Hay periodistas “decentes” o aún leíbles entre los colaboradores de El Universal, en los que vale la pena gastar un tiempo. Ejemplos: Katia D’artigues, que ha mejorado mucho su nivel, Alberto Barranco y Ricardo Raphael, entre pocos otros.
Sin embargo, participantes como Ricardo Alemán, Ciro Gómez Leyva y la propia opinión editorial del periódico, son una vergüenza (de Loret de Mola, ni hablar; ya di cuenta hace tiempo de cómo hasta el propio padre lo ha descalificado como periodista). Leerlos produce desasosiego, tristeza, significan el periodismo de un país fracasado. Los casos citados se ejercitan en lo que popularmente se conoce como el “chayote”, un término que me disgusta bastante; me parece grotesco por el contenido de su significado.
1. Gómez Leyva. Del periodismo crítico, al cómodo oficialismo. A Ciro le encanta echarse flores. Es casi el guía de la política nacional. Le gusta sentir que induce la agenda de la relación periodismo-política. Los tiempos de la crítica han quedado atrás. Es un hombre de éxito. El sistema lo acaricia. Él acaricia al sistema. Cuando recurre a algún dato crítico es para dar un llamado de atención o un consejo; un pequeño jalón de orejas. Últimamente se le ha echado encima a Carmen Aristegui, periodista crítica mal vista por el régimen, pues no cree que su problema con MVS trate de censura. Que no hay pruebas de ello (le parece poco que, casi como un fenómeno de causa-efecto, retiren a la periodista y colaboradores que han puesto en jaque al gobierno) como no las hubo en 2011, dice, a pesar de que en su propia cara, Joaquín Vargas le dijera entonces que el prianista Lozano había amenazado a la empresa: “El licenciado Javier Lozano inició manifestando que el señor presidente Felipe Calderón y su señora esposa, estaban enterados de que en ese preciso momento él se encontraba platicando conmigo. A lo largo de la plática, el licenciado Javier Lozano, mencionó textualmente que: ‘hemos encontrado que tu proyecto de la 2.5 GHz, tiene méritos propios, pero si recontratas a la periodista, a tu proyecto se lo lleva la chingada y te olvidas de este gobierno hasta su último día’”. El ex periodista crítico, hoy se ha vuelto acosador de Aristegui, incluso. Ahora, el cínico Gómez demanda la periodista ofrezca una “disculpa” al priista Gutiérrez, acusado de tráfico sexual y hallado “inocente” porque así lo establece una deficiente investigación de la procuraduría de justicia y el espaldarazo del PRI tras el reportaje dado a conocer por la hoy expulsada de MVS. Un personaje que ni sus propias correligionarias quieren tener cerca y a quienes tampoco Gómez, por supuesto, comprende. ¿Por qué son tan injustas con el “príncipe de la basura”? Todas a pedirle perdón.
2. Alemán. El odiador y sembrador de odio número uno en México (con destacado lugar entre los humanos odiadores en general). Salvo porque, según algunas notas, Alemán gana muy bien, ¡qué penosa y lamentable su labor de cómodo periodista oficialista! Golpeador profesional, casi oficial (uno de tantos) de López Obrador, a cuyas costillas ha escrito una de sus líneas biográficas de éxito. Le encanta acusar de odios cuando él mismo es un odiador maestro, acaso doctor del mal; de escaso su columna se ocupa de otra cosa sino de odio y veneno (de todas maneras, los conceptos de odio y odiador son una moda copiada por los periodistas mexicanos oficialistas a los gringos de gringolandia, “hate and haters”, donde el fenómeno es acentuado; ¡pero en México, qué más odio quieren que matar y desaparecer jóvenes! -odio sobre cual guarda silencio el viejo o acusa a los de su fobia de siempre y muy por el contrario, ya los odiadores vienen siendo para él los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y sus familiares; las víctimas, no los victimarios).Validador o valedor del sistema. Si hace una crítica al oficialismo, es para que no digan que no la hace, de todas maneras, todo dentro de la normalidad y los aspectos técnicos del sistema; todo correctito. Este odiador se ha encargado de odiar a Aristegui a raíz del asunto de censura MVS-Casa-Blanca. Como era de esperarse, para él todo ha sido un escándalo, una payasada, una jalada de los que él llama odiadores. Y así, primero acusa a Carmen de obradorista, después acusa a López Obrador de traicionar a Carmen. Se desboca y ya no halla ni por dónde disparar. Y en realidad, me parece que quienes usan estos conceptos mal copiados y los vierten en sus garabatos son quienes llevan la amargura y el odio en las entrañas y la sangre.
3. El Universal. Periodismo enmascarado o máscara de periodismo. Ejemplo de “Bajo reserva”: Se burla porque el periódico español El Mundo confundió o escribió incorrectamente “el nombre de pila” de Peña Nieto. Eso es todo, no le interesó investigar y analizar si la noticia sobre un supuesto jefe de campaña de Eduardo Peña, digo Enrique Peña, como traficante de cientos de miles de euros depositados en un banco español es falsa o verdadera, si esa noticia conduce o no a la acusación sobre el uso ilícito de recursos en la campaña denunciada de ello en 2012. No, se burla del “gazapo” del periódico y argumenta que con ese error se cae la nota y la credibilidad. A eso se reduce su periodismo. A comentar por aquí y por allá. Por estos días, como otro ejemplo, los opinadores felices están ponderando que Peña y Videgaray sortearán la crisis causada por Ayotzinapa (Tlatlaya, la crisis económica, el rumbo equivocado del país, etc., no existen) y “el conflicto de interés”, y así, el PRI junto con su amamantado El Verde, lograrán ganar las próximas elecciones. Que si hay corrupción o no, es lo de menos.
Estos tres casos son el ejemplo del triste periodismo exitoso de hoy. ¿Periodismo crítico? Eso es una vacilada, no existe.
El fenómeno del periodismo mexicano va en sentido contrario a la realidad, cuando más crítica se necesita, más se empeña en recular. ¡Cómo y cuánto hace falta Carmen Aristegui y su equipo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario