(26 de septiembre, 2014).- Hace dos días la agencia noticiosa MVT, ubicada en el Estado de México, recibió un sobre. Adentro, una memoria USB resguardaba 19 fotografías de la bodega de Tlatlaya donde murieron 22 jóvenes en un presunto enfrentamiento con elementos del Ejército.
En las imágenes se observa a 15 de los 22 muertos en el suelo, acompañados de sus armas. En entrevista con Radiofórmula, el director de la agencia, Mario Vázquez, explica que tras recibir la filtración se dieron a la tarea de comparar las fotografías recibidas con la imágenes que el día del incidente , 30 de junio, habían obtenido los propios colaboradores de la agencia tras el retiro de los cadáveres por personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM).
Para realizar un análisis más profesional, buscaron a un criminalista que pudiera analizar con mayor experiencia lo que se ofrecía en los archivos. Tras el estudio de las imágenes, José Luis Mejía Contreras, concluyó que “la escena fue totalmente manipulada, hubo cuerpos que fueron sembrados y se desaparecieron evidencias”.
El especialista explicó que las balas que utilizan los fusiles M-1 no podrían haber dejado un boquete en la pared tras atravesar un cuerpo, a menos que el disparo se hubiera realizado a menos de 30 centímetros de la víctima.
Además, por la distancia a la que supuestamente estaban los delincuentes de los militares según la versión oficial (20-30 metros), las balas debieron permanecer en los cuerpos de los fallecidos.
Mejía Contreras también hizo referencia a las heridas, pues ninguno presenta daños en la cabeza, todos registraron impactos de bala a la altura del pecho y el abdomen, a una altura de entre 1.20 y 1.40 metros.
Otro de los datos periciales más importantes, indica el criminalista, es que todas las víctimas tenían manchas de lodo en las rodillas, algunos también en el pecho. Sin embargo, el terreno donde aparecen acostados está totalmente seco.
‘‘A esas personas las sometieron, permanecieron más de media hora hincadas, algunas más pecho a tierra; luego quizá los pusieron de pie y entonces les dispararon a menos de 30 centímetros de distancia, lo que provocó que los cuerpos fueran atravesados y las ojivas impactaran contra las paredes, dejando un gran hueco’’, detalló Mejía Contreras a la agencia MVT.
Ocho de las 19 imágenes que conforman la colección enviada a MVT fueron publicadas hoy por el diario nacional La Jornada. También se reproduce el estudio realizado por Mejía Contreras, quien es contundente al especificar que nadie muere en un enfrentamiento con las piernas cruzadas, porque el cuerpo gira hacia el lado contrario del que recibió el impacto de bala. A esa dinámica de movimiento se le llama “trompo”.
En las fotografías no se observa un movimiento natural, “lo que evidencia que esas personas fueron sacrificadas en un sitio y luego arrastradas al lugar donde se montó la escena, y a todos los tiraron de espaldas para hacer creer que así cayeron, lo cual es imposible’’.
Finalmente, el especialista indica que no coinciden las armas con el tipo de cargadores, pues mientras los fusiles son negros, los cargadores son grises ‘‘y esos sólo los utilizan los militares’’.
*Por respeto a las víctimas, y como parte del código de ética de Revolución Trespuntocero, se tomó la decisión de no publicar las fotografías, pero pueden consultarse en el sitio oficial de laAgencia MVT.
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