere a Vicente Fox?
–No, a Fox le faltó un proyecto de transición.
El PAN como gobierno, admite, se montó en el régimen priista y por eso urge articular un frente amplio opositor más allá de las personas –“eso le da en la torre a las ideas”– para desmantelar el régimen y edificar uno nuevo.
–¿Cuáles son las líneas de ese proyecto?
–Debe ser transversal. Se tiene que plantear el para qué: combatir no sólo la pobreza, sino la desigualdad. Este es un tema fundamental. Por lo que he leído, el conflicto ya no es entre izquierdas y derechas, sino entre pocos privilegiados y muchos excluidos. Ese es el tema fundamental. Privilegiados ante excluidos, aquéllos son pocos, éstos son muchos. Y esto se da en el terreno económico, en el político y en el social.
La exclusión política es el fraude, el autoritarismo y la falta de representatividad de los partidos de los ciudadanos, como se da en la actualidad; la económica es brutal, porque a los únicos que les va bien es a los ricos, y la social es, además de la pobreza, la falta de acceso a la impunidad.
“Entonces yo sí creo que debemos plantearnos nuevos paradigmas y no son a partir de los colores de los partidos ni por quién votaste la última vez, sino cuál es la forma de solucionar los problemas de la mayoría de la gente. Generar confianza para llevarlo a cabo.”
AMLO, opción
Madero admite que quien ha tomado esta agenda es López Obrador, pero es receloso: “La corrupción y la pobreza son las dos banderas que trae él, y yo coincido en su diagnóstico, en lo que no coincido es en cómo las va a solucionar.”
Por eso insiste en que un proyecto de cambio de régimen debe basarse en un programa. “Cuando se vuelven proyectos personales ya valió gorro el intento. Los candidatos se ven como proyectos personales y redentores y eso es lo que tiene también mucho Andrés Manuel”.
–¿Y el gobernador Rafael Moreno Valle?
–También, son proyectos personales: “O soy yo o no hay proyecto”. Pues no, yo lo que digo es al revés. Cuál es el proyecto y después vemos quién va a tener la posibilidad de encarnarlo y de generar confianza transversal, transpartidista una vez que se avance en estas propuestas.
Agrega: “A mí no me convence ninguna persona. ¿Margarita Zavala? Pues me encantaría si tiene estas ideas, órale. El que me pongas. Inclusive fuera del partido, así te lo digo, si nos empatamos en lo esencial. Ese es el reto”.
–¿Aun con López Obrador?
–Sí, claro, fácil. Honestamente mis respetos para Andrés Manuel, lo que pasa es que, te digo, parte de un principio: que todos los demás están mal y él está bien, y en política…
–Eso dicen todos.
–No, al contrario, lo que digo es que hay que unirnos porque si no, no nos va a alcanzar.
Añade: “Los empresarios le tienen pavor a Andrés Manuel. Les digo: No se asusten de él, preocúpense de los andres manueles, preocúpense de las condiciones que están haciendo que esto sea posible, que surjan liderazgos que cautiven porque no encuentran una opción dentro de las fórmulas establecidas. Porque el PRI ya saben que no, el PAN no los entusiasma, no los convence, no trae ahorita una bandera, el PRD tampoco”.
Antes y después de la derrota de junio, Madero ha pagado haber sido artífice del Pacto por México y su acercamiento con Peña Nieto, quien lo cautivó por los compromisos que hizo. “Una cosa es Peña y otra cosa es todo el aparato que lo rodea, lo que está detrás”, dijo en entrevista con el reportero en mayo de 2013 (Proceso 1906)
–¿Sigue pensando que Peña sí cumple?
–El texto entrecomillado de aquella entrevista estaba apegado, pero los encabezados, como siempre, puro amarillismo –se defiende.
–Sin “amarillismo”, ¿usted se equivocó al decir en esa entrevista que en el Pacto por México con Peña “todo se ha cumplido a cabalidad”?
–Se cumplió en procesar 13 reformas y se falló en cumplir el todo adendum del pacto y el resto de los 95 acuerdos del pacto original.
–¿Sigue jugando golf con Peña?
–Nunca he jugado golf con Peña. ¡Nunca!
–Eso dice Javier Corral.
–Sí, está loco, está loco. Nunca me he parado en un campo de golf.
–¿Por qué lo dice entonces?
–Está jodido. Inventan cosas para tener carnitas para sus argumentos. ¡Pero no, son jaladas ésas!
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