miércoles, 12 de agosto de 2015

El Bronco, el nuevo Vicente Fox…, pero “independiente”

El Bronco, el nuevo Vicente Fox…, pero “independiente”
Por: Jorge Gómez Naredo (@jgnaredo) y César Huerta (@zorrotapatio)
11 de agosto de 2015. Se llama Jaime Rodríguez Calderón, pero lo conocen como “El Bronco”. Es el gobernador electo de Nuevo León. Su victoria significó el rompimiento del bipartidismo en dicha entidad. Pero no solamente eso, ganó sin las siglas de partido político alguno, y es que fue candidato independiente (se entiende que lo “independiente” es respecto a un partido político, no a un grupo de poder).
Su estilo es el de un “bronco”. O al menos eso quiere hacer creer. A la gente (sus seguidores) le dice “raza”, y habla con un tono muy de gente, muy “echado pa’delante”, muy como encarando al futuro. Digamos que la intención de Jaime Rodríguez es parecer un tipo completamente transparente, que no tiene nada que ocultar, que le dice todo a su “raza” y no se queda con nada, sin “pelos en la lengua”, que le habla a todos por igual y no se vence ante un traje o un avión privado o empresario de esos que se creen dueños de casi todo.
El Bronco ha sabido usar las esperanzas y aspiraciones de la gente para beneficiarse políticamente de ello, y también los momentos tráficos de su vida. Repasemos su historia. Jaime Rodríguez militó en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) por 33 años. En realidad se separó de dicha organización política hace poquito (septiembre de 2014), cuando no le dieron la candidatura a la gubernatura de Nuevo León. Se fue por la vía “independiente”. Ante de eso Jaime Rodríguez fue diputado federal por el PRI, diputado local por el PRI y presidente del municipio de García por el PRI (esto último de 2009 a 2012).
Es decir, Jaime Rodríguez perteneció al PRI cuando Carlos Salinas de Gortari y los asesinatos a opositores y los fraudes y la corrupción, cuando Ernesto Zedillo y las matanzas y la crisis que se agravó y cuando el fraude a Pemex en tiempos de Francisco Labastida Ochoa como candidato presidencial. Perteneció al PRI cuando la campaña deEnrique Peña Nieto y cuando la compa masiva de votos. Nunca dijo, en ese tiempo tan pero tan amplio, que había que luchar por que los candidatos independientes fueran una realidad en el país. Tampoco levantó la voz para decir algo que fuera en contra del PRI.
El Bronco se hizo popular en Monterrey cuando ganó la presidencia municipal de García. Y es que su hijo fue encontrado muerto (un supuesto accidente) días antes de que él asumiera su cargo.
Jaime Rodríguez, de ser un líder campesino priísta ha pasado a ser el gobernador electo de Nuevo León. Supo manejar en los últimos años las nuevas tecnologías: es uno de los políticos más activos en Facebook y en Twitter, y siempre llama a la gente “raza”, y le dices que va a hacer esto, y que va a ir a esto, y que está pensando esto. Interacción constante, siempre tratando de parecer lo más popular posible, lo más “raza” creíble.
Pero, cosa extraña, los empresarios no lo miran como un “populista”, o como “un peligro para México”, o como “alguien que va a acabar todo”. No, a él lo tratan bien. Lo cuidan. Lo apapachan. Ha salido en revistas del corazón, y para esos empresarios que discriminan y que miran desde lo alto, el Bronco no es un campesino que desde abajo logró ascender en la escala política. No, para ellos, para esos empresarios, el Bronco es ya un “buen gobernante”, alguien que no romperá la estabilidad y que hará todo bien. ¿Extraño, no?
En su más reciente edición, la revista Forbes le dedicó su portada a Jaime Rodríguez y a su ahora mano derecha, el ex panista Fernando Elizondo Barragán. El mensaje fue muy claro: “Política y Negocios: sociedad perfecta”.
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Elizondo es un empresario y político que es bien visto por los dueños del capital de Nuevo León. Quiso ser gobernador por Movimiento Ciudadano, pero antes de las elecciones, declinó por El Bronco, y se estableció una sociedad que podríamos llamarRodríguez-Elizondo. Esto agradó al empresariado del norte: el Bronco, un expriísta muy cercano a los sectores campesinos de ese partido, no estaría solo, iría acompañado de un muy amigo de todos los que poseen el dinero en el norte del país. Hay que recordar que Elizondo fue un panista muy cercano a Vicente Fox, y cuando las elecciones de 2006, aquellas en que hubo un fraude electoral, él siempre apoyó el fraude, o a Calderón, que es lo mismo, y se benefició de ello: logró ser senador (del PAN).
Esta sociedad Bronco-Elizondo ha sido bien vista por el empresariado, pues miran que con un candidato populista y un estratega en eso de los negocios, se pueden hacer muy bien las cosas “por el bien primero de los neoleoneses y después país”. Tan la ven con buenos ojos que la misma revista Forbes lo decretó: “Un nuevo proyecto económico se cierne en el norte. Jaime Rodríguez, de la mano de Fernando Elizondo, gobernará la segunda economía del país. Los empresarios más poderosos mantendrán una estrecha relación”.
La semana pasada, el Bronco, que dice siempre en sus redes sociales todo lo que está haciendo, se le olvidó comentar que habló con Carlos Salinas de Gortari. Pequeño detalle. Alguien se enteró de ello y fue publicado en un diario. El Bronco salió, con su estilo bronco, a decir que no había sido una reunión formal, sino que solamente lo saludó porque casualmente Salinas estaba casualmente en el mismo lugar donde él estaba, y casualmente se toparon, y se saludaron casualmente. Es decir, un simple apretón de manos, un “hola, cómo estás”, un “que te vaya bien”, un “felicidades”, un “es un gusto”. No más.
[Estuve] una reunión con don Juan González, presidente del grupo GRUMA y BANORTE en su oficina, esta reunión se hizo a petición de él para ver la deuda del gobierno del estado con su banco, ahí saludamos a el ex presidente [Carlos Salinas de Gortari] que estaba ahí en otra reunión […], lo anterior lo aclaro por los asegunes.
Días después, Andrés Manuel López Obrador escribió en su cuenta de Facebook que el Bronco viajaba en avión privado de un contratista de Monterrey a Sudamérica. El Bronco respondió pronto.
Dijo que sí lo había hecho (se le había olvidado decirlo en sus redes sociales “eh, raza, voy en avión privado de un contratista a Sudamérica a una charla con jóvenes porque allá me quieren mucho”. Pequeño detalle), pero que se lo prestaron porque él era amigo del empresario, y porque ese empresario lo había ayudado mucho cuando buscaba a su hijo, y nada de nada de intercambio de favores en el presente o futuros intercambios de favores. Dijo que lo volvería a hacer, siempre y cuando viajar en aviones privados le ahorrara dinero al “pueblo”. Es decir, acuñó una nueva máxima, una novedosa lógica: siviajar en aviones privados de empresarios deseosos de ganar contratos ahorra recursos al erario público, entonces es bueno.
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Como respuesta a este comentario de López Obrador, Jaime Rodríguez le dijo que no eran “enemigos”, y que él apoyaría al tabasqueño siempre y cuando no usara para una posible candidatura a la presidencia en 2018 el dinero que se le otorgará a Morena (una parte de la cual, se ha establecido, será invertida en educación pública). Es decir, Jaime Rodríguez le pidió a López Obrador que se vaya por la vida independiente (y lo hizo él, el Bronco, que hace menos de un año era un alfil del PRI y que durante muchos años usó recursos públicos para todo).
El Bronco se asemeja a Vicente Fox. Es evidente el parecido. Un tipo echado pa’delante, que “no tiene pelos en la lengua”, que dice que él y la gente son la misma cosa, que menciona que va a mejorar al país (vía ahora Nuevo León) en un ratito, que promete que todo cambiará nada más llegar al poder. Sí, se asemeja a Vicente Fox porque está acompañado (y apoyado y sostenido) por un grupo empresarial que busca beneficiarse de los espacios políticos que vayan ganando sus apoyados. En 2000 Fox era la novedad: un nuevo partido que entra a la presidencia de la República, uno distinto al PRI, un hombre que venció al monstruo. Ahora es: un “independiente” que llega, que pueda cambiar a México, que puede vencer al monstruo. Fox y el Bronco son tan parecidos…
Se llama Jaime Rodríguez Calderón, pero lo conocen como “El Bronco”. Es el gobernador electo de Nuevo León, y quiere ser presidente de México. Ya tiene un grupo empresarial muy fuerte (el de Nuevo León) que lo apoya y que hará todo lo posible para que llegue a la grande, y ya ahí, ese grupo esperará los beneficios por tanto apoyo dado. Digamos que algo muy similar a lo que sucedió con Vicente Fox. Digamos que casi igual.

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