La reorganización del Gobierno capitalino, las impugnaciones en la elección de delegados y las dificultades para una transición fluida en las demarcaciones, son síntomas de la complejidad del nuevo escenario político en el DF. La evolución política de esta entidad ha reflejado las dificultades de la inacabada transición a la democracia: ante los terremotos de 1985 la población demostró capacidad de respuesta y una conciencia que hacían intolerable la tutela federal. En los últimos 30 años se produjeron muchas reformas, aún incompletas, para permitir al DF tomar el lugar que le corresponde como cabeza económica y cultural de la nación.
La izquierda controló la capital desde 1997; hoy está dividida. Morena es una nueva fuerza que logró aquí sus más importantes triunfos, y se prepara para ganar el gobierno local y el nacional en 2018. Morena logró el triunfo en cinco delegaciones y, por lo menos en cuatro más, estuvo a punto de lograrlo. Existen evidencias de compra y coacción de voto por el PRD y el PRI, pero es difícil que el IEDF (con fuerte influencia perredista) revoque los
triunfosdel partido amarillo.
Las delegaciones en poder de Morena serán la plataforma para demostrar que el partido es distinto y mejor que sus competidores. Deberá demostrar la impecabilidad en la administración de los recursos y una austeridad que haga contraste con los despilfarros en el resto del DF y en el país. Tendrán que ampliarse los programas locales de desarrollo social. La inversión de una parte sustancial de las prerrogativas del partido en la educación pública puede dar una ventaja de imagen, pero no serán fáciles de administrar. Morena tendrá múltiples enemigos, no sólo el PRD, sino el PRI, el PAN, el gobierno federal, el oligopolio mediático, buena parte de la oligarquía y, quizás también, el Gobierno del DF. Deberá demostrar que en sus territorios mejora notablemente la seguridad pública. En la capital está creciendo la incidencia delictiva hasta llegar a la cifra de 15 mil al mes. Otro problema mayor es la corrupción y abusos de los desarrollos inmobiliarios que son patentes en Miguel Hidalgo y Benito Juárez, que controla el PAN; también en las delegaciones Cuauhtémoc, Azcapotzalco y Xochimilco, de Morena a partir de octubre.
La relación entre las delegaciones, los partidos y el gobierno del doctor Mancera estará sujeta a una presión constante. Hallar fórmulas de equilibrio es un trabajo de todos; si se debilita la gobernabilidad de la capital, el efecto directo sería hacer aún más difícil la elección simultánea a jefe de Gobierno, delegados, Congreso local, Congreso federal y Presidente de la República en 2018.
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