por Guillermo Alvarado
En vísperas de las elecciones parciales en México, los habitantes viven en un clima de máxima tensión, agudizado por el reciente anuncio de las autoridades de desplegar al ejército, la marina y la policía federal en los estados donde se prevén protestas de la población ante la inseguridad, la corrupción y la colusión de algunos candidatos con organizaciones criminales.
En Guerrero se aguarda una jornada caliente pues buena parte de sus habitantes se declararon contrarios a celebrar los comicios por considerar que NO existen garantías de seguridad ni de la honestidad de muchos de los aspirantes a cargos públicos.
Allí los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa secuestrados y desaparecidos por órdenes del exalcalde de Iguala declararon un “junio combativo” por el esclarecimiento del destino de sus hijos y se sumaron al llamado a boicotear la convocatoria a las urnas de este domingo.
Mientras, en el vecino Oaxaca, donde también existe un amplio movimiento contra las elecciones liderado por el sector magisterial, se desplegaron en las últimas horas más de 600 soldados, como avanzada de un grupo mayor, de unos siete mil efectivos y cuatro mil policías.
Entre los temores de los mexicanos figura que el crimen organizado, sobre todo las mafias del narcotráfico, intenten controlar numerosos gobiernos locales para mantener su poder en las regiones por donde circula la droga con destino a Estados Unidos, mayor mercado mundial de consumo.
Se trata de comicios importantes porque en ellos estarán en juego nueve gobernaciones, 500 diputados federales y más de MIL 200 cargos estatales y municipales en todo el territorio nacional.
Desde los primeros momentos el evento estuvo marcado por la extrema violencia, al grado de que fueron asesinados 16 candidatos y dirigentes políticos y más de 20 optaron por abandonar sus aspiraciones por las amenazas contra su vida, en tanto que en los lugares más delicados varios partidos no hicieron ninguna postulación.
Hay que señalar, sin embargo, que el enorme despliegue militar iniciado hace algunas horas NO tiene como objetivo prevenir las acciones de las diferentes mafias, sino frenar la protesta popular, encaminada sobre todo a hacer cortes de carreteras, ocupar edificios públicos o quemar propaganda electoral, como ocurrió en varias ocasiones a lo largo de esta semana.
El descontento popular está considerado como una advertencia al presidente Enrique Peña Nieto por los escasos resultados de su gestión, circunstancia agravada por varios casos de corrupción y la inseguridad en que viven muchas comunidades en el país.
El caso de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa fue sin duda alguna un duro revés para el mandatario, sobre todo por la manera en que se manejó la investigación y el rechazo a un veredicto oficial poco creíble.
En un clima de violencia y tensión, resulta impredecible lo que pueda ocurrir este domingo en unos comicios marcados, como nunca en la historia de ese país, por la incertidumbre.
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